File, print…… BOOM

por ANATH HOJMAN, Est. College, PU. Católica.

 

Una guitarra, figuras de acción, un vestido de gala, un bistec de pato… son solo algunas de las cosas que hoy en día es posible producir en un hogar común y corriente provisto de “tinta” (polímeros plásticos, células etc.) y una impresora de tres dimensiones, y es que la impresión de objetos 3D es un mecanismo que ha avanzado con tal velocidad, que pronto este tipo de impresoras nos serán tan obvias como un iphone, un laptop o un horno microondas. Pronto dejaremos de comprar objetos para comprar archivos, la expresión “no alcancé a ir al super” será desplazada por un sonoro “se me acabo el polímero” y cada hogar se convertirá en fábrica.

Si bien esto tiene consecuencias grandiosas, sus beneficios y desventajas radican en una misma característica: será posible imprimir de TODO.

A comienzos de Mayo los investigadores de Defense Distributed, grupo compuesto por estudiantes, especialistas en tecnologías de la información e ingenieros provenientes de E.E.U.U y Alemania, dispararon con éxito la primera arma de fuego realizada mediante impresión 3D. En sus primeros dos días disponible en la web, el archivo para confeccionarla (el cual fue subido luego de las pruebas) obtuvo 100.000 descargas, quedando entre los favoritos de Pirates Bay.

El arma consiste en quince piezas plásticas más una pequeña parte metálica cuyo objetivo es permitir su detección, sin embargo, al no ser parte del sistema funcional, es completamente prescindible. Ésta es, por tanto, efectiva, adaptable a distintos calibres, indetectable y hecha en casa.

Saltándome los enredos legales y políticos, quiero dirigirme a otras repercusiones de estos avances tecnológicos: el enfrentarnos a una nueva revolución industrial (que viene gestándose hace algún tiempo) en la cual la tecnología arrasa con las fronteras geográficas y sociales, donde el actuar de los individuos es decisivo y su participación más amplia y los gobiernos van perdiendo la guerra de poder contra la interface.

Esto conlleva cambios severos en el mundo como lo conocemos. Vamos a tener que crear una nueva filosofía, pues nos enfrentaremos a nuevos conflictos éticos, existenciales, ecológicos y sociales.

Ante los cambios y desafíos de esta nueva era, tenemos la oportunidad de ser actores de estos cambios y ayudar a enfrentar este futuro incierto.

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Un comentario

  1. El futuro no es inicerto, tu misma lo dijiste al comienzo de este artículo. Comienza una nueva revolución industrial, que vendría siendo mas que una de la cual podemos imprimir y fabricar todo en nuestros hogares, una donde el DIY (Do it yourself) “reemplaza” el mercado y abre la opción a muchos para poder, a través de la web, compartir los mecanismos e instrucciones de fabricación de bienes, artículos, artefactos, etc.
    Los cambios sociales que viviremos no podrán ser mas que positivos, dado a que esta nueva forma de realizar las cosas lleva a la investigación y el conocimiento e intenta fomentar de todas formas el sentido de “comunidad” al compartir la información. Malos usos de la tecnología e información hemos visto y seguiremos viendo en toda revolución industrial existente de aquí hasta “un mundo feliz”, no es por eso que debemos asustarnos frente a los cambios sino que anteponernos a ellos y ver como esto puede ayudar al mundo.
    Personalmente aquí veo una nueva puerta para batir las injustas barreras impuestas por mercados abusivos y como mencioné antes, el incentivo al conocimiento y la demostración a todo un mundo que las cosas si pueden ser fabricadas más cerca de lo que uno cree. Para que todos tengamos una impresora 3D en nuestras casas a un precio accesible para la masa faltan muchos años, quizás mas de los que alcance a ver, pero lo que sí resalto es la nueva revolución industrial como una revolución informática del conocimiento compartido.

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