Harbin: arquitectura rusa y memorias judías entre la nieve china

por JOSE HES GRINSTEIN, Lic. Historia, U. de Chile.

 

Ciudad ubicada al nor-este de China es la capital de la provincia de Heilongjiang también conocida históricamente en castellano como Manchuria. Se encuentra a unos 1300km al norte de la capital Beijing, al este limita con el “lejano oriente” ruso y al oeste con las estepas mongolianas.

Este territorio ha sido durante siglos un tesoro para las potencias que la rodearon; formó parte del Imperio Japonés interesado en el acero y carbón; y de los rusos quienes buscaban acceder a Port Arthur (hoy Lüshun Port) ciudad costera que no se congelaba durante el invierno y que podía reemplazar a Vladivostok como acceso al Pacífico. Luego de la II Guerra Mundial, se consolida definitivamente como territorio chino.

Por Harbin pasa uno de los ramales del Transiberiano, que en estricto rigor se llama Trans-Manchuriano, por donde puedes entrar a territorio ruso y luego a Europa. También puedes conectar con el Trans-Mongoliano si te desvías hacia Ulan-Bator, o puedes tomar un tren por unas 8 horas a la frontera chino/rusa (Suifenhe) y luego un bus a Vladivostok, el famoso puerto ruso del Océano Pacífico a unos 8000km de Moscú.

Mientras escribo esta crónica, afuera los termómetros marcan -18° y son las 14:16. Harbin es conocida como “La Ciudad de Hielo”. Durante el invierno, la ciudad recibe a un numeroso grupo de turistas, especialmente chinos, rusos y coreanos, somos pocos los que no somos de aquellos lugares…

Desde Diciembre hasta marzo en Harbin se pueden apreciar distintos tipos de festivales, dentro de los que destacan el Festival de Esculturas de Nieve y el Festival de Hielo y Luces. Ambos impresionantes, donde puedes encontrar castillos hechos con bloques de hielo perforados con luces de neón adentro de más de 40m de alto, un mini Coliseo Romano, Iglesias de estilo ruso y otras esculturas de nieve de unos 30m de un Buda, Elefantes, etc. Pese a que China y Harbin no son caros, sí es importante destacar que todos los eventos a nivel mundial que acá se realizan cuestan más que el resto de las cosas (app. 50USD).

Para quienes deseen visitar estas magníficas obras, deben considerar que durante la noche –momento ideal para apreciar el hielo y las luces- el termómetro puede rozar los -30°, es decir una buena protección para el frio es fundamental y una alta dosis de Kcal. Con ropa bien abrigada, el frío solo se siente en la cara y si hay viento la sensación es similar a un pelotazo en la cara, pero constante.

“La Moscú del Este”. El centro de Harbin tiene una estética completamente rusa, la calle principal (Zhongyang Dajie) donde puedes caminar por adoquines de principios de siglo XX y la Catedral de Sta. Sofía son sitios formidables, llenos de comercio, desde antigüedades hasta todas las marcas más reconocidas a nivel mundial, puedes comer un típico plato de comida china, rusa o simplemente una hamburguesa de una cadena internacional con una M amarilla…

Caminando hasta el final de la calle, pero con mucho cuidado porque el cemento está congelado y resbalarse es prácticamente inevitable, te encuentras con el Stalin Park y el monumento en honor al pueblo chino, que está en la costanera del Río Songhua, que durante estos meses está completamente congelado y lleno de nieve en el cual se instala una especie de parque de diversiones donde puedes patinar en Hielo, arrendar unas sillas con unos Skies y te puedes impulsar con bastones, neumáticos para deslizarse por una rampla de nieve e incluso unos autos chocadores pero para hielo. Si cruzas el río caminando, llegas a la Isla del Sol, donde se realiza el Festival de Nieve, donde el frío te congela los pies.

Desde Harbin, si tomas rumbo norte, llegarás a Birobidzhán, capital del Oblast Judío de la Federación Rusa, proyecto alternativo al sionismo creado por Stalin para congregar a los judíos de la URSS en el territorio siberiano, por algunos judíos de la época fue llamada la “Jerusalem del Este”. Acá en Harbin, durante las primeras décadas del siglo XX, vivió una comunidad de unos 20.000 judíos, la más grande en la historia del Lejano Oriente. El Museo Judío de la ciudad es bastante interesante y ha sido refaccionado en los últimos años, ahí puedes encontrar los aportes que hicieron los judíos de la época a la ciudad en temas económicos, médicos, asistencia social, etc.

Muchos judíos fueron felices en esta ciudad donde nunca sufrieron ni un ataque ni persecución, como sí sucedía en la Europa Occidental y en la URSS. Siempre forjaron buenas relaciones con la población china y rusa. Aún se puede encontrar intacta la sinagoga, el centro de alimentación gratuita, colegios y hospitales judíos… pero actualmente no quedan judíos.

Hasta el día de hoy se les recuerda con gran aprecio, especialmente durante los meses lluviosos de verano cuando el río Songhua en vez de congelarse se desbordaba y arrasaba con toda la ciudad, entonces los jóvenes de Betar salían en ayuda de la población. Dentro de las personalidades reconocidas del judaísmo que tuvieron relación con esta ciudad, se encuentran Joseph Trumpledor que luego de ser liberado por los Japoneses en la guerra Ruso-Japonesa de 1905, se estableció por años en esta ciudad previo a migrar a Israel. También los padres del ex Primer Ministro Ehud Olmert se refugiaron en Harbin antes de Israel.

Actualmente, Harbin es una ciudad completamente china en una estructura rusa que recibe a muchos estudiantes de distintas partes del país y también de los dos vecinos cercanos (Mongolia y Rusia) ya que de Corea del Norte no pueden acceder hacia China fácilmente. No es raro ver de noche peleas entre mongoles contra rusos cerca de los bares, a las que se le agregan los chinos.

La experiencia de estar en este lugar es espectacular, el frío para alguien que solo ha vivido en climas templados es única, los choques culturales son extremos y el no poder comunicarse con la gente hace de esto una aventura sin igual.

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