Si votar cambiara algo, estaría prohibido.

por NATALIA DUEÑAS, Est. Periodismo, U. de Chile.

 

No falta nada para las primarias, y no solo lo sabemos por el calendario sino porque nuestras calles se tiñen de fotos de Longueira o de la sonrisa perturbadora de Allamand. Las radios están llenas de comerciales sin sentido de Bachelet y la televisión abunda en programación seria, con frases calculadas políticamente y debates programados.

Desde chicos nos enseñan que nuestro deber cívico es votar y manifestar nuestra opinión, pues es el único momento que nuestra individualidad es tomada en cuenta por este sistema. Las elecciones presidenciales por sobre todo, son el momento de hacer valer nuestra ciudadanía y elegir democráticamente a nuestro futuro líder. Pero, ¿qué sucede en el caso de que ninguno de los postulantes sea lo mejor para el país?

No cabe duda que en los últimos años ha ocurrido un despertar social,  no solo estudiantil, sino a un nivel mucho más macro. La gente se atreve a protestar y exigir sus demandas. Nos encontramos frente a una ciudadanía más empoderada, que si tiene que cortar una calle lo va a hacer para que allá, en el Olimpo de los gobernadores, escuchen sus peticiones.

Este poder del pueblo podría llevarnos a suponer que aumentaría el porcentaje de la gente que vota, pero las elecciones municipales pasadas demostraron lo contrario. ¿Por qué ese suceso? Aún es muy temprano para sacar conclusiones categóricas, pero podemos suponer que es por la falta representatividad que hay en los políticos.

Los que hoy compiten para ser el futuro presidente de Chile en su mayoría se repiten el plato, pues ya han estado en esa situación o han sido ministros y, por lo tanto, tuvieron en sus manos la posibilidad de cambiar algo. Por eso no le creo a ninguno de ellos y para ejercer nuestra ciudadanía ya no es clave votar, sino manifestar un cambio de mentalidad.

Es preciso demostrar o dar a conocer que no nos quedaremos callados mientras unos poderosos toman las decisiones por nosotros, entre los mismos de siempre se reparten la plata del país y sus territorios. Para eso no debemos votar, pues caemos en el mismo juego del sistema, y en estos momentos debemos romperlos.

No hago un llamado a no votar, el que quiera, puede hacerlo, eso es evidente. Mi llamado es a no quedarse en eso, a no pensar que votar cambiará las cosas, pues como dice el dicho “si votar cambiara algo, estaría prohibido”.

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3 comentarios

  1. efectivamente lo que dice Natalia es correcto, analizando la historia de Chile (y que se repite en otros paises también), los grandes cambios institucionales han sido el resultado de la intervención de las FFAA. Por lo tanto le sugiero que comience desde ya a organizar marchas e incluso una que otra toma en algún cuartel (de hecho esto es lo que hacen mas elegantemente los que están detras de sus intervenciones). Tiene toda la razón en cuanto a que como costo-beneficio es mejor que votar.

    Respecto a la efectividad de las intervenciones de los «movimientos sociales» le recomiendo revisar lo que ha resultado de la «primavera arabe». También le sugiero revisar a uno de los maestros de la organización política, me refiero a Lenin, y así entender un poco mas de como se genera y administra el poder, la relación entre las vangiardias organizadas y los giles, persón: las masas.

    Pasando al medio local, no le vendría mal imponerse la lectura obligatoria todos los DOomingo, de Carlos Peña, en especial lo que tiene que ver con su análisis acerca de la «cultura» (en el sentido de Gramsci).

    En fin, espero de todo corazón que como periodista se dedique a farándula, deporte o espectaculos; como periodista política deberia quedar excluida de los medios…, esto por el bien de todos nosotros…

  2. Querido Luis, tiene razón en que mi análisis es mas bien simple, superficial y no cuenta con la bibliografía suficiente como para sustentar una cosa así, que dejeme decirle, en una plana se hace bastante difícil. Decidí en el poco espacio que tenía hacer una introducción, con opinión mía- que me compuesto luego de leer a los autores que usted me cita, y más- por lo tanto, entiendo que le pueda parecer «a la virulí» como se dice…

    Por otro lado me parece que es bastante irrespetuoso conmigo, solo por no estar de acuerdo.. el hecho que usted no piense lo mismo, o crea que mi ensayo es una mierda, no le da el derecho para subirme el tonito y tratarme así.

    Eso es todo lo que le diré pues no se merece más explicación que esta, pero francamente creo que personas como usted deberían estar excluidas de la sociedad, esto por el bien de todos nosotros.

  3. Naty con saludarte quería felicitarte por lo único que estoy de acuerdo en tu columna «nuestras calles se tiñen de fotos de Longueira o de la sonrisa perturbadora de Allamand. Las radios están llenas de comerciales sin sentido de Bachelet», respecto del segundo punto que quiero tocar es en alusión al segundo párrafo. «El despertar social» al que tu le rindes tantos tributos, siempre ha existido, mi papá estudio en la U. de Chile, tiene 84 años y de lo que recuerda con alegría son las marchas y protestas, el despertar social y marchas de la que te refieres hoy en día se traducen a: peticiones incongruentes con respecto a los actores de las marchas y segundo a un empoderamiento desgastado en el concepto, que sólo se entiende rompiendo el orden social y moral. Un tipo tirándole un huevo a un candidato, un tipo escupiendo a una ex presidenta, un diputado tratando de idiota al Presidente, un alumnado que dice «vamos a marchar igual, cualquier desmán o «cagá» que quede va a ser culpa del intendente» eso es un despertar destructivo que nuestro País no necesita.
    Respecto a tu idea central, la política como medio de gestionar socialmente los conflictos y problemas es el único medio sano que ha desarrollado la humanidad durante siglos encausándola felizmente en la democracia aunque, como decía Winston Churchill, «La Democracia es la peor forma de gobierno excepto de esas han sido probadas de vez en cuando.»
    Con: «Aún es muy temprano para sacar conclusiones categóricas, pero podemos suponer que es por la falta representatividad que hay en los políticos». Claramente no hay representatividad en los políticos, y no seria para nada una idea apresurada, ya no existen líderes políticos, sólo buzones de planificación, la gente se siente mas identificada con delfin hasta el fin que con cualquier político, y ni siquiera es necesario poblarlo.
    Con respecto tu quinto párrafo, lamentablemente todos roban, desde el municipio hasta la Moneda y en cualquier partido que este de turno, lo que cambia es quien administra mejor y mas eficientemente los recursos, es la triste realidad de la democracia, pero eso prefiero antes de una dictadura, y mucho antes que una dictadura popular.
    La única manera de darle vida y dinamismo a la democracia como institución premier de la igualdad, libertad y fraternidad como ideales básicos que nos llevaron a la misma, es ejercitándola con el voto. Como tu misma dices en dos partes diferentes, «para ejercer nuestra ciudadanía ya no es clave votar, sino manifestar un cambio de mentalidad», como el ejercicio del sufragio por la juventud es la menos evaluada y valorada por el hecho de que no votan, el cambio de mentalidad debe surgir del mismo déficit, los capacitados para arreglar los modelos e instituciones no son el que más grita, más marcha, más destroza, sino que de los personeros debidamente elegidos, y si no los elegimos porque «nos da lata» eso supone una falta de interés, cuando no hay interés, no acción y posteriormente ningún cambio.
    Como la idea que tenía el historiador del siglo pasado Alberto Edwards para el centenario de nuestro País, cuando no hay participación pública por la comodidad, o desinterés (haciendo alusión al relajo moral que se tuvo después de la guerra del pacifico y la plata en auge del salitre, comparable con hoy con el cobre como firme sustento de la economía y la poca acción ciudadana por el «que importa quien salga yo tengo que seguir trabajando/estudiando igual) hay lo que se llama una república en «forma», lo que se entiende de la frase es que los políticos no harán cambios de fondo, sino que sólo se quedan en la forma, y los requisitos de procedimiento para efectuar cambios no son las marchas y el desgaste de las instituciones, sino que el voto… lo único que nos falta es una marcha contra las marchas..

    La clave para desarticular la monotonía es darle poder a nuevos personajes, para que los «de siempre» se asusten un poco y como dicen las abuelitas «tomen caldo de cabeza» sería votando por un independiente como Parisi, Marcel no se cuanto.. (no me gusta ninguno, por mi que hubiese salido de candidata Mattei), pero dentro de lo que constitucionalmente los mismos ciudadanos han establecido, votar es la manera.. sino solo hace falta ver con la detalle la hipocresía de los líderes estudiantiles que hoy se candidatean a puestos públicos.. les guste o no, no hay manera (mejor). Y la forma sana de cambio de mentalidad es ir por la acción a un cambio, y no por la idea a un cambio, la diferencia es que los primeros son los lideres, los segundos los filósofos, y los filósofos frustrados son todos los flaites que andan rompiendo semáforos, rallando autos, quemando neumáticos etc etc..
    Obvio que nadie tiene la verdad absoluta, solo tenemos un fragmento y cada fragmento crea la realidad que conocemos, y la gracia es ser portador de un fragmento que genere algo nuevo y aporte, no un fragmento que termine » en cana»..
    Saludos.

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