Misil va misil viene

por ANDRÉS SCHWARCBONN, Ole jadash, Uruguayo-Israelí. Ulpan Magal Mijael.
 
El conflicto árabe-israelí es un libro muy viejo que seguimos escribiendo. ¿Se quiere la paz? Tanto árabes como judíos nos pasamos nuestras vidas buscando el cese al fuego. Ambos lados se defienden con sus propios principios, en su mayoría radicales, pero no existen los buenos y los malos. Sí existen las acciones que no podemos justificar.
El Hamas es un grupo terrorista que controla Gaza desde el 2006. Glorifican el terror con el cual legitiman su gobierno, sin democracia, como autoridad militar y religiosa, guiados por las escrituras del Corán, motivados con violencia en las interpretaciones que hacen del libro. En sus escrituras, también se señala que todo territorio que estuvo a manos de ellos en la historia, le pertenecerá para siempre; Israel no se salva, “liberarlo” es su obligación, echando a los judíos como única opción para quedarse con la totalidad del territorio, promoviendo su eliminación justificado en su religión. ¿El Hamas busca la paz?
Durante sus constantes ataques, el Hamas nunca ha buscado ni la paz ni el diálogo. Tiran misiles a Tel-Aviv, donde está la mayor izquierda del país, para radicalizar a la población en contra de cualquier proceso de paz. Tiran misiles contra Jerusalem, donde se encuentra su mezquita. Se camuflan en la población civil, lanzando sus misiles desde las mismas escuelas, hospitales y lugares con mucha población civil inocente. Buscan justificarse a través de la mentira y el engaño en la televisión, manipulada con imágenes falsas que no corresponden, sobre todo pasando por Gaza los horrores que ocurren en Siria. Asesinan a sangre fría. Les ponen un arma a sus hijos, como si fuera un juguete. Todo su armamento coordinado con grupos que desde Egipto les pasan armas por túneles subterráneos, y un apoyo económico concreto importante del gobierno de Irán.
Los palestinos que viven en Gaza son personas con un difícil trasfondo. Sus creencias se asemejan mucho a las árabes, pero no hay un solo país árabe que los quiera en él. Viven bajo un régimen autoritario que se hace respetar a través de la muerte. Desde la niñez, son educados con dibujitos que transmiten mensajes de terrorismo, mostrando al judío como la rata, la cucaracha, el malo, y que la solución es matarlos. Viven aprisionados entre tres paredes. Egipto no los quiere, Israel les teme y su frontera con el mar también es parte del bloqueo que impone Israel sobre Gaza. Muchas vidas inocentes se pierden cuando Israel realiza una operación militar en la Franja; hermanos, padres y amigos de esta población civil inocente.
Los israelíes son nietos de quienes lograron formar un Estado judío en Israel, que sus vecinos árabes nunca aceptaron. 20 misiles caen en suelo israelí por día, pero nadie se entera. Israel vive contantes ataques directo a la población civil. La peor situación la viven en el sur, que tienen tan solo 15 segundos para llegar a un refugio. Ni el corredor más rápido del mundo logra hacer algo en 15 segundos. Nadie piensa en ellos, pero cuando Israel devuelve, el mundo entero tiene la vista en él como el malo de la película. Como ciudadano israelí, no me molesta pasar unos minutos en un refugio.
Continuarán los ataques. Israel va a usar la cantidad de fuerza que necesite para parar al Hamas. Pero no podremos pararlos para siempre, ya que para eso habría que conquistar Gaza y eso no va a pasar. Israel salió de ahí para no regresar más, como de una trampa de muerte. La estrategia de guerra de desgaste implica que si vos me atacas, yo te voy a atacar mucho más fuerte. Pero si siempre se van a seguir armando, implica que Israel siempre va a seguir luchando. Finalmente, ¿qué es lo que más se desgasta?
Los mismos árabes que viven en Israel han sido atacados dentro del país. Los mismos judíos no logran entender la diferencia entre un árabe, un musulmán, el islam, un palestino y un terrorista, ni tampoco entre judíos nos logramos entender entre sí.

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