Falsas glorias, patriotismos y mentiras.

por NICO RIETHMÜLLER, Lic. En Sociología, U. de Chile. MA en Resolución de Conflictos y Mediación, U. de Tel Aviv. Director El Diario Judío. Pahil Federación de Estudiantes Judíos.

 

Al abordaje muchachos resume todo el heroísmo y la valentía de nuestros héroes patrios en una batalla gloriosa que una vez más peleó nuestro justo y noble ejército. Cuántas estupideces encierra todo este imaginario colectivo para que los chilenos podamos cohesionarnos históricamente, al visualizar a nuestros enemigos externos, peruanos y bolivianos, como amenazas latentes para mantenernos unidos en una de las sociedades capitalistas más desiguales e infelices del mundo.

¿De qué sirven estas glorias? ¿qué tipo de memoria colectiva estamos construyendo? ¿Que somos invencibles y superiores? ¿qué tan ingenuos y manipulables podemos ser para no tener 100% claro que al otro lado de la frontera se relatan historias completamente diferentes, donde la valentía y nobleza del chileno se cambia por un ser mezquino, egoísta, avaro y opresor?

En Israel, otro país inserto en esta lógica, pasa algo similar. Cuántas veces hemos escuchado la misma idiotez con respecto a su ejército, igual que para el chileno: que nunca ha empezado una guerra, y que nunca además la ha perdido. Mentira. En la guerra del 56, la segunda que peleó Israel, el mito ya se nos va a la basura, lo que no quita que de igual manera se eduquen generaciones alrededor de ello. ¿Para qué? Igual que como en Chile, donde podemos mirar hacia abajo a nuestros vecinos, en Israel el mito fundante cumple la misma función.

Afortunadamente, frente a estos mitos patrióticos de exaltación nacional, existen otro tipo de mitos que no se basan en instituciones retrógradas y vergonzosas como el Ejército y sus conquistas expansionistas, sino que se basan en valores muchísimo más importantes como la hermandad entre los pueblos, el resguardo de la naturaleza, el desarrollo fraternal de la sociedad, y todas esas frases que en el paradigma del desarrollo y la competitividad se confunden con meros caprichos de izquierdosos que perdimos la guerra fría. Pues no, la guerra fría no la perdió el socialismo o comunismo internacional. La guerra fría la perdió toda la humanidad, su pasado y memoria, su presente oprimido y su futuro sin proyección. Cuando el Imperio capitalista se coronó en el mundo, el destino de la humanidad se confunde con lo más inútil y ficticio de todos los inventos: el dinero.

Cantamos himnos, izamos banderas, admiramos las marchas militares, y nos llenamos de todos esos símbolos sin sentido que se inventaron tristemente para que el hombre pudiera dominar a los demás pueblos. Pero, ¿para qué necesitamos banderas? ¿por qué son necesarias las fronteras? Miles de años en la Tierra y todavía no somos capaces de construir un proyecto común de humanidad verdaderamente altruista y con un claro sentido social.

Y en ese imaginario colectivo en el que vivimos en nuestros tristes países, nos enorgullecemos de los índices del aumento del PIB o el ingreso per cápita. Estamos felices porque ahora hay más riquezas en el país, y el ingreso per cápita sube, entonces nos sentimos en un país más justo y podemos consumir nuestras estupideces tranquilos. Pero si en un grupo de 5 personas, hay 5 panes, y solo 1 persona se los comió todos, el promedio sigue siendo 1 por persona. ¿Tan ciegos estamos, o simplemente no queremos ver?

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Un comentario

  1. Estimado
    Lamentablemente el sistema educativo Chileno dentro de todas sus falencias no ha sabido trasmitir cual fue la verdadera relevancia del 21 de mayo y se ha convertido en un carnaval de banderas como tu lo dices. Hasta el 21 de mayo de 1879 la guerra del pacifico, era un hecho que ocurria en el norte, muy lejos de Santiago, A nadie le importaba mucho y la guerra se estaba perdiendo. La gesta de Prat, muy bien aprovechada por el presidente Anibal Pinto y su sucesor don Domingo Santa María, logró unificar a los chilenos en una tarea comun, ganar la guerra en memoria de los heroes de la Esmeralda que pudiendo huir prefirieron cambatir y morir.
    Posteriormente, la historia y la sociedad se hicieron cargo, como pasa usualmente en Chile, de quedarse con las externalidades y la parafernalia y nos olvidamos de lo importante.
    Nuestro sistema educativo deberia rescatar la escencia del 21 de mayo, y enseñarle a nuestros niños los valores reales que de esa gesta se desprenden, la necesidad de tener un objetivo comun como sociedad, en ese momento ganar una guerra contra un pais enemigo (logica del siglo XIX), Hoy seria quizas la guerra que debemos ganar es contra un enemigo interior, la pobreza, la desigualdad. Esa es la reforma educacional que requiere Chile, pero para eso nos faltan heroes de verdad, y ya no los hay.

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