¿Quién chucha es Flavio Josefo?

por MIJAEL STRAUSS, Est. Derecho, U. de Chile.

A quienes salimos de colegio hebreo, quienes estudiaron historia judía o quienes leyeron acerca de lo mismo, nos suena ese nombre. De hecho a mí, como estudiante de colegio hebreo, me saturó ese nombre y cada vez que me acuerdo de él, me dan unas ganas de dormir siesta que me son muy difíciles de contener.

Muchos escuchamos, a veces leímos y nunca reparamos en saber quién realmente es este tal Flavio Josefo.  Sólo sabemos que es el “titán” de la antigua historia judía.

Iosef Ben Matitiahu, más conocido por su nombre artístico Flavio Josefo- fue un judío fariseo, descendiente de una familia de sacerdotes y que tuvo activa participación en la rebelión del pueblo judío contra el Imperio Romano. En dicha rebelión, fue aprisionado y llevado a vivir a Roma, donde poco a poco se fue ganando el favor de la familia imperial de los Flavia (sí, de ahí su nombre), llegando finalmente a escribir sus 2 grandes obras: Las Guerras Judías y las Antigüedades Judías.

Flavio Josefo nació y vivió en el siglo I e.c y su nombre fue cambiado al de Flavio José una vez que el emperador Vespaciano le otorgó la ciudadanía romana. Posteriormente, el nombre de Flavio José cambiaría nuevamente al de Flavio Josefo para evitar confusiones entre su nombre y el de los santos de la Iglesia Católica llamados José.

Si bien la figura de Flavio Josefo genera siempre una suerte de recelo dada su asimilación a la tradición romana, dejando de lado su vida judía y estudiándola desde una perspectiva más abstracta y externa, es innegable su activismo “comunitario”, actuando como lobbysta en la liberación -que nunca se llevó a cabo y por la cual fue encarcelado- de un contingente de miembros de la comunidad judía que fueron apresados en alguna de las revueltas rebeldes contra Roma.

En el marco de las revueltas judías, Josefo fue designado por el Sanedrin para ejercer la función de comandante en jefe de Galilea, cargo en el que estuvo aproximadamente 6 semanas antes de que fuera capturado y hecho esclavo por los romanos.

Una vez muerto el emperador que lo capturó (Vespaciano), su hijo Tito asumió el poder de Roma y designó a Josefo como testigo y cronista de la invasión de éste a los territorios del reino de Judea, aprovechando también sus orígenes para hacer las veces de mediador entre romanos y judíos.

Progresivamente, Flavio Josefo fue adecuándose al modo de vida romano y dejó de lado su judaísmo, asimilándose a la cultura romana y viviendo como tal. Por ello, sus escrituras, aunque antiguas, poseen tanto valor; porque son capaces de mostrarnos la crónica histórica judía desde una óptica dualista: por un lado, tenemos el escritor romano de origen judío que actúa como observador, y por otro lado, tenemos al cronista judío que peleó y fue capturado en medio de las revueltas judías contra los romanos.

¿Es posible separar esta dualidad del autor?  ¿Pierde mérito la crónica de Flavio Josefo por la condición del autor? ¿O de hecho esa misma condición hace que la crónica gane riqueza?

Me parece que es hora de comenzar a utilizar la mente y tener una postura más crítica respecto de la historia judía que aceptamos durante la época escolar como dogmas religiosos.

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3 comentarios

  1. en principio, creo que puede ser un testigo privilegiado, al conocer «las dos caras de la moneda»… en el entendido que su intención fuera ser «verdadero» y no «vender una pomada» (lo que, en todo caso, en parte, no es voluntario). En cualquier caso, no hay muchos testigos de esa época, ¿o sí? Saludos

  2. Estoy de acuerdo Andrés; para mi creo que resulta ser positivo…y aunque debe haber parcialidad en sus testimonios, al ser una de las (muy) pocas fuentes de la época, su testimonio tiene gran valor.

  3. estimados, Flavio Josego fue mas que un opinologo, como dice Mija acompaño a Vespasiano y a Tito en su campañas. Su vida es extremadamente compleja, descendiente de una casta sacerdotal y uno de los comandantes de la rebelión llega a ser testigo como parte del contingente romano de la destrucción de Jerusalem. Sugiero consigan (en alguna libreria de viejo) el libro de Lion Feutshwanger, es apasionante

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