¿De qué colegio saliste?

por JAVIER AGUILÓ, Est. Derecho, U. de Chile.
 
Hace ya casi 10 años, comenzó en nuestras calles quizás la más importante revuelta social en Chile: el movimiento para poner fin al actual sistema elitista de educación. Pero en pleno proceso de la reforma educacional del gobierno de Bachelet, e impulsada por la OCDE, la sociedad chilena sigue manifestándose de manera clasista.
Afortunadamente, hoy es cuando más actores, junto a diversos grupos sociales, nos oponemos a seguir subvencionando esta organización social vigente basada en la distinción por nacimiento y no en la meritocracia.
La institución no electa en la que nos educamos, nuestro colegio, es una distinción que ocupa un lugar predilecto en incontables instancias sociales. Cada vez que alguien es presentado a otra persona, inevitablemente, aparece la discriminatoria pregunta: ¿De qué colegio saliste?, buscando responder el grupo social del interrogado. En otros términos, lograr identificar ya sean los ingresos económicos y/o la postura ideológica familiar.
Esto se da en los más distintos y variados ámbitos. Es posible escuchar esta pregunta tanto a jóvenes como adultos, personas que salieron de colegios de derecha o de izquierda, religiosos o laicos, privados o públicos, etc. Su importancia sólo evidencia el clasismo presente en la idiosincrasia chilena. Generalmente, viene antes que muchas otras que sí nos podrían decir algo realmente relevante sobre el esfuerzo personal del individuo, llevándonos a una automática clasificación social basada en algo que no se logra ni se elige.
Poca importancia tienen en Chile los propios méritos. El asistir a un colegio privado, o en su defecto subvencionado, pone al individuo en una condición muy superior frente al que asistió a un liceo o escuela pública. Nuestra sociedad juzga y evalúa al individuo por el colegio al que fue, inmerso en la distinción de clases y la discriminación.
El nivel de educación privada o subvencionada supera con creces a la pública estatal. Mientras no presenciemos una revolución social, o en su defecto una reforma, que logre erradicar de una vez los privilegios que pueden gozar sólo los de familias acomodadas, el clasismo seguirá presente y sostenido por todos los egoístas y elitistas que no están dispuestos a vivir en una sociedad basada en la igualdad.

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0 comentarios

  1. Muy de acuerdo con tu columna salvo en una valoración negativa que percibo que haces sobre la clasificación social al momento de descubrir de que colegio se graduó una persona. Si bien, por el sistema en que vivimos hoy en día, es verdad que se pueden descubrir la mayoría de las veces muchas cosas sobre una persona por el solo hecho de saber de que colegio/liceo salió, no estoy de acuerdo en que eso provoque como regla general una discriminación o un rechazo hacia ese individuo como tú lo expones, aunque quizás yo entendí de forma peyorativa tu comentario sobre esta clasificación social que se produce y no era así.
    Saludos!

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