Palestinos y judíos como hermanos.

por NATALIA DUEÑAS, Est. Periodismo, U. de Chile.

 

La semana pasada tuve una conversación con unos compañeros de universidad que me motivó a escribir esta declaración o, más bien, aclaración, de lo que pienso como judía de la situación palestina-israelí que ocurre actualmente. Existe mucho prejuicio y generalización sobre cómo debemos pensar los judíos, especialmente si somos sionistas, por lo que creo que El Diario Judío es una buena plataforma para esclarecer algunas dudas.

El judaísmo no es solo una religión, va más allá de eso. Existen judíos religiosos, laicos, ateos, incluso judíos que profesan otras religiones. También existen judíos israelitas o israelitas que no son judíos, sin olvidar a los miles de judíos que vivimos en la diáspora.

Después de miles de años de existencia, las tradiciones, ritos y lenguas como el yidish o el ladino, permanecen en el tiempo no solo por la ligazón que tiene con lo religioso y con Dios, sino, porque somos un pueblo; y como pueblo, mantener estas tradiciones, es continuidad. Nuestra cultura y sentido de pertenencia nos unen.

Como casi todo pueblo, su ligazón a una tierra es inherente a su condición, y en este caso, el fuerte vínculo del pueblo judío con Israel, hacía evidente que se construyera en ese lugar para la mayoría de los judíos. Las condiciones coyunturales de la época (post II Guerra Mundial) apuraron el proceso, y con el apoyo de fuertes organizaciones como la ONU y sus principales países en aquel entonces como Estados Unidos, la URSS y Gran Bretaña, Israel se creó relativamente fácil.

Pero en esa tierra había y hay otras personas, los palestinos, igualmente identificados con el territorio. El acuerdo entre ambos pueblos fue substituido por un arreglo aprobado en la ONU y legitimado por la comunidad internacional, apoyado en la fuerza que éstas tenían para asegurar nuestra presencia allí.

Con el tiempo, el gobierno de Israel fue tomando ciertas decisiones muy lamentables relacionadas con el trato indigno que se le dio y sigue dando al pueblo palestino. Los checkpoints, las torres de control, los muros gigantes, la alienación de ellos como personas para ser tratados como algo peor que un criminal, todo esto es digno de condena.

Importante es destacar la diferencia entre las políticas del Estado de Israel, la pertenencia del pueblo judío con esa tierra, y las opiniones que los israelíes o judíos puedan tener. Muchas veces tienden a confundirse, pero ninguno de esos “conceptos” son lo mismo.

Sin embargo, no podemos volver atrás y crear Israel de una manera distinta. Lo que podemos hacer ahora es tratarnos como los hermanos que somos, y encontrar una solución justa para dos pueblos que sienten la pertenencia con la misma tierra.

Me gustaría tener clara una propuesta, para que esto no quede en palabras al viento no más, sin embargo, no tengo una. Lo único que puedo proponer es que tanto jóvenes judíos como palestinos debemos ser capaces de dialogar y llegar a una solución en conjunto.

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2 comentarios

  1. es cuestion de dejar transfondos fanaticos y ortodoxos atras. en el pais que yo vivo en Honduras judios y arabes (que muchos de los dos aqui) se llevan muy bien. y como se dijo en el articulo mucho tiene que ver con la juventud. porque la mayoria decidio vivir una vida libre de prejuicios y olvidar esa disputa que obligo a muchos de sus abuelos y padres a emigrar a estas tierras.

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