Adiós Mr. Golborne, una oveja en pelea de lobos.

por BENJAMIN FISCHER, Est. Ingeniería Civil, PU. Católica.

 

En tan solo 5 días, la política chilena nos mostró una vez más como es que de simples chispas nacen incendios. En un contexto político de elecciones que desde hace algunas semanas venía poniéndose cada vez más tenso, bastó con que se agite tan solo un poco el escenario para que todo se revuelva. Una montaña rusa electoral se vio desde el fallo de la Corte Suprema contra Cencosud, hasta la renuncia a la carrera presidencial del candidato de la UDI Laurence Golborne, seguida tan solo instantes después por el anuncio de Pablo Longueira como candidato del mismo partido.

Sin adentrarnos en el juicio ético-moral de las acciones de Golborne con respecto al caso Cencosud, hay que entrar a examinar realmente qué significa este cambio en el panorama de la Alianza. En primer lugar, destacar que la incorporación de Longueira pareciera dejarnos con una competencia mucho menos diferenciada por el oficialismo. La UDI ya no podrá jugárselas por una imagen de su candidato joven, innovador, tecnócrata e hijo de la meritocracia, si no que tendrá que resignarse a jugar la misma carta con la que juega Renovación Nacional, la del viejo lobo de la política, sólido en sus posturas, fuerte ante el debate y con la experiencia de haber vivido varios años ya inmerso en el clima político, sin considerar que Longueira es además la persona de derecha que genera más animosidad y antipatía.

Con respecto a la inmediatez de consecuencias con las que se vivirán estas presidenciales,  parece certero dictaminar que Longueira deberá actuar rápido y usar todas las herramientas que vea para captar gente, si quiere de verdad presentarse como la alternativa de la UDI ante Andrés Allamand, y no como una decisión apresurada y urgente de reemplazar a Golborne.

Ahora, si nos ponemos a pensar en el significado y trascendencia de los hechos ocurridos en estos últimos 5 días de desorden, en el paradigma político actual, llama muchísimo la atención la actitud del ex candidato en los momentos antes y durante su renuncia a la carrera presidencial. La frase que engloba esta actitud casi en su totalidad es cuando él señala expresamente que «No estamos disponibles para que este sea el clima en primarias», refiriéndose a su equipo. Todo aquel que sea considerado un político de calibre en Chile ha tenido que recibir duras críticas, cuestionamiento de sus métodos, acusaciones sobre sus actos y amenazas por los mismos, muchas de estas a raíz tan solo de la competitividad y ambición de sus adversarios. Lo que tuvo que vivir Golborne durante estos 5 días no es nada nuevo para quienes entienden que el código de la política actual se basa en este sistema.

A ojos de la política, Laurence Golborne, al renunciar a la Moneda como su meta, tan solo demostró no tener las agallas, el aguante ni la fuerza para afrontar las críticas, acusaciones y amenazas como para convertirse en Presidente, y es por eso que la política hoy en día nos desencanta. Golborne lo que hizo fue comprender que una situación en la que el escenario electoral de un país parece ser un circo de tensiones, malas vibras y politiquería, solamente digna de un reality show, no es la que debiese primar en Chile.

Todos conocen esto, se llenan la boca con denuncias al mal ambiente que se está viviendo entre partidos, pero fue Golborne quien decidió no colaborar con este. Allamand y Longueira tendrán una disputa clásica por la representación de la derecha, se emitirán los votos, saldrá electo un nuevo presidente, se armará un nuevo gobierno y una nueva oposición, y quizás ninguno de estos políticos clásicos habrá comprendido que la renuncia de Golborne refleja un llamado a hacer política en torno al fondo de las cosas y no con el afán inmaduro de desprestigiar al otro en pos de la búsqueda del poder en el corto plazo.

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4 comentarios

  1. Excelente columna, pero no se toca la tremenda falta etica que esta tras la renuncia del otrora candidato presidencial.
    Hay una crisis etico moral tremenda en este pais, pero eso no justifica que un candidato presidencial actue de modo no etico como empleado de un holding, o que evada impuestos. Cabe preguntarse si lo conocido no pueda ser solo la punta del iceberg en las conductas de Golbone.

  2. Estimado Benjamín, discrepo contigo cuando señalas que debido a la renuncia de Golborne a la carrera presidencial como candidato por la UDI, este demostró su peor cara. Su accionar de hacerse a un lado dista de ser un acto de cobardía, más bien, considero que el problema, que es político, está lejos de recaer en él. En todo caso ¿A qué colaboración te refieres que debía hacer Golborne? ¿Por qué el tendría que poner el pecho a las balas y no la UDI? Como no abordas la temática de Cencosud, tampoco lo haré, además que la mayoría de quienes están inmersos en la política tienen tejado de vidrio. El actuar de la UDI es lo que asombra, no haber nombrado a Longueira como su candidato en primera instancia, sino que lanzar a Golborne que como figura de la UDI no tiene nada. Además, apuesto que cuando ocurrió el caso de los 33 mineros, tú como la mayoría de las personas veían a Golborne como una figura política promisoria. He ahí el problema de la política que desencanta a la población, no recae en los candidatos, sino que más bien recae en los partidos políticos y sus inconsecuencias.

    1. Nicole, me parece una lástima no haber sido claro con mi postura. Te invito a leer los últimos dos párrafos de nuevo. Creo que la actitud de Golborne fue precisa en entender lo que tú dices. En decir «yo no tengo nada que ver con este ambiente y esta lógica de trabajo» y retirarse. Hasta el día de hoy se lo celebro. Creo que la política nos desencanta porque la gente precisamente no entendió esto y tildó a Golborne de cobarde. A eso me refiero con que fue una oveja en pelea de lobos.
      Saludos

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