Abre los ojos

por KEVIN HES, Est. Derecho, PU. Católica.
Leí una vez que existen fundamentalmente dos tipos de persona. Por un lado, los ejecutivos, dinámicos, que van del punto A al B, convivientes permanentes del estrés,  concentrados en el siguiente paso a dar mientras aún no terminan el que están haciendo. Por el otro, los que disfrutan de las etapas que viven y además se percatan y aprecian un sinnúmero de cuestiones que otros simplemente no. Olores, paisajes, risas y sonidos que para muchos parecen evaporarse.
Pero el paradigma reinante está cambiando hoy a un ritmo acelerado. El molde ha ido dilatándose, comprendiendo aspectos que antes eran inexistentes. Vivimos un presente en que la calidad de las personas, ya sea mujer, hombre, hijo, empleado, esposo/a, etc., están siendo demandadas y exigidas cada vez más. Las mínimas atenciones que tiene que tener cada individuo son progresivamente mayores con el transcurso del tiempo.
Hemos perdido un importantísimo cúmulo de elementos que se extrañan, sobre todo el respeto y la tolerancia, pero a su vez hemos llegado a niveles de exigencia antes inconmensurables. Las expectativas de los hijos en cuanto a su educación, el grado de exigencia para encontrar pareja y contraer matrimonio, y el alto dinamismo en la jornada laboral, están haciendo aguas a un sistema que parece no retroceder.
Ya no basta lo que antes era suficiente, la sed de ambición, individualismo y un alto grado de auto – exigencia se instalaron definitivamente, cobrando el goce, satisfacción y la felicidad de muchos. Alcanzamos un objetivo e inmediatamente surge otro que  debe atenderse sin retraso.
Todos nacemos con un pizarrón en blanco y un plumón, pero dependerá de cada uno, en su ambiente y entorno, dónde y cómo rayarlo y cómo ir utilizando el borrador, cambiando lo rayado y sustituyéndolo.
Busquemos despertar nuevas miradas, carente de estructuras pre – definidas, y apreciemos y sintamos lo que antes parecía difuso, lo inexplorado, dando un golpe a un sistema auto – impuesto que está cobrando la muerte en vida de aquellos que sólo conocen A y B.

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