The Chilean-Jewish Way

por JORGE ZEBALLOS, Periodista, U. de Santiago. Ex Pahil Hashomer Hatzair Chile.

 

El 2011, la propia OCDE llamaba la atención acerca de la situación chilena titulando: “Chile has the most socio-economic segregated education system of OECD members”. ¿Qué pasa con los estudiantes/trabajadores en el extranjero?

Hace unos 10 años atrás, el ex presidente de la Comunidad, Sergio Bitran buscó posicionar esta cuestión de la integración/segregación, residencia/migración de los jóvenes chilenos y judíos en particular. Ya en ese tiempo, Bitran creía necesario que los “Boards” o “Vaadot” o a lo menos los opinion makers superasen el ciclo de entendimientos fallidos. En efecto, Bitran y su grupo de askanim consumaron el paso del CREJ a la CJCh, un proceso que era mucho más que un cambio generacional.

Recuerdo con claridad a Sergio Bitran exponiendo a la Juventud Judía de Chile (la organización universitaria de la época) cómo pretendía iniciar el camino hacia “una comunidad más inclusiva” lo que implicaba la búsqueda de fórmulas de repatriación de chilenos judíos altamente calificados en el exterior. Según evoco, el abogado buscaba poner en sintonía los mundos de la vida de la kehilá con el incipiente debate nacional sobre la necesidad de duplicar el gasto estatal y privado en innovación y educación. A la fecha el CREJ se mantenía silente al respecto, y mientras los consejos de Bernardo Kliksberg sobre política, participación y ética, plétoras de marco religioso judío, eran escuchados con atención por la clase política, la estructura comunitaria era reticente de las intimaciones gubernamentales hacia la participación pública.

Desafortunadamente, durante ese período de transición institucional, tanto la gestión de Sergio Bitran como la de Julio Froimovich se vieron paralizadas por lo urgente (hasbará) sobre lo necesario (doikayt), suspendiendo la construcción de una chavershaft. Demás está decir que un poco de sinat jinam, la odiosidad baldía entre yids ayudó a frustrar aquel distinguido intento.

¿Dónde está el resto de la mishpoje generacional de adulto jóvenes a la hora de tomar posiciones respecto a lo que la propia OCDE señala que Santiago es la ciudad más segregada de las 30 consideradas? Dicho de otro modo, el territorio más injusto de habitar. Otro estudio de educación de la OCDE indica que la distancia de ingresos se transformó en una brecha de conocimientos imposible de salvar. Como Żydzi, el tema no nos es ajeno y sería lindo que los talentos jóvenes entraran de forma efectiva para orientar a una CJCh cuyos askanim requieren y buscan con urgencia refrescar y ampliar sus puntos de vista.

Como otras naciones de la OCDE, Chile ha experimentado un dramático incremento por la demanda de educación, y la oferta, en muchas ocasiones no es satisfecha de forma local o regional. A ese desplazamiento de la “curva por educación terciaria”, se deben agregar las políticas que datan de la época de Pinochet (y sus ministros como Gonzalo Vial, Sergio Gaete en conjunción con la CNI) que significaron perdidas millonarias al fisco y que fueron –en parte- contenidas por el esfuerzo por javerim como Brodsky, Carvallo, Fliman, Kiwi, Ergas, Farcas, por mencionar algunos de los protagonistas de la Fech, varios de cuales prosiguieron en las espinosas tareas de reconstrucción iniciadas en los 90s.

El resultado fue que al tiempo de Frei y Lagos, Chile poseía un sistema de integración estratégica y de financiamiento en perfeccionamiento (mediatizado por la AGCI) en función de algunos clusters como minería, acuicultura, industria de alimentos, y de forma muy incipiente turismo y biotecnología. Pero al mismo tiempo, estaba trabándose el conflicto para las disciplinas relacionadas con energía y medio ambiente. Mientras que en áreas sociales (salud, humanidades, seguridad pública) aún se estaba al debe en estímulos intensivos al desarrollo de capital humano avanzado.

¿Habrá alguna vez fórmulas de atracción y reinserción para aquellos que estudian vía Becas Chile? O estímulos al retorno para los receptores de becas, basados en incentivos y no en la amenaza punitiva actual. ¿Cuándo se dará un avance sistemático en el monitoreo de las necesidades de los chilenos en el extranjero, como asimismo seguimiento del posterior empleo (en su campo) en Chile o la región? ¿Cómo estimulamos el establecer grupos y construcción de redes de soporte? ¿Cómo creamos vínculos estimulantes a través de seminarios con sus comunidades de origen para traducir a audiencias más amplias las habilidades adquiridas?

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3 comentarios

  1. Yo creo que estamos lejos de pensar en una integración comunitaria en el medio nacional. Apenas pensamos en integrar a los judíos que no viven en el barrio alto y creemos que podremos hacerlo a nivel nacional. Buen aporte jorge!

  2. Agradezco al El diario judío la publicación de este artículo, y a Yonathan su comentario, ésta es una conversación que hemos tenido muchas veces, y que ha costado mucho poner en el centro de la agenda judía.

    Sin embargo, debo reprochar con ímpetu la corrección realizada por el editor (está en libertad de hacerlo). Por eso debo consignar que lo publicado por El diario judío es un fragmento de mi respuesta al artículo de Deborah Navarro «THE CHILEAN WAY: EL POBRE DE LA OCDE» (de ahí la razón de mi título) sobre la tensión de los graduados chilenos en el exterior. Al cercenar mi parte final (7 propuestas), el editor dejó mi artículo mutilado de tal manera, que parece concluir con preguntas sin propuestas. El editor transformó, de facto, mi artículo en lo que rechazo: la pertinacia y pánico judío de confundir preguntas y diagnósticos quejosos con aportes. En otras palabras, precisamente el tipo de artículos que son la principal crítica que se le hace al El diario judío (‘infantilismo’ en palabras de Fernando Atria).

    Con todo, insisto en repasar las ideas de Deborah Navarro pues su artículo buscaba reponer un tema postergado, que es el del desarraigo de aquellos que participan en programas de capital humano avanzado. Por razones de movilidad y clase el tema de Deby “se puede leer en clave kehilatí (…) tomando en cuenta la creciente movilidad geográfica de (un porcentaje no descripto aún) de los judíos chilenos”.

    En las partes mutiladas por el editor (y que me parece pertinente insistir) indicaba que “(…) Imas, Epstein, Poniachik, Gurovich, entre otros columnistas de El diario judío parecen interesados en abordar el inusual oysmishn (mix) de factores que confluyen en el escenario de la educación y/o capacitación de graduados (y en vías de serlo) chilenos, sería bueno que ellos pudiesen alguna vez dialogar con Heiss, Saracostti o Tchimino, ellas tienen la experiencia para orientar con alacridad y jínej. Lo que hace más de 10 años el rosh kehilatí Sergio Bitran vislumbraba, hoy es ineludible.
    (…)
    Puntos de arranque para discutir en la mishpoje
    Entonces ¿Qué es lo que busca Deborah [Navarro] al advertirnos sobre las externalidades de Chile país OCDE? Básicamente lo que está pidiendo es que nos preocupemos de la relación de la diáspora, como nación, y en particular como kehile. Desafortunamente su artículo finaliza inmediatamente luego de su diagnóstico. Hubiese ( y espero aún ) conocer las propuestas de Deby.
    En principio se me ocurren temas, polivalentes (para Chile y para la Kehilá) que podrían animar la discusión sobre el retorno y la re-inserción laboral, personal y comunitaria.
    1. Fórmulas de atracción y reinserción para aquellos que estudian vía BecasChile.
    2. Estímulo al retorno a los receptores de becas, basados en incentivos no en la amenaza punitiva actual.
    3. Una avance sistemático al monitoreo de las necesidades de los chilenos en el extranjero como asimismo seguimiento del empleo (en su campo) en Chile o la región.
    4. Se puede empezar por pequeñas acciones de mejora de la retención.
    5. En nivel más nacional, por ejemplo, antes de partir, se puede estimular el entrenamiento de cohortes para establecer grupos de y construcción de redes de soporte para ellos. Y al retorno, vincular esas cohortes con quienes no obtuvieron, o postularon a Becas y continuaron en el país.
    6. Por ejemplo, a través de seminarios, o crear vínculos estimulantes con sus comunidades de origen. Plataformas que logren “traducir” a audiencias más amplias la diseminación de conocimientos y habilidades adquiridas.
    7. Por último en otro orden, a propósito de la torpe marcha anti-colombiana en Antofagasta y el reciente debate respecto al rol de la migración y la movilidad del capital humano transfronterizo, la kehilá adeuda protagonismo. Que colectivo más interesado en facilitar este proceso, y morigerar e iluminar la actual torpe discusión de tintes chauvinistas provincianos. La narrativa nacional está llena de “excepcionalismo chileno” y de eslóganes de un país ganador, de innovación y destino… Bah, pienso en Tijuana, la puerta de entrada a Latinoamerica desde EE.UU. con sus 50 millones de viajeros anuales y me sonrojo”.

  3. Primero que todo, los invito a (re)leer mi articulo https://eldiariojudio.com/2013/10/28/the-chilean-way-el-pobre-de-la-ocde/
    Segundo, en parte, el presente artículo complementa el anterior en cuanto a que yo me refería a la realidad país Chile, pero como la Comunidad Judía de Chile reside en Chile, existe un link importante.
    El solo hecho de pensar en que en la Comunidad Judía de Chile (CJC) te miran raro si eres una career woman habla por sí solo. Cuántas mujeres en la CJC tienen posiciones de trabajo importantes? cuantas de estas estudian afuera para mejorar el capital humano del país de y de la comunidad? cuantas personas dentro de la CJC entienden que Chile le abrió las puertas a nuestros antepasados y que es nuestro DEBER devolver la mano? Cuantos no amigos de Nicolás R participan en este blog?
    Para empezar a cambiar, los invito a tener opinión y participar de esta discusión con sus comentarios.

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