La prostitución de las buenas historias

por ERIC NICOLAIEVSKY, Est. Psicología, PU. Católica.

 

Hace poco vi “En Llamas”, la segunda película de la saga “Los Juegos del Hambre”; (inspirada en las novelas de Suzanne Collins del mismo nombre) y salí del cine realmente fascinado con la película. Excelente en todo nivel: actuación, banda sonora, fotografía e historia, y además está muy bien adaptada al cine (fiel al libro, pero resolviendo muy ingeniosamente los problemas propios del traspaso de un estilo de representación a otro), tanto así que volví a los pocos días a verla de nuevo. El entusiasmo me duró hasta que descubrí que la tercera y última parte de la serie de novelas, “Sinsanjo”, sería adaptada al cine no en una, sino en dos películas, por lo que pueden continuar leyendo tranquilos ya que esta es una columna libre de spoilers.

Esto es “La prostitución de las buenas historias”: es evidente cuando la influencia de los intereses económicos de hacer más películas para vender más entradas y merchandising, logran predominar sobre el arte (hollywoodense y todo lo que quieran) de narrar una historia con recurso del cine, forzándola a estirarse en dos, alejándose de la genialidad del libro, quitándole dinamismo a la historia.

“Harry Potter” es un buen ejemplo de lo anterior, con esos planos aéreos de varios minutos que hay que aguantar (y que no aportan nada) cuando los protagonistas están en búsqueda de los horrocruxes para destruirlos en la primera parte (de dos) de “Las reliquias de la muerte”. De todas maneras, “Harry Potter y las reliquias de la muerte” es un libro de aproximadamente 650 páginas. Pero el caso del tercero de “Los Juegos del Hambre” es incuestionablemente más dudoso, al tratarse de un libro muy similar en tamaño y estructura a sus antecesores.

Toda esta corrupción en la industria es posible gracias al fanatismo propio de las masas de jóvenes que irían a ver cualquier cantidad de películas mientras ostenten el nombre de la saga y/o el rostro del ídolo adolescente en cuestión. Como el caso de la saga de “Crepúsculo” (que no he leído sus libros ni visto las películas, ni planeo hacerlo) a la que también extendieron en dos partes finales con “Amanecer” I y II, dos películas malas en vez de solo una.

Sin embargo, el premio a la corrupción y prostitución mercantil de una buena historia de este año va indudablemente para “El Hobbit”, de la saga de “El Señor De Los Anillos”, tres películas excelentes que llevan a la vida un total de 1500 páginas en 9 horas de película. “El Hobbit”, por otro lado, consta de 374 páginas, las que están siendo adaptadas al igual que “El Señor De Los Anillos” en un total de 9 horas, separadas en tres películas, osea que nos sobran 6 horas y media de relleno, invento y estiramiento.

Quizás los más fanáticos (de aquellos que leen el Silmarillion y hablan élfico) podrían argumentar que habría que considerar las páginas que Tolkien reescribió de “El Hobbit”  y los múltiples apéndices que podrían considerarse parte o no de la historia (como la aventura de casi media hora que tiene Radagast en la primera película). Yo por mi parte estoy de acuerdo con Ian McKellen (Gandalf) quien dijo que “El Hobbit, un Viaje Inesperado” sería mejor como serie de tv que como película (muy acertado si se considera que pasa una cosa importante cada media hora).

Cuando se trata del arte de narrar una buena historia, no se puede tratar de agrandarla como un combo de McDonalld’s, como pareciera ser el impulso de la cultura gringa. No siempre “más” es “mejor”.

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2 comentarios

  1. Muerte a la prostitución de las buenas historias.
    O no?
    Si bien entiendo a nivel teórico el planteamiento, a la vez tengo que admitir (con cierta culpa) que no puedo estar más feliz por que hayan 3 películas de El Hobbit. Lo podrían haber hecho en 1,100%… pero, riiico wn… rico tener más películas pa ver.
    Aunque quizás no, porque de todas formas todo tiene su final, y ya sea después de 1 película o después de 3 o después de 8, nos quedaremos sin más películas de esa saga de todas maneras.
    No sé.

    No sé.

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