Política sin ideas, ciudadanía y represión

por SOFIA SACKS, Est. Ciencia Política, PU. Católica.

 

Hace un año, volví de un intercambio académico en Holanda. Vivía en una residencia universitaria, donde compartía pieza con una chiquilla de Turquía, cuya familia era originalmente de Izmir, pero actualmente vivía en Estambul. También estudiante de ciencia política, me contó que gran parte de su familia había tenido que asilarse en Alemania – por razones políticas, y económicas como muchos de los turcos –, pues el gobierno de Tayyip Erdogan perseguía políticamente a muchos de los detractores, entre los que se encontraban ellos. Erdogan pertenece al partido  Adalet ve Kalkınma, “Justicia y Desarrollo”, un partido de derecha, que busca reincorporar la herencia musulmana a la sociedad turca, secular desde la fundación de la república moderna.

Una serie de protestas se están llevando a cabo hace semanas en Estambul. Todo empezó por el anuncio de la demolición del Parque Gezı, una plaza que sería arrancada para construir un mall. Estambul es una de las ciudades con menos áreas verdes en el mundo, por lo que la iniciativa, anunciada además para ser llevada a cabo al día siguiente y en concordancia con muchas anteriores, no fue bien recibida. La gente fue con frazadas, con sus niños, a hacer suyo el parque. El gobierno respondió con policías, gas pimienta y lanza aguas.

Con el pasar de los días, se cerró el transporte público que llevaba al parque, la policía quemó las carpas de los ocupantes y la prensa se dedicó a mostrar “Miss Turquía”. Sin embargo, empezaron protestas en Izmir, Ankara y ciudades europeas con grandes poblaciones turcas. La represión siguió subiendo; en vez de policías, aparecieron las fuerzas especiales, pues la policía se sublevó. La prensa sigue controlada, y hace tres días, otra alumna de intercambio fue detenida por twittear mensajes que “agitan a la población”. Sin embargo, la gente sigue en la plaza. Más protestas surgen desde todos los sectores sociales: se sumaron los trabajadores, los abogados, los estudiantes, aunque haya más de 1000 detenidos. Desde el lado asiático de Estambul, la gente caminó por el puente del Bósforo para llegar al Parque Gezi. Se cree que más de 500.000 personas, a lo largo del país, se manifiestan cada día por los sucesos empezados en Estambul por la demolición de un parque.

Giandomenico Majone, en un texto sobre la argumentación en política, se refiere sobre la importancia de la institucionalización de las arenas de discusión política. Para el autor, cuando las arenas no están institucionalizadas, la discusión termina en violencia.

Ahora, pensemos en Chile: ¿Hay discusión pública? ¿hay debate de ideas entre los parlamentarios, o el ejecutivo? Hoy la elección entre una política u otra, se hace en términos de la “superioridad técnica”: eficiencia y utilidad son las grandes palabras del discurso público, pero no hablamos de ideas. Claro está que ambas palabras son el reflejo de una idea en particular, incontestada y que utiliza a la técnica como un argumento irrechazable: “es objetivamente mejor”. Entonces, si nuevas ideas no vienen desde el mundo político, es innegable que vienen desde los ciudadanos, plasmadas en los grandes movimientos que hemos visto desde el año 2011. Sin embargo, tampoco hay ninguna forma de expresar estas ideas de forma institucional, pues la discusión no solo no existe entre los que pueden, sino que no puede abrirse para nadie más: no hay ningún mecanismo de incorporación de la ciudadanía a la toma de decisiones, y ni siquiera eso, al debate más puro de las ideas. Así, las formas de expresión ciudadana terminan transformadas en escupirle a Bachelet, o tirarle huevos a Longueira.

A nuestros parlamentarios les faltan ideas, está claro. Pero más aún, estas ideas viven en la sociedad civil, y no son capaces de entrar a la arena política. Turquía es un buen ejemplo de cómo una acción nimia es capaz de despertar la furia de la ciudadanía, cuando no hay espacios para que las ideas que provienen de ésta tengan una entrada al sistema institucional.

¿A quién le va a importar una plaza? Aquí está la respuesta.

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