Al inmigrante, indiferencia

por ALEJANDRO BEREZIN, Est. Ingeniería Comercial, U. Adolfo Ibáñez.
 
En el sur de Tel Aviv, “la ciudad que no para”, existe una realidad paralela de la cual poco se habla. Aquí no encontraremos al ciudadano “común”, incluso es difícil encontrar ciudadanos. Según datos del 2012, hay cerca de 60.000 africanos que se infiltraron de manera ilegal en Israel, mayoritariamente provenientes de Eritrea y de Sudán.
Acuerdos internacionales definen a un refugiado como a la persona que por motivos de persecución de cualquier tipo, o porque su vida peligra, debe escapar de su país. Desde la convención de refugiados del 51′ y el protocolo del 67′, los países tienen la obligación de conceder asilo político y no deportar a quienes obtienen esta condición. Sin embargo, en un vacío grave los países tienen la posibilidad de no reconocer la condición de refugiado.
Yo como judío espero que nuestros valores estén plenamente representados en el Estado que tanto soñó nuestro pueblo. Pero el gobierno de Israel se enfrenta a la situación de estas personas desde la política de la indiferencia completa. ¿Debería hacerse cargo de sus condiciones de vida o de su destino?
Un escaso porcentaje de los inmigrantes que moran en el sur de la gran ciudad tiene la condición de refugiados, y por ende, sólo son inmigrantes ilegales. Escapando de las condiciones paupérrimas de su origen, continúan llevando una vida indigna y miserable que he visto con mis propios ojos, sin ningún tipo de Derechos.
Pero además, el gobierno habilita un centro de detención ubicado en las fronteras del sur, que la mismísima corte suprema de Israel definió como criminal. ¿Alzaremos la voz para establecer límites?
Existen agrupaciones que trabajan por mejorar las condiciones de vida de estas personas, por dignificarlas y darles una oportunidad de tener una sonrisa en la cara. Trabajan duro por sacar a los niños del ambiente oscuro en el que se desenvuelven. Pero nada cambiará si son sólo grupos aislados quienes se movilizan por ellos.
El gobierno debe hacerse cargo y responsabilizarse todos quienes habitan en su tierra. No nos estamos comportando humanamente. La historia de nuestro pueblo nos enseña la importancia de tener un lugar en donde ser recibido dignamente.
Terrible es ver hoy campos de detención, negación de derechos por una condición dada, no recibir a alguien por su procedencia. Políticos rondando las zonas, haciendo discursos populistas sobre las deportaciones para ganar adeptos, llamando a “actuar ahora para preservar el sueño sionista».
¿Qué sociedad se está construyendo? Exijamos mucho más por la vida de los inmigrantes, que al final de cuentas, son personas como tú y como yo. Que nuestra historia nos bañe de tolerancia y empatía. Nunca olvidar que, ayer, fuimos nosotros.

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0 comentarios

  1. Alejandro:
    Te quiero felicitar por el articulo. Realmente me agrado el echo de que tengas compasion por los debiles y los que sufren en este mundo. Creo que has hecho un acto de caridad. Como dijo Jesus: todo cuanto habeis hecho al mas pequeno de mis hermanos me lo habeis hecho a mi. En la caridad con el projimo se ve que tipo de persona es uno.

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