11° Mandamiento, ¿Desobedecerás todo lo anterior?

por MAURICIO GUENDELMAN, Est. 4to Medio, Instituto Hebreo.

¿Por qué todas las culturas tienen una gama de mitos? ¿De qué les sirven a los pueblos esas historias? Escuchamos los relatos de las antiguas Grecia o Roma, buscando entender el efecto que estos cuentos tuvieron en la sociedad que crearon.

¿Y que hay de nuestros propios mitos fundacionales? Los que moldearon la legislación, la moral y el comportamiento de nuestra propia civilización: el Antiguo Testamento. Ese conjunto de relatos sentaron no solo las bases del Judaísmo, sino que también del Cristianismo y por consecuencia de toda la sociedad occidental en la que vivimos.

En estas narraciones se nos cuenta acerca de la creación del mundo, los primeros hombres, los castigos divinos y se plantean las leyes fundamentales: los 10 Mandamientos. Pero todo aquel que lea aunque sea un solo libro del Antiguo Testamento encontrará algo que pareciera una incoherencia, casi una contradicción. Prácticamente todos los patriarcas o demás personajes bíblicos no respetan estos mandamientos.

Hablamos de un Adan que desobedece a su creador, de un Abraham que destruyó los ídolos de su padre, de un Jacob que engaña a su hermano, de un Moisés que asesina.

En los relatos se nos entregan las leyes primordiales, que deben ser cumplidas por todos los hombres sin excepción, ya que son los mandamientos sagrados, pero a la vez los hombres que contaron con el mayor favor divino son precisamente quienes las quebrantan, y aparentemente con impunidad, ya que casi todos pasaron a la posteridad como hombres justos.

Pero ¿dónde está el problema? Éste reside en que si se busca crear una sociedad basándose en el cumplimiento de sus propias leyes, exponer a sus fundadores como seres que no cumplían dichas normas es propiciar a los demás ciudadanos a no cumplirlas a su vez. Básicamente, la Biblia nos enseña a no cumplir con nuestras propias reglas.

Las consecuencias de ésta práctica son que no vemos nuestras leyes como una autorregulación, sino como una limitación que la sociedad nos impone, definiendo lo que está permitido o prohibido, dejándonos ajenos a la definición de nuestras propias fronteras. Y aún más, vemos la desobediencia de estas normas como una opción completamente viable.

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Un comentario

  1. Todas las reglas que mencionas son dichas en base a una lógica y por lo tanto existen casos en los que no aplican (por ejemplo, no matar no es una regla absoluta, sino que hay casos en la ley judía en que, bajo condiciones específicas, sí está permitido matar (como si alguien va a matarte?), y asi con el resto, no mentir, respetar a tus padres, etc.) Por lo tanto, antes de sacar conclusiones, deberias estudiar las leyes que mencionas y analizar los casos aludidos para ver si efectivamente la conclusion tiene logica (y por lo tanto la religion sería un sinsentido) o no.

    Saludos,

    Danxiel

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