Buscando lo Irracional en el Judaismo Laico

por RODRIGO REMENIK, Sociólogo, PU. Católica de Chile. MA en Historia de América Latina, U. de Tel Aviv. Representante de Meretz para América Latina. Ex-Sheliaj de la Agencia Judía para Hashomer Hatzair América Latina.

 

Hace años que vivo y lucho por un judaísmo laico y librepensador. Mi sensación es de estar en el interior de una lavadora llana de conocimientos y saberes judíos de primer nivel. En el mundo laico, estudiosos de nivel mundial debaten sobre diferentes interpretaciones de textos, con un conocimiento y una profundidad que me sorprende a diario. En definitiva, es un judaísmo extremadamente culto.

También en el mundo laico existe un espíritu guerrero fuera de serie. Se entiende la realidad actual como una verdadera guerra de culturas, en donde la gran judeidad laica se encuentra en constante peligro, y sólo puede ser salvada a través de gestos heroicos, que exigen una gran disciplina y convicción. Esta visión militante se ve avalada por números realmente peligrosos, sobre los cuales (como buenos laicos racionales) basamos nuestro accionar.

El judaísmo laico también es racional y analítico, es decir, evalúa la situación fríamente; primero, en la que se encuentra su institución, sus ventajas comparativas y sus principales valencias, para después trazar un plan estratégico que incluya los elementos económicos y los posibles riesgos de las distintas decisiones.

Por estas características (Culto, Heroico, Disciplina, Racional, Lógico), es que yo (con la ayuda de Nietzsche) llamo al judaísmo laico un judaísmo apolíneo, es decir un judaísmo de Apolo, un judaísmo consagrado al dios del sol, al dios de la luz, que siempre sabe, que siempre lucha, que siempre piensa, que siempre está del lado de los buenos, que siempre tiene razón.

Sin embargo, Nietzsche nos hace una advertencia en torno a Apolo: no se puede construir una verdadera tragedia sin Dionisio. Es decir, la tragedia griega no es sólo la lucha heroica del racional Apolo, sino que requiere para su existencia la contraposición con Dionisio, un dios irracional e ilógico, borracho y caótico, brutal e instintivo.

Por el momento, los laicos le achacamos todos los elementos dionisiacos a los religiosos, a los ortodoxos, y es por eso que nuestra tragedia siempre está referidos a ellos, estamos atrapados en sus garras, contraponernos a ellos es nuestra razón de ser y nuestra justificación de existir. Sin embargo, no es así del otro lado. El mundo jaredi tiene su propio Apolo y su propio Dionisio, y aquí los laicos no existimos.

En el mundo de los laicos militantes, existe entre nosotros un movimiento ortodoxo heroico, pero la tragedia laica no estará completa si no nace un jasidismo secular, un movimiento dionisiaco, que no sepa sólo leer, interpretar y racionalizar los textos, sino también bailarlos, “emborracharse” de ellos, alegrarse en ellos, llorarlos, jugarlos, vivirlos. Un judaísmo instintivo, natural, animal, brutal ¿Es absurdo un judaísmo secular que enaltezca la irracionalidad? Pretender que el movimiento judío laico sobreviva siendo sólo reflexivo, racional  y culto no es nada más que una ilusión. La vida sin pasión y sin compasión no es más que un espejismo, a la que se puede contemplar racionalmente, pero no tocar y empaparse de ella.

De hecho, el  judaísmo laico dionisiaco existe, pero en su mayoría está alejado de la judeidad. Me contaron sobre un Seder de Pesaj casero, que en vez de bendecir las cuatro copas, bendecían cuatro porros de marihuana. Mi primera reacción fue una risa nerviosa (quizás como la de ustedes), después un gran enojo por mi terminante oposición al uso de drogas, pero con el pasar de los días me surgió la sensación que cuatro porros bendecidos en hebreo eran “menos malo” que cuatro porros encendidos en una plaza pública, sin ninguna bendición de ningún tipo.

Como judío laico, sé dónde puedo ir a estudiar textos sagrados de una manera secular y humanista, sé que libros comprar, sé que debo votar, sé a qué institución pertenecer, pero ¿dónde puedo ir en Purim a emborracharme laicamente hasta no distinguir el bien del mal?

Los estudios de Rabinato Laico son un buen ejemplo de un judaísmo que mezcla elementos apolíneos (conocimiento, estudio, novedad y reflexión) con elementos dionisiacos (canto, emoción y ritualidad).

En definitiva, los jasidim laicos existen, pero tienen que multiplicarse y llenar cada espacio de la vida judía laica, casi siempre tan racional y poco apasionada. Si en algún momento queremos construir una tragedia propia, y no depender de los religiosos para vivir nuestra aventura, no nos queda más que construir una irracionalidad judía laica.

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