Salud y Obesidad en América Latina: rol del Estado, los medios y la sociedad civil.

por GABRIEL SZYDLO SHEIN, Est. Medicina, U. de la Salle. Fundador y ex director del Congreso de La Idea – Mexico, DF. Ex Mazquir de Hashomer Hatzair Mexico.

Hasta hace algunas décadas, las bacterias eran el peor enemigo del hombre: una diarrea era mortal para un niño y una gripe fuerte podía ser la firma de muerte para un adulto mayor; pero con la llegada de los antibióticos y las campañas de gobierno por una mejor higiene,  nuestra suerte cambió: de estar a la merced de los microbios y que la salud fuera, en gran parte, un tema de suerte, pronto nos convertimos en dueños de nuestro bienestar. Esto implica encargarnos de nuestro cuidado, y según las experiencias actuales, al parecer es una responsabilidad demasiado grande para nosotros.

Hoy, las 3 primeras causas de muerte en América Latina son el infarto cardiaco, la Diabetes Mellitus y las enfermedades cerebro vasculares[1]. Todas estas están relacionadas con nuestro poco saludable estilo de vida: fumamos, tenemos malos hábitos alimenticios, no hacemos ejercicio y nuestros niveles de estrés en el día a día son tan altos que buscamos maneras muy nocivas para “relajarnos” y “divertirnos”.

¿Cómo llegamos a descuidarnos tanto? En los últimos 10 años los latinoamericanos nos hemos centrado en disfrutar la vida al máximo sin preocuparnos por las consecuencias de nuestros actos. En un abrir y cerrar de ojos,  nos han alcanzado el sobrepeso y la obesidad que crecieron 40% desde el 2001[2], este dato de la OMS significa que alrededor de la mitad de las personas que están leyendo este artículo, tienen sobrepeso o son obesos. De los 513 millones de habitantes de América Latina, 100 millones (casi el 20%) fumamos[3],  y del sedentarismo ¿qué se puede decir?, recientemente contraté un nuevo servicio de televisión que te deja pedir comida a domicilio desde el control remoto: cambiamos el ejercicio regular por uno que está basado en el movimiento de párpado y mandíbula, ¿acaso diez pasos al teléfono se han convertido en un esfuerzo sobrenatural?

En los últimos 3 o 4 años, nuestros gobernantes se dieron cuenta que este “pequeño problema de salud” se estaba pasando de calorías, pero cuando comenzaron a reaccionar ya no era cuestión de prevenir, sino de combatir. Hace poco, el Secretario General de Salud de México José Ángel Córdoba Villalobos declaró que “de no hacer un cambio drástico en la sociedad, en 10 años o menos, México tendrá que gastar cerca de 11.2 mil millones de dólares o más para hacer frente a este problema”[4] (es casi el presupuesto total de la Salud Pública de ese país). En Chile, El Ministerio de Salud publicó que casi el 90% de los chilenos no hacen ejercicio y la Organización Panamericana de Salud reveló que anualmente hay 600,000 muertes relacionadas al tabaco.

Fue así que los distintos gobiernos, avergonzados y criticados fuertemente tanto por los mismos ciudadanos fumadores, sedentarios, obesos e irresponsables como por aquellos que aún se cuidan, iniciaron todos juntos una fuerte ofensiva contra los factores de riesgo que causaban la mayoría de las muertes en nuestros países. Tal vez, esto se inició cuando los dirigentes nacionales encontraron que además de ser un problema de bienestar social, empezaba a influir drásticamente en las economías.

Leyes antitabaco. Productos saludables. Campañas de actividad física. Esas son algunas de las soluciones que ya se están llevando a cabo desde el nivel más básico: la educación.

Mientras tanto, los medios de comunicación se han encargado de darnos un doble discurso: por un lado, nos venden la idea de necesidad de salud, belleza y bienestar a través de productos milagro además de  programas con moraleja. Por el otro, nos bombardean con comerciales y anuncios de alimentos “novedosos y deliciosos” altamente nocivos para la salud.

En general, la mayoría de los gobiernos han encontrado una manera efectiva de reducir el consumo de tabaco; los impuestos altos y anuncios desalentadores en las cajetillas han demostrado generar algo de consciencia en los fumadores y posibles víctimas del vicio. Si las estadísticas nos indican que en las próximas décadas serán la obesidad y la diabetes las que nos maten, parece ser que, una vez más, nos estamos enfocando en atacar el problema actual y olvidando prevenir el del futuro. ¿Por qué no hacen lo mismo con la comida chatarra que con el tabaco? Una simple etiqueta de “alto en calorías” podría reducir la prevalencia de obesidad además de  ahorrarle al país algunos centavos en salud pública.

Para ser totalmente honesto, debo decir que no solo es problema de Latinoamérica, se sabe que Estados Unidos ha sido pionero en llevar al mundo a la obesidad y sedentarismo, y los europeos no se quedan muy atrás, pero hay ciertas diferencias de muchísimo peso:

  1. Mientras que Estados Unidos gastó el 7.8% del PIB (1.18 billones de dólares) en salud pública, en Perú solo gastaron el 2% del PIB[5] (3357 millones de dólares), es decir, que en Estados Unidos se gastó alrededor de 3870 dólares por habitante mientras que  Perú no gastó ni 120 dólares.
  2. Las leyes antitabaco y la inversión en programas de salud en Estados Unidos han logrado reducir la cantidad de fumadores adolescentes a 17%. En cambio, en Argentina 28% de los jóvenes fuman.[6]

El tema de salud no se puede combatir solamente con acciones del gobierno y los medios de comunicación, somos todos nosotros, incluyendo a los obesos,  fumadores y  sedentarios quienes debemos emprender actividades para corregir el problema; hagamos un esfuerzo para llevar un estilo de vida más sano, pensemos en nuestro futuro y dejemos de vivir el día a día sin preocuparnos por nuestra salud. Las políticas de gobierno, al estar en manos de enormes transnacionales que definen lo que es saludable y lo que debemos consumir, no son suficientes para formar nuestros hábitos y nuestra salud. Es rol del ciudadano definir nuestro propio estilo de vida responsable con nuestro cuerpo y con la sociedad.


[1] Organización Panamericana de Salud. Recuperado en Octubre de 2011, de Datos y Estadísticas: http://ais.paho.org/phip/viz/mort_propdeathsbybroadcategories.asp

[2] Fernando Lavalle. Congreso de edulcorantes no calóricos. Bogotá. 2010.

[3] Organización Panamericana de Salud. Recuperado en Octubre de 2011, de Datos y Estadísticas:

http://www.paho.org/Spanish/SHA/coredata/tabulator/newTabulator.htm

[4] Villalobos, J. Á. (26 de Julio de 2011). Conferencia de la Secretaría de Salud en el 32 º Congreso Nacional de Pediatría.

[5],6 Organización Panamericana de Salud. Recuperado en Octubre de 2011, de Datos y Estadísticas:

http://www.paho.org/Spanish/SHA/coredata/tabulator/newTabulator.htm

 

 

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