Combatir el letargo individual para vivir el presente y formar una mayor conciencia social.

por JEREMY LEVY, Est. de Derecho, U. de Chile.

Desde la vía láctea, pasando por los trenes de ensamblaje de una fábrica automotriz en México, y llegando hasta un pequeño hormiguero en un perdido rincón de la selva ecuatoriana, todo en este mundo se organiza en distintos conjuntos que entrelazan diferentes elementos por medio de reglas, ideas y procedimientos que conducen a los que llamamos un sistema.

Usar el concepto de sistemas para conocer los fenómenos que nos rodean, aunque es un reduccionismo que limita el todo, nos ayuda a poder seccionar y comprender de mejor manera nuestro alrededor, siendo un método potente para la comprensión. Y así como todo en este mundo funciona fraccionado en pequeños o grandes sistemas que forman la realidad como conocemos, nuestra interioridad también funciona como un sistema que tiene distintas áreas que se relacionan entre sí a través de diferentes modos y que tienen un fino equilibrio entre todos sus componentes que le permiten mantener un estable funcionamiento.

Este sistema interior, como casi todas las cosas importantes y fundamentales, es ampliamente olvidado y dejado de lado por quienes deben dominarlo y perfeccionarlo. En este campo se juega la batalla de la excelencia personal, del florecimiento individual, en definitiva de lograr cambiar el ser para pasar a uno mejor, cuestión que según parece, poquísimas persona logran. De un modo más general, los ámbitos de acción de una persona se dividen en tres; el hombre con sus semejantes, el hombre con Dios (o para los no creyentes, el hombre con lo eterno, lo suprasensible, el mundo de las ideas) y el hombre consigo mismo. Ninguna de estas categorías puede avanzar sin las otras, como tampoco es probable que se pueda estar bien en una si se está mal en las otras.

En definitiva, estamos hablando de un sistema unitario, indivisible. En este mundo interno en el que cada uno de nosotros vive, la imaginación, la voluntad, la razón, las emociones y la memoria buscan su espacio a través de recuerdos, pensamientos, preocupaciones, sueños y deseos. En este entramado que somos cada uno de nosotros, creo que son dos las principales fallas que tenemos con respecto a nuestra interioridad, una que se deriva de la otra. La primera es el escasísimo tiempo que nos dedicamos, y no me refiero a darnos algún gusto (que es necesario) sino a dedicarnos tiempo para conocernos, conocer que estamos pensando, cuales son las raíces de esos pensamientos, meditar, evaluar si nuestro actuar se condice con lo que pensamos y con lo que sentimos, si acaso entendemos los periodos de depresión y euforia por los que pasamos y porque nos pasaron, aprender a identificar nuestras debilidades, nuestros miedos y nuestras inclinaciones más íntimas.

Curiosamente en el momento de la historia en que supuestamente mayor tecnología y comodidad tenemos para darnos el tiempo para todo esto, es el momento en que más lejos estamos de nuestro Yo. Y es que aunque suene obvio, toda la vida la pasamos junto a nosotros. Lo que sintamos, creamos, o pensemos es lo que vamos a percibir de la vida que nos tocó vivir. Si no supimos qué es lo que nos sucedía, si no identificamos qué es lo que pensábamos, o añorar lo que de verdad soñamos, perdimos buena parte de nuestro potencial. Nuestra mente no está en lo que estamos haciendo, se va generalmente a la nada y ponemos piloto automático a nuestro presente, y de pronto lamentamos no estar en ese momento.

Esta situación trae varias consecuencias. En primer lugar, perdemos buena parte de nuestro tiempo estando idos, sin vivir el aquí y el ahora. En segundo lugar, al no tener control sobre nuestra mente y emoción, es difícil que podamos perfeccionarnos. Si no sabemos bien y no estamos ahí para saber qué es lo que pasa por nuestra cabeza, no podemos siquiera determinar si ese pensamiento correcto o adecuado, si no sabemos qué es lo que hace detonar nuestra ira frente a cierta persona o situación, no podremos controlarla, si no identificamos el prejuicio que nos invade y nos soborna, no podremos tomar las decisiones correctas. Creo que el método para conocernos es la observación. Lograr una observación profunda sobre el ser consiste en separar y elevar parte de nuestra conciencia para que pueda observar el comportamiento, las reacciones y procesos que experimentamos, pudiendo así detectar como somos, como reaccionamos y cuáles son nuestras inclinaciones. El trabajo es arduo y requiere disciplina, pero definitivamente afinará y agudizará nuestro ser interno, dándole más paz, seguridad, sabiduría y armonía.

También existen consecuencias a nivel social. Lo que la sociedad es, en cierta medida es lo que los que conforman esa sociedad piensan y sienten, es lo que está dentro de los individuos que forman el estado mental de la sociedad toda. Si todos albergamos grandes sueños y metas, entonces la sociedad se convierte en una sociedad de soñadores. Si todos tenemos la amabilidad, la buena fe y la cortesía presente en cada gesto y acción, la sociedad se transforma en una más amable. No voy a negar otros factores de inevitable magnitud, como factores económicos, desastres naturales, la educación o los poderes fácticos, que inciden en el estado mental de la nación, pero la magnitud relativa de cada uno de ellos viene dada en cierta medida por el abandono del aporte que cada conciencia puede hacer a la conciencia de la sociedad.

La crítica es a salir del letargo en el que vive nuestra conciencia, a hacernos cargo de nuestro delicado sistema interno, de conocer las diferentes partes que lo configuran, como interactúan entre ellas, teniendo siempre en cuenta que ese universo único que somos cada uno de nosotros, ese jardín interminable que es nuestra interioridad, es de nuestra exclusiva responsabilidad conocerlo a fondo, y hacerlo un lugar maravilloso en el que -a modo de imperativo categórico- cualquier conciencia quisiera habitar.

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2 comentarios

  1. No puedo estar más de acuerdo contigo sobre este tema. Hoy en día es realmente necesaria una inspección interna que lleve a las personas a darse cuenta de lo que viven, porque lo viven y si pueden hacer algo para cambiarlo.
    Saludos amigo!

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