El conocernos a nosotros mismos a través de conocer a los demás.

por IRIT ZAURITZ, Est. Fotografía, George Brown College. Toronto, Canadá.

Cada vez que uno viaja, cada aventura que uno vive y cada cosa que se experimenta, nos da una nueva perspectiva, nuevos conocimientos, y nos influye, de alguna u otra forma, haciéndonos ver el mundo con otros ojos, afectándonos en las decisiones que tomamos, eligiendo mi propio camino y definiendo mi identidad.

Nunca me he identificado mucho con Chile, siempre he criticado su sistema, la sociedad, la educación, el poco activismo, o incluso su transporte público. Siempre admiré otros países con mejor situación y otros sistemas de educación y salud, con comunidades más activas y preocupadas; un ideal de país que construí.  

La primera vez que dejé Chile fue con un programa de un año en Israel, una capacitación para ser mejor madrijá, (dirigente en mi tnuá, movimiento juvenil). Un año lleno de aprendizajes, experiencias y gente. Me ayudó a ser más tolerante y a aprender que cada uno es diferente y valioso por lo que es, que cada uno tiene algo positivo, que nada es perfecto y que todo es una oportunidad para crecer y mejorar.

Tuve un encuentro cercano con la sociedad israelí. A pesar de todas las críticas que uno escucha, son valientes, solidarios y perseverantes, frente a los chilenos que resultan más superficiales, egocéntricos, consumistas, sin ningún valor o respeto hacia los demás.  

Cuando volví a Chile, conocí un aspecto de la sociedad que nunca había visto, ya que, por primera vez entré a trabajar en un lugar fuera de la “burbuja”  de la comunidad judía, y me di cuenta que el chileno se esfuerza, es trabajador y no se queda en lo básico, sino que trata de ir más allá. Conocí mucha gente que a pesar de haber tenido hijos muy joven, o tener otras responsabilidades, igual luchaban por tener un trabajo, terminar su carrera, trabajando todo el día y estudiando toda la noche, aunque sea difícil, luchando por sus sueños, haciendo posible una vida y realización personal.

Por otro lado, en Chile abunda también la gente que se conforma con lo mínimo, si es que ya tenía un trabajo pretendía mantenerlo, sin estudiar de más, ni esforzarse más de la cuenta, porque como ya tenía el trabajo, ¿para qué estudiar más? ¿para qué esforzarse?.

Al año siguiente me fui a estudiar a Canadá, muy desarrollado, buena economía, muy tolerante. Todo era muy bonito al principio, pero de a poco me di cuenta que no era tan perfecto como yo creía. Sí hay discriminación por ser inmigrante, las oportunidades de trabajo no sobran, la gente si bien es amable y educada, a muchos no les interesa entenderte ni salir de su comodidad para ayudarte. Aprendí a valorar más el apoyo que siempre había tenido de mi familia y amigos, cuando uno está solo se da cuenta de la ayuda e influencia que nos brindan.

Luego de nueve meses de vivir en Canadá fui de visita a Chile y encontré todo muy diferente, mis críticas y mi visión acerca de Chile no encajaban con lo que veía. Supe apreciar más la sociedad en que siempre había vivido, en ver bondad y amor al prójimo, esfuerzo y solidaridad. Con todos los problemas recientes, existe una gran comunidad, una iniciativa y proactividad. Con todo lo sucedido con el terremoto y el rescate de los mineros, el resto del mundo escuchó de Chile, aprendiendo que los chilenos son mucho más que un país largo y angosto al fin del mundo.

Gracias a los tiempos en que he vivido fuera de mi país, ahora me siento orgullosa de haber nacido en Chile, y me doy cuenta que mucho de lo que soy lo aprendí de mi país, que si tengo ese espíritu luchador y perseverante, y trato de representarlo lo mejor posible en el extranjero, mostrando nuestros valores e identidad. Cada vez que conozco a alguien en el extranjero, siempre me dicen: “Chile! That’s so cool!”. Ahora me doy cuenta de que es cierto.

Otro aspecto que valoro más de Chile es el activismo en la comunidad. En Canadá, los movimientos juveniles judíos son cosa de una vez al año, para campamento de verano, entre uno y dos meses, sin actividades durante el año. Los niveles de contenido que tienen y la falta de identificación con Israel y el Judaísmo son muy decepcionantes. En Chile, la comunidad se muestra mucho más unida e identificada con Israel. En sus diversos ámbitos de educación no-formal, se entregan valores, contenidos y se forman personas como futuros líderes en sus futuros caminos universitarios.  

Si bien lo chileno hoy conlleva ser fuertes, proactivos, solidarios, trabajadores, esforzados, unidos y perseverantes, tenemos mucho que mejorar, pensar en esas cosas por las cuales trabajar, cuestionarnos, conocer y estudiar, y así hacer de nuestra crítica algo constructivo. Por nuestro mundo, todos somos responsables.

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3 comentarios

  1. Estimada Irit ,

    Bien interesante tu articulo que nos da un cuadro real de lo que es la impresion del
    mismo escenario despues de una pausa.

    Gracias al aprendizaje de como enfocar la camara para conseguir el mejor «clips» te
    ha ayudado exitosamente poder cada vez de nuevo en forma mas metodica y profunda
    analizar y apreciar en mejor forma con mayor claridad y satisfaccion el mismo cuadro.

    Te deseo mucho exito, si algun dia llegas por estos lados en el centro de Israel, Emek Hefer,
    te invito a visitar mi Kibutz Ein Hahoresh y este precioso Valle.

    Shana Tova, Shalom, Zeev

  2. Preciosa hija, me enorgullece mucho todo el camino que has recorrido…y lo mucho que has logrado!
    Recuerda que siempre tendrás mi apoyo para todo lo que emprendas, te quiero mucho.
    Lehitrahot.

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