La influencia de Martín Buber en Hashomer Hatzair

por RENATO HUARTE, BA en Pedagogía y Filosofía, UNAM. Esp en políticas culturales y gestión cultural – UAM, INBA y OEI. MA en Filosofía de la Ciencia UNAM, y Est. PhD en Filosofía UNAM. Profesor de Filosofía judía en la Universidad Hebraica en México y UNAM.

Si lo que hemos expuesto en artículos anteriores es cierto, Hashomer Hatzair ha mantenido su presencia y relevancia gracias a un modelo educativo basado en la kvutzá o grupo en donde, a partir de esta base educativa, las discusiones ideológicas permiten encontrar relevancia a un movimiento que este 2013 cumple 100 años de existir.

Es por esto que no existe un ideólogo de cabecera, aunque así se piense. En 1913, no hubo un “padre ideológico fundador”. Hacer un rastreo de quiénes han sido las principales influencias de Hashomer Hatzair sería una labor ardua. Sin embargo, se han mencionado, entre otros nombres a Dov Ber Borojov, Gustav Wyneken, Siegfried Bernfeld y Otto Fenichel, entre otros.

¿Cómo se vincula la vida y pensamiento de Martin Buber con la de Hashomer Hatzair? Buber sostiene en uno de sus ensayos sobre la educación: “Mas para concebir a un ser humano como una totalidad en lo real y en lo potencial, sólo puede entendérselo o como  personalidad, o sea, como figura única, espiritual y corporal, sumada a las fuerzas que dormitan en ella, o como carácter, o sea, como la correlación entre la unidad natural de ese individuo y el producto de sus actos y actitudes.”[1] Hay una ruptura con el modelo educativo de su época, estricto, privilegiado por contenidos a enseñar. La “verdadera educación” es la que se da entre seres humanos, con el espíritu y el cuerpo, con el carácter.

Además, Buber agrega: “Sobre la totalidad del educando, sólo puede ejercer verdadera influencia la totalidad del educador, su íntegra y espontánea existencia. O se precisa que éste sea un genio moral para poder educar el carácter, pero sí debe ser un ser humano enteramente vital, que se comunica directamente con sus congéneres. Su vitalidad se transmite y actúa en su mejor y más pura forma cuando él ni piensa en su propósito de influir a los demás.” [2]

Esta fuerza es la necesaria para devenir un verdadero educador. Un madrij es el que muestra el camino no con la perfección sino con toda su humanidad. El verdadero educador es aquel capaz de entrar en un diálogo con el otro para decirle “heme aquí”. Esa presencia, como responsabilidad absoluta por el educando, por el grupo de educandos, es lo que permite una verdadera relevancia en lo que respecta a todos los aspectos de la vida humana.  Y en tanto esa relación es dialógica, quien se encuentra frente a sus educandos realmente, logra vislumbrar también su propio camino a partir de los otros.

El madrij no es el maestro que busca aparentar no tener errores, sino aquel que busca encontrar sus carencias y trabajar en ellas por él y para él mismo y por y para los otros. El educador verdadero es aquel que toma la educación del otro, de los otros, como condición básica de la existencia humana. Estas frases, que componen parte de la filosofía dialógica buberiana, estuvieron presentes desde los primeros años de la creación del movimiento y ayudaron a fraguar la idea de una educación basada en la totalidad del ser humano y la educación como encuentro con el otro. Esto llamó sin lugar a dudas a los madrijim de Hashomer Hatzair en las primeras décadas de su existencia, y debería llamar todavía los oídos de los miembros actuales, pasados y futuros del movimiento.

La influencia de Buber en Hashomer Hatzair no sólo quedó en este aspecto más íntimo y fundamental del movimiento, sino que además hubo una influencia mayor en torno a lo político. En 1942 hubo una conferencia en el Hotel Biltmore en Nueva York, en donde David Ben Gurión pasaría la propuesta de una solución de dos Estados para dos pueblos. Al estar en guerra y no haber congresos sionistas, esta conferencia tuvo un carácter resolutivo.  Varias personas se opusieron a esta “solución”, entre ellos los que integrarían el grupo Ijud como Yehuda Magnes, Henrietta Szold y el propio Buber. Ellos propondrían el modelo de un Estado para dos pueblos o propuesta binacional contrario al propuesto por Ben Gurión. Hashomer Hatzair, junto con otros grupos, se adhirieron a la propuesta buberiana.[3]

Esto puede resultar extraño a los oídos de un movimiento que propone dos territorios para dos pueblos como solución al conflicto en Medio Oriente. En 1942, Hashomer Hatzair apoya la propuesta buberiana ya que el regreso a la tierra de Israel sería la oportunidad profética de que el pueblo judío encontrara otra forma de organizarse, más propia y menos diaspórica.

Esto implicaría llevar a la práctica las propias formas que ya en los escritos bíblicos hablaban de justicia social y el trabajo de la tierra que permitiría una vuelta a los principios éticos de la tradición judía. Construir un Estado a partir de los modelos de la ilustración europea que separa, aísla e impide el diálogo sería un grave error. De ahí que el propio Buber, integrante del movimiento sionista desde 1898, tuviera largas discusiones con Herzl y años más tarde con Ben Gurión. Una propuesta que separara pondría en riesgo la posibilidad dialógica de dos pueblos que no tiene por qué seguir modelos europeos.

Por eso tal vez sea famoso el diálogo de Buber con un miembro de un kibutz. Buber justamente ve en el modelo kibutziano una posibilidad utópica de redención del ser humano que, aunque llegara a fracasar, no fracasaría finalmente por ser el intento de encontrar nuevas maneras de buscar y de buscarse.

Hashomer Hatzair se vio influido por algunas de las ideas de Martin Buber. No hay mejor homenaje a ambos que revisitar estos puntos de encuentro que permitieron darle un sentido al movimiento. Realizar estos rastreos permitirían entender no sólo la situación actual sino el posible futuro de este movimiento juvenil judío.


[1] M. Buber. “Sobre la educación del carácter” en Yo y Tú y otros ensayos. Buenos Aires, Lilmod, 2006. p. 210

[2] Ibidem. p.211

[3] P. Mendes-Flohr “Programa para ‘Ijud’” en M. Buber. Una tierra para dos pueblos. Salamanca, Sígueme/ México, UNAM, 2009.  p. 150

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3 comentarios

  1. Articulo muy interesante,sin embargo no es exacto que Hashomer Hatzair no tuvo un dirigente espiritual que definio lineamientos ideologicos,Meir Yaari fue quien oriento al movimiento a abandonar la base anarquista que fue esencial en la etapa inicial y orientarla a una perspectiva marxista,esto genero una fuerte discusion que trajo consigo una ruptura interna la base ideologica del movimiento en esta etapa se puede encontrar en su analisis «La Teoria de las Etapas».

  2. “La juventud es la oportunidad eterna que tiene la humanidad de alegría. Cada vez que la oportunidad reaparece, la humanidad la pierde. Jóvenes hombres y mujeres aparecen, llenos de energía y de fuerza, con almas dedicados a un ideal, listos para romper con los portones acorazados del cielo. Cada generación tiene la oportunidad de hacer una gran obra en la sociedad, pero la obra es diferente de generación a generación. Pero mientras la juventud se prepara, la sociedad coloca pequeñas metas frente a la juventud, y la abruma de deseos de egoísmo y arrogancia.
    Algunos dicen que la realidad es más fuerte que los ideales y que la juventud no tiene el poder para cambiarla. Algunas eras llaman a la juventud, le exigen no renunciar a esta realidad, defender sus creencias y realizar su obra. Y la juventud escucha con atención, hace un gran esfuerzo y rechaza los intentos que hace la sociedad por silenciarla.”
    Martin Buber, Sión y la juventud

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