El hombre que aprendió a escuchar el color. Ampliando nuestros sentidos para ampliar el conocimiento.

por ANATH HOJMAN, Est. College, PU. Católica.

 

Neil Harbisson es un artista plástico irlandés que nació con acromatopsia, ceguera total del color. Sin embargo, esta condición no ha sido capaz de disminuir su habilidad para percibir su entorno, muy por el contrario, ha sido el elemento que le ha dado impulso para poder vivenciar la realidad a un nivel superior.

El 2004, a la edad de 21 años, co-creó junto a Adam Montandon el «eyeborg», un aparato capaz de captar la frecuencia de los colores y transmitirla mediante conducción ósea. Desde entonces, Harbisson ha dejado de preocuparse por ver el color para dedicarse al goce de escucharlo, cambiando por completo su manera de vivenciar y experimentar la realidad: «Puedo comer un concierto para piano de Rachmaninov como plato principal».

Sin duda es impactante la forma completamente rupturista que nos presenta de enfrentarse a la vida, donde la prioridades y nuestra visión de las cosas podrían tener motores muy distintos a los de hoy, teniendo repercusiones tanto en nuestra relación personal con el ambiente como con las personas que nos rodean: «También mi manera de percibir la belleza ha cambiado porque cuando miro a alguien oigo su cara, así que alguien podría parecer muy bello, pero sonar horriblemente.»

Lo aún más sorprendente es que la condición de «cyborg» (organismo cibernético) no es solo un capricho de quienes carecen de algún sentido, ni de excéntricos que pretenden vivir en una constante aliteración, sino que podría convertirse en toda una revolución en la cual los seres humanos tendremos la posibilidad de maximizar nuestras capacidades. “Nuestro conocimiento proviene de nuestros sentidos, por consiguiente, si ampliamos nuestros sentidos se ampliará nuestro conocimiento» y con él todo lo que nos rodea.

De la mano de esta idea, Harbisson creó en 2010 The Cyborg Foundation que se preocupa de la investigación, creación y promoción del uso de la tecnología para extender las capacidades del cuerpo humano. Su propuesta es “Dejemos de hacer tantas aplicaciones para nuestros teléfonos y comencemos a hacerlas en nuestros cuerpos”. Si bien esto puede sonar como una fantasía propia de la ciencia ficción, sigue la línea de evolución tecnológica y social que ha caracterizado a nuestro siglo, dando vuelcos inimaginables.

Más sobre este tema en: www.cyborgfoundation.com

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