Dios Todopoderoso, ¡Libéranos de las religiones!

por DAN PONIACHIK, Ingeniero Comercial, U. de Chile.

 

La semana pasada, mientras caía el atardecer, caminaba por el parque de Yafo. En esto, una familia se congregó para realizar el rezo musulmán de la tarde. Me llamó mucho la atención la distribución espacial de la familia; el hombre mayor o “pater familias” adelante, seguido por una fila de hombres, mientras que más atrás se ubicaron la abuela y la madre, a las que tardíamente se les sumó un pequeño niño.

Esto no es muy diferente de lo que ocurre en las sinagogas de afiliación ortodoxa, en las que las mujeres están alejadas del centro y participan sólo parcialmente de los rezos, contentándose con participar desde los costados y sólo tangencialmente.

¿Creen que las mujeres de la sinagoga aceptarían enviar sus hijos a un colegio en que las salas de clases están divididas entre hombres y mujeres; en las que sólo los hombres pueden participar de las clases mientras que las mujeres las miran en silencio desde los costados a través de un velo? ¿Creen que las mujeres musulmanas aceptarían atenderse en una clínica en que los hombres tienen acceso a los mejores médicos, mientras que ellas sólo pueden concertar una cita si es que todavía hay horas disponibles?

Por alguna razón, estamos dispuestos a aceptar o hacer por motivos religiosos cosas que no estaríamos dispuestos a realizar en otro contexto de nuestras vidas. Sacerdotes católicos que mantienen castidad; por algo Dios nos hizo sentir lo que sentimos. Donde vivo en Yafo, suenan cinco veces al día los cantos de los muecines de las mezquitas aledañas. Nadie reclama pero, ¿estaríamos dispuestos a aceptar los cantos cinco veces al día de un supermercado que nos invita a comprar sus productos?

Hay algo en la religión que nos hace caer en comportamientos que de otro modo no tendríamos. ¿Cómo puede ser que sigamos ciegos lo que nos dicen libros de discutible autoría escritos hace cientos o incluso miles de años?

Creo que es importante reexaminar la religión. Pero más importante aún, creo que es importante reexaminarnos a nosotros mismos. No está bien que hagamos acciones sin sentido sólo porque algo o alguien nos lo dijo. No está bien que hagamos actos repetitivos sin cuestionarnos por qué. Hay algo inherentemente humano en seguir a símbolos de autoridad (sea un texto sagrado o una persona)  sin mayores cuestionamientos, y eso es aterrante.

Como dice un buen amigo: por algo Dios nos dio un cerebro para pensar críticamente. Si hubiera querido que seamos robots, como robots nos hubiera creado.

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3 comentarios

  1. DAN, interesante la pregunta que planteas ¿que hay en la religión que hace que nos comportemos de un modo que parecería injustificado respecto de otras áreas de la vida?
    En realidad tras tu pregunta pareciera esconderse una declaración: nada hay en la religión que justifique una conducta que no estaríamos dispuestos a tener si no se tratase de la religión. Entiendo que justificas tu afirmación excusando esta inexplicable conducta en una actitud mecánica. En un comportamiento no razonado.

    Ante esto, volvería hacer tu pregunta ¿qué hace que personas educadas e inclusive personas inteligentes, estén dispuestas a ingresar voluntariamente a una forma de vida que hace que se comporten de un modo que parece no razonado, es decir, la religión?

    Hay formas de preguntar. Declaramos algo en forma de pregunta, o preguntamos para llenar la información de la que carecemos. Cuando no tenemos la información es propio de una persona noble y que busca la sabiduría, preguntar, y luego de saber, proponer.
    Saludos!

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