Amor, ¡SE VENDE!

por VANESSA HITES, Est. Derecho, U. de Chile. Directiva Federación de Estudiantes Judíos.

 

Erich Fromm, “El arte de amar”. El libro se basa en las necesidades del ser humano en torno al amor. Fromm nos menciona qué tan importante es el amor en la vida de cada ser humano diciendo que la mayoría de nuestras vivencias han sido amorosas.

Pero el amor se ha convertido últimamente en un bien de consumo, sumándose a los muchos otros productos que se rigen por el mercado de la oferta y demanda en este mundo absorbido por el capitalismo. Un bien de consumo se compra, se utiliza y se cambia. Cuando uno se aburre, está la satisfacción de siempre comprar cosas nuevas y cambiarlas.

El que lo vende, lo promueve. Las mujeres se visten bien, se maquillan y desean tener el cuerpo perfecto que las revistas y publicidades le venden. El hombre busca el éxito:  “ser tan poderoso y rico como lo permita el margen social”-Fromm (pg.14), intenta ser el “macho alfa”. Esfuerzo es lo que hacen los dos sexos para intentar dar la mejor primera impresión de sí mismo, entregar una “mezcla de popularidad y sex-appeal”, poniéndose un letrero invisible en la frente en el que sale: AMOR: ¡SE VENDE! y hacerse publicidad.

El problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, no en amar. El amor solo comienza a desarrollarse cuando amamos a quienes no necesitamos para nuestros fines personales.

La idea del amor como un bien de consumo se ve reflejado en los distintos tipos de amor que presenta Fromm. El amor fraternal es mencionado como una “relación entre iguales” usado para evitar la soledad. El amor materno es uno que no se compra ya que es incondicional pero aun así, es la satisfacción que siente la madre al sentirse necesitada por su hijo en esta relación asimétrica que lo hace ver como un bien de consumo. La mamá ama como ella se siente cuando es amada.  La madre obtiene la satisfacción de su hijo a cambio de su esfuerzo por mantenerlo y protegerlo del mundo exterior. El verdadero desafío de la madre está en tener “la voluntad de aceptar la separación, y aún después de eso seguir amando” (pg.75). El amor paterno por otro lado es uno condicional, el padre ama al hijo porque éste “llena sus aspiraciones, porque cumple con sus deberes, porque es como él” (pg.64) es por esto que el amor del padre se gana; él lo dispone a la venta y su compra requiere el condicionamiento conductual del hijo.

El amor erótico es el que tiene como esencia intrínseca la compra-venta. Es el “anhelo de fusión con una persona única” (pg. 75) En este tipo de amor, se escoge a la pareja, aquí es cuando uno lucha por lograr ser amado y hacerse propaganda. En el mundo paralelo del erotismo, surge la lucha de ambos sexos por querer ser los más rentables, presentando la constante competencia de quién consigue más demanda. La expresión máxima del amor es la unión física, y es por esto que las “experiencias de repentina intimidad son de poca duración” el desconocido se convierte en un conocido por un instante y cuando vuelve a ser el desconocido, surge la vergüenza y la “separatidad” que tratamos de resolver se vuelve aún más aguda. El amor erótico es el deseo de entrar en el alma de la otra persona y transformarse en uno y ser dos al mismo tiempo, si esto no es así surge la necesidad de recurrir a un nuevo producto de “la empresa del amor”.

Fromm hace referencia al amor como una empresa, una empresa que se “inicia con tremendas expectativas, y que, no obstante, es la que fracasa más a menudo” (pág.17). Uno compra un producto porque le gusta, para satisfacer ciertas necesidades y es por eso mismo que uno ama, para satisfacer ciertas necesidades.

El arte de amar intenta demostrar que yo amo porque me gusta como yo me siento cuando amo, y esto es una necesidad. “La necesidad más profunda del hombre es la de superar su “separatidad” y de abandonar la prisión de su soledad”.

En toda relación, así como en toda empresa, hay un factor decisivo antes de determinar su emprendimiento. El costo-beneficio. Al momento de tener una pareja enfrente, uno debe analizar qué beneficios y qué costes va a tener una relación y determinar después de ese análisis, el futuro emprendimiento o no de un nuevo romance. Al comienzo, todos experimentamos “la intensidad del apasionamiento, ese estar locos por el otro” (Pg. 17), pero mientras se adelanta la relación uno se fija en los defectos de la pareja, o la locura decae porque la emoción del juego de la conquista se terminó ya que cumpliste tu objetivo: comprarlo.

Sumándose a la idea del amor como una empresa, podemos ver como “todas las actividades están rutinizadas y prefabricadas”. A uno le enseñan desde chico como conseguir el amor: el hombre debe ser un galán, la mujer debe comportarse y ser una “señorita” , deben respetarse mutuamente, el hombre le abre la puerta, la mujer lo invita a pasar, apoyo mi cabeza en su pecho, el pasa su brazo por mi hombro, se ofrece a pagar la cuenta, yo le guiño el ojo y él me abraza: y así continúan infinitas reglas y manuales que te enseñan cómo conquistar a la mujer y cómo ganarse al hombre: cómo “comprar” el amor, ¿pero hay alguien que te enseñe como amar?

Sea cuantas sean las reglas y técnicas que uno se sepa de memoria, uno no puede aprender como amar. Como cualquier otro arte, se necesita práctica, aprender de los errores y saber que todo suma, por más mala o dolorosa que sea, siempre suma experiencia. El cómo se ama es algo que se aprende de por sí.

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