El padre Hurtado judío

por NOAM TITELMAN, Est. Letras Hispánicas e Ingeniería Comercial, PU. Católica. Presidente FEUC 2012.

 

Este es un año especial. No solo porque nuestro país se encuentra nuevamente ad-portas de elegir sus autoridades por los próximos 4 años. Algo más pareciera estar sucediendo. El formato de las elecciones tiene esa propiedad maravillosa y terrible de convertirnos a todos en reyes por un día, un solo día.

Sin embargo, al menos en el último, han sido pocas las elecciones en las que se perciba en el aire tanto olor a cambio, uno que no proviene de las estructuras políticas tradicionales, sino que de otros lugares.

Una de las cosas que explica este “olor” es la aparición de movimientos sociales y estudiantiles con fuerza y relevancia. Es decir, movimientos ciudadanos que no por eso son menos políticos. Uno de los principales avances en la discusión social es el reconocimiento de la legitimidad que tiene la ciudadanía organizada de ser política (aunque no sea desde un partido en particular), no solo cada individuo durante las elecciones.

Lo que separa la actividad política del simple altruismo es su gregariedad. No se trata  de un conjunto de individuos que aisladamente buscan alcanzar el bien común, sino que el colectivo, los individuos organizados de modo colaborativo, se preocupan uno del otro. Como decía Paulo Freire: “nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión”.

Todo esto suena muy bien, pero ¿dónde ha estado usted? ¿Dónde ha estado la comunidad judía en este fenómeno? Conversando con un amigo que no pertenece a la colectividad, y con el que solíamos discutir las similitudes y diferencias de nuestras doctrinas religiosas, me preguntó: “en la historia de la comunidad en Chile, ¿quién ha sido símbolo de la entrega por el otro, de la crítica a las injusticias del sistema? ¿cuál es el padre Hurtado judío?

Una pregunta que parecía sencilla, pero escondía una problemática no menor. Obviamente no me refiero a personas altruistas que desde su espacio privado apoyan iniciativas de beneficencia. Evidentemente, existen muchos de esos, qué duda cabe. La pregunta es por aquel liderazgo político para transformar la sociedad en su conjunto, con entrega y dedicación. Un liderazgo que ayude a los necesitados sin preguntar su religión antes de hacerlo. El padre Hurtado no es una figura solitaria, todo su actuar es profundamente colectivo y, por lo mismo, político.

Me parece que en el último tiempo se ha visto cierto nivel de actuar colectivo y político en la discusión que se dio en torno a la “Ley Zamudio” y las alianzas en la convergencia que se logró con otras minorías, pero la gran pelea pendiente es por mejorar las condiciones de esa gran mayoría que sigue abandonada. Me preocupa que tanto de la vida comunitaria se haga sin nunca tener que conocer Santiago de “Plaza Italia para abajo”.

Nos encontramos en un año importante. Como jóvenes (sea cual sea nuestra religión o pertenencia) estamos llamados a ser parte de este cambio. A transformar nuestro entorno en comunión, codo a codo. Sería majestuoso tener una comunidad que se atreva a salir de los muros de sus colegios y centros comunitarios para jugársela por las necesidades de nuestra sociedad. Quizas un “rabi Hurtado” no está tan lejos.

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6 comentarios

  1. Estimado, lo invito a conocer la Bomba Israel o el Policlínico Israelita. Instituciones que han estado siempre a la mano de la comunidad, para entregar de manera desinteresada. No todo es política (lo dice un estudiante de Ciencia Política), ni tampoco todo es salir a marchar. Hay quienes prefieren trabajar y entregar de manera silenciosa

  2. Quizás tienes razón en lo que planteas, pero hay algunas ideas en el judaísmo que escapan a la figura del padre Hurtado. No creo que debamos esperar a que se levanté algún Padre Hurtado en la comunidad judía, la visión judía es que cada uno es responsable de sus actos, sin esperar a que otro lo haga. Por lo demás en el judaísmo el activismo en el ámbito de la Tzedaka en gran parte es anónimo porque así el Rambam estableció que era mejor. Pienso que cada uno debe ser su propio líder en estos temas sin ese «dar hasta que duela», pues la Torá nos dice: Ama a tu prójimo como a ti mismo. No dice más que a ti mismo.

    1. David, lo que se refiere Noam, es a generar figuras ya sea colectivas o individuales que generen cambios profundos en la sociedad, tal como lo hizo el «Padre Hurtado», quien independiente de nuestras afinidad o lejanía hacia él, logró fundar una organización que hace mucho Tikum Olam. Por otra parte es imposible generar cambios s
      ociales desde el anonimato…

  3. Noam, ante la pregunta formulada «¿Dónde ha estado la comunidad judía en este fenómeno?» Te invito a avenida grecia 2483, lugar donde se emplaza la Bomba Israel, una compañía de bomberos en que miembros de la comunidad judía forman parte de sus filas, donde 6 voluntarios pernoctan cada noche en la guardia nocturna y se ayuda al prójimo. Un lugar en que somos un «colectivo, individuos organizados de modo colaborativo, que se preocupan uno del otro».
    Sería bonito que más y más personas de la colonia se interesaran por más acciones de ayuda y colaboración al prójimo, existen las instancias (la bomba y el policlínico), pero si concuerdo en que se necesita más.

  4. Creo q x naturaleza, los temas de de Tzedaka se han trabajado más en comunidad que en liderazgos personales. Es el ejemplo de la Bomba Israel, el policlinico, Shajatz y otras instituciones que se han formado gracias a un equipo de gente más que el trabajo de una persona en particular. Claro, si quieres buscar a un liderazgo individual, esta el caso de Mario Kro…(como se escriba Don Francisco) q si bien no ha abarcado temas de pobreza, si es una figura ya casi histórica en temas de inclusión de gente con necesidades distintas al resto. Figuras como el padre hurtado, cercano a lo religioso, no vas a encontrar, pues claramente el rol de un rabino por mil razones es distinto al de un cura.

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