Con tan solo 10 años. Imaginación e Ingenuidad.

por YOEL GENI, Est. Ingeniería Civil, PU Católica de Chile.

Con solo 10 años, la frente en alto, respira profundo un aire lleno de esperanza en un mundo enorme para sus pequeños ojos.  Se levanta temprano al amanecer y con una sonrisa se dispone a pensar en qué lugar hermoso transformará a este mundo gris con su blanca imaginación.

Con solo 13 años, observa a su alrededor y descubre que este mundo se encuentra lleno de aventuras por vivir, lugares y personas por conocer.  Le prometen experiencias asombrosas y lugares desconocidos por la mente ingenua de un niño. Su imaginación ya no es tan nítida y prefiere refugiarse en la pálida realidad junto a esas sombras que dicen ser sus amigos.

Con solo 15 años, camina por las frías noches, los párpados le pesan, las manos le sudan, temblores por todo su cuerpo claman por ser calmados solo con una dosis más. Su corazón llora, su cuerpo sufre y su mente lo ignora. Su imaginación ya no fluye naturalmente por su cabeza, ahora la adquiere en un frasco por un par de monedas.  Sus manos ya calmadas tocan su bolsillos del pantalón y no encuentran nada, nuevamente esta noche su cuerpo será de otro, por un par de monedas.

Con solo 18 años, la cabeza cabizbaja, su piel débil como el papel y marcas en sus brazos rebelan su pasado. Sus años parecen décadas y sus pisadas eternas, sus ojos sin rumbo se detienen a recordar esos tiempos en los que el mundo lleno de vida se transformaba para él, ahora es él quien se transforma producto de este mundo sombrío que todo lo acapara. Con tan solo 18 años espera lo peor,  su corazón ruge por una última oportunidad.

Con tan solo 20 años, su llama se está apagando, un cuerpo sin vida deambula por las calles, con su mirada ida y su alma retraída se ha transformado en un pozo sin fondo. Ya no encuentra su imaginación ni en botellas ni en jeringas, ésta se fue junto a sus esperanzas y expectativas.  Una noche oscura lo llevan a un callejón, sombras marginadas le ofrecen una última dosis, su cuerpo tiembla sin control y sus ojos se cierran para no abrirse más, era la jeringa equivocada, con un último y profundo aliento su corazón cesa y su mente se calma. Con tan solo 20 años.

La sociedad cambia y muta todo el tiempo, estamos en una etapa en la que todo comienza a una edad más temprana. El mundo gira más rápido. La noche y el día casi no se distinguen. Es hora de parar, respirar y disfrutar de este lugar.  Si los niños pierden su imaginación, solo les queda su frágil ingenuidad incapaz de distinguir entre lo bueno y lo malo. Vivamos las etapas de la vida  y no dejemos que los niños dejen de soñar a tan temprana edad.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *