Santiago Bizarro

por JOSEPH ABAUD, Arquitecto, PU. Católica.

 

Santiago es uno de los mutantes más extraños que existen en el mundo, es una ciudad que ha sido reemplazada parcial y casi totalmente producto de terremotos. Con un pasado fundacional que se creía colonial, recientemente se ha redescubierto que posee orígenes incaicos que fueron adaptados para dar cabida a un sistema basado en el castro romano.

Es extraño porque es una ciudad con un sin número de pequeñas transformaciones y experimentos, un pastiche, que obedece a lógicas importadas desde el exterior, probadas en condiciones locales, teniendo algunas más éxito que otras. Ejemplo de éstas son los masivos conjuntos de viviendas sociales modernistas que se generan en la periferia de nuestra ciudad, pensadas como una solución para la creciente masa de personas que emigraban a la ciudad pero que no poseían la infraestructura necesaria para poder desarrollarse integralmente, solucionando solo el problema de dormitorio.

Otro de estos casos podrían ser los de nuestra propia versión tipo las vegas, de a principio del siglo pasado en que se intervino quirúrgicamente la ciudad para generar “réplicas” a la usanza de ciudades europeas (Barrio Concha y Toro, Paris y Londres, etc) a escala humana.

Pero la pregunta es ¿qué se hace ahora? ¿en qué hemos transformado Santiago en los últimos años? ¿qué tipo de ciudad es? no es como ninguna. En la carrera inmobiliaria se ha tratado de construir cada pedazo edificable sacando mayor partido y eficiencia económica (las proyecciones vaticinan que en 5 años ya no habrán terrenos). El aglutinante de este antiguo collage han sido los muchos edificios, condominios y casas pensadas como productos, trabajados con modelos tipo, que han sido testeadas en el mercado. Todo esto para que la cosa salga rápido y se pueda recuperar la inversión lo más luego posible.

Para poder dar cabida a esto, los arquitectos pensantes e intelectuales de antaño han tenido que desaparecer, porque los que hacen ciudad hoy no son los arquitectos y urbanistas, sino los empresarios inmobiliarios.

Cada año, jóvenes profesionales son secretados de las 33 escuelas de arquitectura al mercado, sin certeza de cuál fue el criterio en que fueron formados, ya que no hay ninguna entidad que los califique para ejercer. Son estos profesionales los que diseñan el Santiago de hoy, sin poder real de acción, ya que han sido disminuidos de su antiguo papel donde muchas veces ceden a sus ideas por miedo a no perder el proyecto, ya que saben que habrá otro dispuesto a hacerlo a menor precio. Este es el actual panorama de la realidad de los arquitectos, donde se diseña, construye y educa, siguiendo las lógicas del sistema neoliberal.

El Santiago actual no se parece en nada a esas fotos en sepia de una ciudad limpia y descongestionada de aires europeos, sino por el contrario, es difícil encontrar algún lugar por donde no se desborde. Es una ciudad en crisis ya que las lógicas de mercado no son coherentes con las necesidades en que los temas importantes se dejan de lado para producir más edificaciones que son alimentadas por el alza de los precios de las viviendas.

Solo nos queda la esperanza de que la actual efervescencia logre generar los cambios necesarios para que esta ciudad impuesta y deshumanizada se transforme y mute una vez más.

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