Persecución de Homosexuales en la Alemania Nazi: lecciones de Tolerancia para nuestra Sociedad.

por NICO RIETHMÜLLER, Lic. en Sociología, U. de Chile. Est. MA en Resolución de Conflictos y Mediación, U. de Tel Aviv.

En 1928 la lucha por anular el artículo 175 del Código Penal, que condenaba las relaciones homosexuales, estaba en su apogeo. Se pidió a los partidos políticos alemanes que declararan su opinión al respecto. El nuevo Partido Nacionalsocialista (Partido Nazi) dejó clara su posición: «Cualquiera que crea en el amor homosexual es enemigo nuestro. Rechazamos cualquier cosa que castre a nuestro pueblo y lo convierta en un juego para nuestros enemigos (…) El pueblo alemán debe aprender de nuevo a ejercer la disciplina. Por eso rechazamos cualquier forma de lascivia, especialmente la homosexualidad, porque nos roba la última oportunidad de liberar a nuestro pueblo del yugo que le esclaviza».

Todos los delegados de los demás partidos políticos alemanes, incluido el partido comunista alemán, votaron a favor de la retirada del artículo 175 en la votación del comité. Por lo que el parlamento estaba virtualmente a punto de reformar el código cuando el hundimiento de la bolsa de Nueva York y la crisis financiera mundial (Crack de 1929) y la anexión de Austria dieron un duro revés al nuevo proyecto de ley. Un anuncio de lo que se avecinaba se publicó ya en el periódico del partido nazi: «De los muchos males que caracterizan a la raza judía, uno de los más perniciosos son las relaciones sexuales. Los judíos tratan siempre de hacer propaganda de las relaciones sexuales entre hermanos, entre hombres y animales, y de varones entre sí». Y las persecuciones no tardarían en producirse tras ascender al poder en 1933.

A finales de febrero de 1933, el Partido Nazi lanzó su purga contra homosexuales, lesbianas y bisexuales; cierre de clubs en Berlín, prohibición de publicaciones, organizaciones y grupos. Mientras que muchos huyeron al exilio, el activista radical Adolf Brand mantuvo su posición en Alemania cinco meses después de la quema de libros. Finalmente el acoso fue demasiado grande y en noviembre de 1933 se vio forzado a anunciar formalmente el fin del movimiento de emancipación GLT en Alemania. El 28 de junio de 1934, Hitler llevó a cabo una purga de hombres y mujeres GLT., lo que fue seguido por leyes más estrictas. Es difícil no pensar que las listas que Hitler había obtenido del Institut für Sexualwissenschaft le facilitaran estas acciones. Muchos miles de arrestados fueron enviados a campos de concentración, supuestamente “campos de trabajo”. Otros, se suicidaron.

La persecución se llevó a cabo principalmente aplicando de forma restrictiva las leyes que ya existían, el artículo 175. Fueron arrestadas unas 100.000 personas. 50.000 fueron sentenciadas a penas de prisión; se desconoce el número de personas enviadas a hospitales psiquiátricos. Cientos de homosexuales fueron castrados por orden judicial. Inicialmente, los homosexuales alemanes no fueron tratados de la misma forma que los judíos. Los nazis los consideraban parte de la raza superior e intentaron forzarlos a adaptarse sexual y socialmente. Los gays que consideraron que no se adaptaban fueron enviados a campos de concentración para su exterminio.

Las estimaciones de homosexuales en campos de concentración varían desde 5.000 a 15.000. Las dos principales causas de esta disparidad de cifras son que los investigadores contabilicen o no a judíos homosexuales y que las razones del confinamiento en el campo de exterminio no están documentadas en muchas áreas.

Los homosexuales masculinos sufrieron un trato especialmente cruel en los campos de concentración. Se puede atribuir a la opinión desfavorable que tenían de ellos los guardias de las SS, incluso mayor que las actitudes homófobas ya presentes en la sociedad en general. Muchos murieron de palizas, algunas propinadas por los propios prisioneros. Además médicos nazis, como Carl Værnet, usaron a menudo a homosexuales para experimentos científicos que intentaban «curar» la homosexualidad de los futuros niños arios que resultaran homosexuales. Por todo ello podemos explicar la alta tasa de mortandad de los homosexuales en los campos comparándola con la de otros grupos antisociales. Un estudio de Ruediger Lautmann afirma que el 60% de los homosexuales en campos de concentración murió, frente al 41% de los prisioneros políticos y el 35% de los testigos de Jehová. El estudio también muestra que las tasas de supervivencia eran ligeramente más altas para secuestrados de clase media-alta y para bisexuales casados y con hijos.

La historia del superviviente del Holocausto, Pierre Seel, muestra la vida de los homosexuales durante el dominio nazi. En su relato cuenta que había participado en la Comunidad Homosexual local en Mulhouse, Alsacia. Cuando los nazis invadieron la ciudad, su nombre apareció en una lista de homosexuales locales. La “Lista Rosa” fue elaborada voluntariamente por la polícia de Vichy. A los inscritos en la lista se les ordenó presentarse en el cuartel de la policía de Mulhouse. Seel se presentó por miedo a las represalias contra su familia. Tras su llegada, cuenta que él y otros homosexuales fueron golpeados. A algunos de los que intentaron resistirse, las SS les arrancaron las uñas, otros fueron violados con reglas rotas que les perforaron los intestinos, provocándoles hemorragias y la muerte. Tras el arresto, fue enviado al campo de concentración Natzweiler-Struthof. Allí cuenta como, durante el pase de revista matutino, el comandante nazi anunció una ejecución pública. Cuando el hombre que iba a ser ejecutado fue sacado al exterior, Seel reconoció su cara como la del que había sido su amante durante 18 años en Mulhouse. Según el testimonio de Seel, los guardias desnudaron a su amante y le colocaron un cubo de metal sobre la cabeza. Entonces soltaron varios pastores alemanes entrenados y los azuzaron contra él, desgarrando su cuerpo en vivo, hasta que murió a causa de las mordeduras.

La legislación homófobica que permitió estos hechos, el infame Artículo 175, decía así: “un acto sexual antinatural cometido entre personas de sexo masculino o de humanos con animales es punible con prisión. También se puede disponer la pérdida de sus Derechos Civiles”.

Tras la guerra los prisioneros homosexuales incluso podían volver a ser condenados de nuevo por medio del artículo 175 ya que no fue abolido definitivamente hasta 1994 en Alemania Occidental, aunque desde 1973 sólo condenaba las relaciones homosexuales con personas menores de 18 años. Legislaciones homofóbicas semejantes eran muy comunes en los países occidentales hasta los años sesenta y setenta (S.XX), por lo que muchos hombres y mujeres, temiendo por su seguridad, no se atrevieron a contar su historia hasta finales de los 70´, época en la que se retiraron algunas de estas leyes. Alemania no reconoció a los homosexuales como víctimas y se los agrupó con los delincuentes comunes. Los prisioneros homosexuales, lesbianas y trans supervivientes ni siquiera pudieron contabilizar el tiempo pasado en los campos para su jubilación. Los GLT fueron el último grupo de víctimas del nazismo en ser reconocido, en 1985, y no fue hasta el 2002 que el gobierno alemán anuló las sentencias nazis (anteriores a 1945; las posteriores nunca han sido anuladas) y pidió disculpas oficialmente a la comunidad GLTTTBI.

El Parlamento Europeo marcó el aniversario del Holocausto con un minuto de silencio y emitió la siguiente resolución: “El campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, donde cientos de miles de judíos, gitanos, gays, lesbianas, transexuales, transgéneros, bisexuales e intersexuales, Testigos de Jehová, polacos y otros prisioneros de varias nacionalidades fueron sesinados, no sólo es una buena ocasión para condenar y recordar a los ciudadanos europeos el inmenso horror y la tragedia del Holocausto, pero también para mencionar el inquietante incremento del antisemitismo y especialmente de los incidentes antisemitas en Europa, y para aprender de nuevo la lección sobre los peligros de perseguir a las personas por su raza, origen étnico, religión, opinión política, orientación sexual o identidad de género”.

El artículo fue definitivamente eliminado en 1994 con la adaptación de las legislaciones de ambas Alemanias. Popularmente, la denominación para homosexuales se convirtió en los 175 y se consideraba el 175 como la fiesta de los maricones.

Lamentablemente, eso no es historia del pasado. En Rusia, falsa democracia, esta semana se “votó” en el parlamento una nueva ley para prohibir cualquier asunto de discusión pública homosexual y de género. No solo la homosexualidad está prohibida, sino que ahora es un tema que ni siquiera se puede discutir, en los diarios, en asuntos universitarios, convenciones académicas, en la vía pública, nada. Para que mencionar a los países árabes. Estamos regresando a un oscurantismo radical, y ni siquiera nos damos cuenta.

Pero no solo eso, en Chile pasan cosas igual de vergonzosas y espantosas, y tampoco pareciera que nos damos cuenta. No solo la ley y su sanción es asesina, también lo son nuestras palabras, nuestras acciones. Hace solo una semana, un joven estudiante de ingeniería comercial de la Universidad Católica de Valparaíso se suicidó por bullying homofóbico. No somos nazis, pero quizás no estamos tan lejos de serlo.

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Recopilacion de Extractos del Estudio realizado por Lic. En Psicología Clínica, Jorge Horacio Raíces Montero.

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Un comentario

  1. Leí alguna vez en un estudio que se hizo en Uruguay, una encuesta llamada «Test para heterosexuales». La misma pretendía demostrar en forma paradójica, algunas contradicciones en las que se entra cuando se cuestiona la homosexualidad como algo «anormal». La pregunta que nunva olvidaré y que llamó mi atención fue la siguiente: cuándo Ud. se dio cuenta que era heterosexual, a quién se lo contó primero? A) a un amigo B) a un familiar C) a un sacerdote D) no se lo contaría nadie.
    Viva la diferencia!!! Todos cabemos en este mundo gente!!!

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