Mediocridad política chilena.

por DANIEL HASSON, Egresado de Derecho, U. Adolfo Ibáñez.

 

Vivimos en un país de hospital en que cada enfermo quiere cambiar de cama sin saber que en realidad cada cama es igual a la otra, cada espacio es simplemente el lugar donde depositamos nuestras expectativas, unas nuestras y otras creadas por los demás sobre nosotros.

Cada uno realiza y crea cada instante, pero no hay duda que estas creaciones están llenas de vacío. ¿Cómo saber cuáles son las creaciones que están vacías? ¿cómo crear cosas que valgan? El tema es más sencillo de lo que creemos, solo debemos saber que vivimos en una sociedad de preocupaciones, muchas preocupaciones, no obstante, una inmensa cantidad de nosotros somos susceptibles de derrotar y desechar nuestros pensamientos con soluciones básicas y muy válidas.

Ambas reflexiones son un directo mensaje a nuestra política bipolar, a quienes nos lideran como país. Les pregunto sinceramente qué creen de las preocupaciones que valen, entiéndalas, manéjenlas y luego hagan algo con ellas, esa será entonces una creación que vale.

Revisando una columna anterior sobre este mismo tema, al momento de la Acusación Constitucional al ex Ministro de educación Harald Beyer, concuerdo con la mención que se hace sobre Nicolás Maquiavelo, quien desnudó para el pueblo la esencia de lo que hacen los que gobiernan. La política es “la lucha por el poder”; y se opone a todo lo que queremos como país.

En su obra más famosa, “El Príncipe” de 1532, describe el método por el cual un gobernante puede adquirir y mantener el poder político. Este estudio, que con frecuencia ha sido considerado una defensa del despotismo y la tiranía, está basado en la creencia de Maquiavelo que un gobernante no está atado por las normas éticas. Desde su punto de vista, el gobernante debería preocuparse solamente del poder y sólo debería rodearse de aquellos que le garantizarán el éxito en sus actuaciones políticas.

Como marcaba Maquiavelo, la política atraviesa todas las esferas de la sociedad. Entonces, si política hacemos todos y la política es la lucha por el poder, pues bien, las relaciones en la sociedad están constituidas por relaciones de poder. Es decir, un orden social es una determinada estructuración del poder en la sociedad.

Por lo tanto, debemos saber qué es lo que se necesita para establecer una democracia real en un país, el partido candidato no debe limitarse a luchar por ganar en las elecciones y controlar las instituciones políticas. Para construir una nación justa y libre se deben modificar las relaciones de poder en la sociedad. Para esto, se debe recoger la idea que en los seres humanos claramente existe diversidad, muy observable en aspectos tales como sus estilos de vida, sus pensamientos y criterios, sus formas de expresarse y modos de convivir, sus visiones políticas, económicas y sociales, sus creencias, valores, religiones y educación; pluralidad. Entonces,  son las personas muy distintas a la vez quienes eligen a sus mandatarios, por lo mismo la exclusión, se contrapone a todo principio de democracia.

Yo no soy de derecha ni de izquierda, mas estoy convencido que la democracia es el mejor camino. La reciente destitución al ex Ministro Harald Beyer, es una ofensa a quienes creemos en el grupo que toma decisiones. Darnos cuenta de la mediocridad política es decirnos que las preocupaciones, precedentemente mencionadas, no son tales, sino meros vacíos, son búsquedas de estar en otras camas de hospitales, sin entender que hay un hospital, nuestro país. Hay enfermos que están en posición de sanos y sanos en posición de enfermos, no podemos hacer magia para cambiar los roles, pero si votar y manifestar sobre qué es una preocupación real y qué es una burda manifestación de querer cambiar de cama.

Para concluir, el hombre es un ser inmerso en su historia, recuerda el pasado para esperar el futuro. Ortega y Gasset, define al hombre como heredero de un capital acumulado por sus antecesores y compuesto de aciertos y errores. En la medida que no se hable y trabaje sobre lo acaecido, la grieta seguirá por mucho tiempo. Esperemos todos que no sea irreparable.

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4 comentarios

  1. Tanto adorno para en el fondo expresar una sola idea: el autor esta en contra de la destitución de Beyer por «creer en el grupo que toma decisiones».

    Más que creer en dicho grupo, el autor parece ser parte del mismo, al hacerse parte de la campaña comunicacional del gobierno, que no trepida en desprestigiar a la política cuando ve amenazada su autoridad. Ninguna palabra para el diputado elegido vicepresidente de la Cámara, pese a haber defraudado a su municipalidad, ni al tema de fondo de la acusación, que es el descarado enriquecimiento a costa de las ilusiones de miles de familias que esperaban dar una buena educación a sus hijos.

  2. Error, usted ha entendido mal la columna, recomiendo volver a leer.
    El fondo de mi columna es entender que independiente los colores el valor de la democracia es intocable. No soy del grupo que usted cree entender, es más, voto concertación. Sin embargo, hay un punto que no se puede transgredir, el cual es, respetar la politica de nuestro país, le guste o no quién esté al mando, ya que reitero, no hay mayor concepto de justicia que la vida en democracia.
    Como señale anteriormente, le recomiendo volver a leer la columna, luego dejar un comentario.

  3. Daniel, recogí tu insistente invitación y volví a leer tu artículo. Tras una reflexión acerca del poder y la democracia, concluyes que la política chilena es mediocre porque no se respetó la autoridad del «grupo que toma decisiones».

    Más allá de tu voto, secreto por lo demás, como egresado de derecho concordarás con que la acusación constitucional es un mecanismo legal, por lo que de estar bien aplicada reflejaría la mediocridad del ministro y del grupo que decide, pero no necesariamente de quienes lo acusaron.

    Por lo mismo, y para dar mayor valor a tu columna, te invito a complementar tu columna, explicando cual es la real fuente de mediocridad que te motiva a escribir estas opiniones, y si es como supongo, que estás en desacuerdo con la acusación constitucional contra Beyer, cuáles son los vicios y argumentaciones en contra.

    Atte.

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