Diálogo y consenso entre árabes y judíos desde la Diáspora.

por MAIA GUISKIN, Antropóloga, U. de Chile. Pehila Hashomer Hatzair Chile.

Hemos observado en los últimos años pocos avances en el proceso de paz palestino-israelí. Al respecto, solemos lamentarnos sobre la inacción de los dirigentes y mandatarios nos referimos a la poca voluntad política de las partes. Aunque está claro que esas son las esferas de acción más claras, en una línea más propositiva surge la idea de movilizar a las diásporas, tanto árabes como judías, en pos de la paz palestino-israelí.

Estas iniciativas locales deben comenzar por entablar el diálogo entre vecinos, que por décadas se han desarrollado en los países de Latinoamérica. En palabras de Edy Kaufman, uno de los principales impulsores de esta iniciativa, quien es académico en EE.UU e Israel, experto en mediación de conflictos y activista por la paz: “Tenemos la idea que las diásporas en lugar de ser parte del problema, ojalá puedan ser parte de la solución. En otras palabras, en lugar de importar el conflicto árabe-israelí a América Latina como ya está pasando, y pasó en Argentina con cosas muy tristes, ¿por qué no exportar para allá la buena experiencia de coexistencia que ha habido entre comunidades árabes y judías en América Latina?”.[1]

Tomando esta premisa, se ha impulsado en Latinoamérica la creación de grupos gérmenes, compuestos por 6 judíos, 6 palestinos y 6 miembros de la sociedad civil que no son ni árabes ni judíos, involucrados en los esfuerzos de paz. En Chile ya creamos el grupo, que toma el nombre común “Consenso chileno (o bien uruguayo, argentino, etc.) por la paz palestino-israelí”, del que tengo el orgullo de formar parte. En él, participamos personas de distintas edades, tendencias políticas y religiones, a las cuáles nos une un espíritu abierto al diálogo y el objetivo común de buscar caminos que conduzcan hacia la paz entre nuestros pueblos.

En lo personal, el ser parte de este grupo, ha sido una experiencia increíblemente enriquecedora; el poder mirar al otro a los ojos, romper prejuicios, conocer más sobre su historia y sus dinámicas actuales. Y también ha sido esperanzador; saber que no sólo hay odio entre las partes, y que coincidimos en los valores más fundamentales.

Si bien a primera vista la idea puede parecer sólo una demostración de buenas intenciones entre unas cuantas personas, la experiencia latinoamericana ha demostrado que estas iniciativas pueden tener real influencia política en el proceso de paz. Esto sobre todo a partir del involucramiento de las cancillerías de cada país. Un caso emblemático en este camino es Brasil, donde impulsado por el ministro de relaciones exteriores Antonio Patriota, se llevó a cabo el encuentro “Lado a lado” que convocó a líderes de las comunidades árabes y judías. También ha habido iniciativas a este nivel en Argentina y Uruguay. En Chile aún el proceso está en sus etapas iniciales, pero ya hay conversaciones con la cancillería, desde donde han mostrado interés en el proyecto.

La iniciativa pretende trabajar en distintas líneas de acción, algunas más particulares y otras a nivel general. A nivel interno del grupo se busca profundizar en el conocimiento personal y comunitario entre los miembros, creando lazos de confianza; así también se pretende organizar actividades abiertas tanto para miembros de las comunidades como para la sociedad chilena en su conjunto, así como trabajar en red con los otros grupos consenso a nivel latinoamericano. Ahora bien, hacia afuera se aspira a generar programas de educación para la paz en colegios de ambas comunidades, posicionar la temática a nivel académico y también influir a la larga en los gobiernos latinoamericanos para que pongan con mayor peso en sus agendas el proceso de paz en Medio Oriente, ejerciendo presión internacional hacia los gobernantes israelíes y palestinos.

Urge que las partes se sienten a negociar, y esa también debe ser una de nuestras exigencias, pero el conflicto no está ajeno a nosotros ni a nuestro campo de acción. Como judía chilena comprometida con la paz y con el derecho a la autodeterminación de los pueblos, incluido el judío y el palestino, no puedo quedarme ajena a esta situación, sentada esperando que un buen día llegue la paz. Tal como desde ciertos sectores comunitarios llaman a defender a Israel desde la diáspora y a ser “embajador” de sus políticas y posturas, podemos cuestionarnos sobre este otro llamado, a ser agentes de paz activos, a tender puentes de entendimiento y de reconocimiento con el otro. Del otro lado no hay sólo intransigencia como he escuchado varias veces en círculos comunitarios, sino que personas abiertas al diálogo y con un profundo sentido humano.

La cooperación árabe-judía es posible, la paz en Medio Oriente también y depende en gran medida de cada uno de nosotros.

Links de interés

http://www.prensajudia.com/shop/detallenot.asp?notid=29733

http://www.youtube.com/watch?v=yahdxRWdvJs

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6 comentarios

  1. Hola!
    Muchas veces tendemos a crear todo desde cero. En los 80 y 90 hubo iniciativas de diálogo, también en los «dos mil». Les recuerdo que el 2007 hubo una iniciativa de diálogo más menos similar a la que describen.
    El proyecto DIJO, tuvo también una publicación que se puede encontrar en el siguiente link y también Jorge Zeballos escribió el siguiente artículo:
    http://revistaoz.wordpress.com/2007/05/08/dialogo-intercultural-entre-jovenes-de-la-comunidad-arabe-y-judia-en-chile/
    Así mismo la iniciativa de Propazpi también sigue vigente.
    Saludos

  2. Gracias chicas!!, de todas maneras les cuento que las primeras sesiones del grupo las dedicamos a revisar todos los antecedentes previos de iniciativas de este tipo, para construir sobre lo ya trabajado y no desde cero, asimismo hay gente del proyecto DIJO que está participando con nosotros. Un abrazo!!

    1. Gracias por su respuesta, Maia. Pero hubiera sido mucho más didáctico e ilustrativo si hubieras incluído estos antecedentes en tu artículo, para que los que no saben lo que se ha hecho antes puedan tener la información completa.
      Saludos

    2. Gracias por tu respuesta, Maia. Pero hubiera sido mucho más didáctico e ilustrativo si hubieras incluído estos antecedentes en tu artículo, para que los que no saben lo que se ha hecho antes puedan tener la información completa.
      Saludos

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