Identidad judía: a la sombra del conflicto palestino-israelí y mi relación con Israel.

por MAIA GUISKIN, Antropóloga, U. de Chile. Pehila Hashomer Hatzair Chile.

 

El tema de la identidad ha sido fuente de numerosos debates en el judaísmo. ¿Quién debe ser considerado judío? ¿Lo es quien ha nacido de vientre judío o simplemente quien se define a sí mismo como tal, haciendo caso de algún tipo de conexión histórica o incluso emocional? No es fácil responder estas preguntas porque la identidad judía no acepta una definición unívoca. Podemos entender a grandes rasgos que la identidad judía es un complejo que comprende una dimensión religiosa, una nacional y una cultural, al cual cada judío se acerca y se aleja de diversas formas, entrando también en juego variables históricas y contextuales.

Hoy en día, es difícil concebir la identidad judía sin considerar su referencia a Israel. La historia judía está marcada por siglos de exilio, persecuciones y contactos con otras culturas, siendo una característica principal su capacidad de adaptación y reinterpretación frente a distintos contextos. Con la creación del Estado de Israel en 1948, este adquiere un lugar central, ya no sólo por su significancia religiosa y espiritual, sino también como un hogar nacional y en gran medida como un refugio para los judíos luego de los horrores del Holocausto. Asimismo, Israel se presenta para muchos como una garantía para los judíos del mundo en caso de nuevos brotes de antisemitismo. No podemos entender la identidad judía contemporánea, tanto en Chile como en el resto del mundo, sin hacer referencia a la relación que los judíos mantienen con Israel. Si bien la mayoría de los judíos no vive en Israel, sí sostienen una cercanía afectiva con el país, así como un marcado interés por sus procesos políticos y sociales.

Parte central de lo que ha sido la historia de Israel se relaciona con el desarrollo del conflicto palestino-israelí, el cual tiene gran cobertura mediática a nivel mundial, lo cual repercute en la identificación de los judíos alrededor del mundo, ya sea reforzando o poniendo en cuestión su relación con Israel. Observamos que hoy en día el conflicto palestino-israelí pone en juego la identidad judía, tanto frente a los otros, la sociedad chilena en este caso, como frente al grupo de referencia, la propia comunidad judía local. A nivel de la sociedad chilena, muchas veces los judíos son increpados por el actuar de Israel, lo que se atribuye a que los medios de comunicación habrían difundido una imagen desfavorable a Israel. Frente a esto, muchos se asumen en tanto “embajadores de Israel”, lo cual acarrea también tensiones en la comunidad local, en donde pareciera haber una idea monolítica de defensa incondicional de Israel, lo que genera oposición en sectores dentro de la propia comunidad que plantean no sólo el derecho sino también el deber de criticar determinadas políticas que han tomado los gobierno israelíes en el último tiempo. A pesar de las diferencias de posturas queda claro que de una u otra forma el conflicto plantea un diálogo de la identidad judía con Israel.

Es claro que el nexo con Israel tiene un carácter ancestral, religioso e histórico, pero hoy en día donde se manifiesta con mayor énfasis es en la defensa de Israel en el contexto del conflicto israelí-palestino. Esto puede explicarse porque en los contextos de adversidad los grupos tienden a cohesionarse, lo que se observa en este intento de mostrar una postura de unidad en la defensa del Estado judío, cuando es criticado desde distintos flancos.

Frente a este panorama, surge el cuestionamiento sobre qué sucederá una vez alcanzada la anhelada paz con los palestinos ¿Seguirá siendo la defensa de Israel un elemento central de la identidad judía en la diáspora?¿La referencia a Israel de la identidad judía se asocia sólo al escenario adverso que plantea el conflicto o existen otros elementos?¿Es posible pensar en una identidad judía hoy en día sin referencia a Israel?

No tengo las respuestas a estas preguntas, sin embargo, me parece que la gran diversidad que siempre ha caracterizado al judaísmo aparece hoy como subordinada frente a la importancia de la relación con Israel y de su defensa hacia el resto del mundo, entendiéndola como misión de los judíos en la diáspora. Sin desmerecer a quienes se identifican con esta visión, me parece que la identidad judía tiene tantos otros elementos que se deberían fortalecer. Creo que más que buscar una identificación “a ciegas” con Israel, deberíamos comprender que la diversidad y las distintas formas de identificación que permite el judáismo, es una fuente de riqueza y no una amenaza, como se tiende a creer.

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