Cuerpo

El hombre, como toda una unidad biológica, tiene una extensión de vida determinada. Pero como el hombre es un ser social, y en el transcurso del tiempo es capaz de desarrollar lazos y relaciones profundas con los que lo rodean, ya sea en la sociedad más avanzada o en la aldea más tribal, cuando el cuerpo desiste, se inicia un rito cultural que expresa lo importante que es el tema de la muerte a lo largo de todo el mundo.

Pero la realización de este rito cultural, que muchas veces acompaña un proceso de despedida y ciclo, es impedido por la ausencia del cuerpo, siendo testimonio de los horrores más vergonzosos de las víctimas de la crueldad humana. Todas estas víctimas de guerras y genocidios, detenidos desaparecidos, torturas, bombas, atentados e invasiones militares expresan millones de personas llenas de dolor y sufrimiento.

Pero no se necesita matarnos para que nuestro cuerpo sea negado. Muchas personas viven todos los días en el otro lado de la sociedad, oprimidos y avergonzados. En el lado de los que la legalidad no ampara, de los que la moral condena, de los que el discurso no nombra, y de los que la gente no recuerda.

En nuestro cuerpo se ven todas nuestras dolencias, físicas y sicológicas. Muchas de ellas están reproduciéndose por el mismo sistema. Desórdenes alimenticios severos ocasionados por estándares de belleza ridículos, o por empresas que venden productos dañinos para nuestra salud pero cuyo poder escapa de la salud pública. Las víctimas de violaciones y abusos sexuales, de epidemias y de hambrunas.

El cuerpo es testimonio de todas las injusticias y desigualdades de la humanidad.

 

Nico Riethmüller

Director – El Diario Judío

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