La Resistencia Judía

por SEBASTIAN ROSA, Est. Sociología, U. Nacional de La Plata.

 

En el año 73 D.C., durante una de las históricas y heroicas resistencias del pueblo judío ante el asedio romano, Eleazar ben Yair era líder de la revuelta que soportó los ataques del, en ese momento, mayor ejército del mundo.

Ante la derrota anunciada e irreversible luego de años de resistencia, éstas fueron sus últimas palabras: «Valientes hermanos: hace tiempo hemos llegado a un acuerdo de no someternos a los romanos, como tampoco a otras fuerzas que quieran dominarnos. Sólo ante Dios nos rendimos; sólo Él gobierna al hombre con la justicia y la verdad. Ha llegado la hora de realizar nuestras aspiraciones sin caer en la ignominia. Cansados de la esclavitud, no elijamos otra, con terribles castigos. Éste será nuestro destino si caemos vivos en manos de los romanos. Fuimos los primeros en rechazarlos y seremos los últimos en combatirlos. Pienso que Dios hizo justicia con nosotros al otorgarnos la posibilidad de caer y morir como héroes libres. Está en nuestras manos el poder elegir una muerte heroica, nosotros juntos a nuestros queridos. No podrá nuestro enemigo impedirlo a pesar de su anhelo de apresarnos vivos. Tampoco nosotros podremos apresarlos, por lo tanto, mueran nuestras mujeres antes de ser profanadas, mueran nuestros hijos antes de experimentar la esclavitud, que felices seremos llevando nuestra independencia hasta los sepulcros y destruyendo con el fuego la fortaleza y todo lo que dentro de ella se encuentra. Doloridos y apesadumbrados quedarán los romanos al no poder atraparnos vivos y al comprobar que no gozarán del botín ni del pillaje. Sólo provisiones les dejaremos como testigo que no por hambre ni por falta de alimentos encontramos la muerte, sino que fue una acción premeditada, prefiriendo una muerte de libres a una vida de esclavos. Vayamos a la muerte antes de ser esclavos del enemigo. Libres quedaremos al abandonar este mundo, ¡nosotros, nuestras mujeres y nuestros hijos!».

Las escuché por primera vez en Metzadá, el exacto lugar en que sucedieron estos hechos, y no pude más que transportarme en el tiempo a otras últimas palabras que ya conocía, que había escuchado cientos de veces.

Casi dos mil años después de Eleazar y los romanos, en 1943 Mordejai Anilevich escribía su última carta durante el Levantamiento del Ghetto de Varsovia contra el ejército más poderoso que había conocido la historia del hombre. En ella, se mostraba orgulloso de la resistencia judía, «es un hecho» decía, y encabezaba ese movimiento que decidió morir luchando una batalla que no podían ganar contra los nazis ni contra la muerte, pero que le ganaron al destino cuando cumplieron su premisa de morir de pie, en lucha, antes que vivir de rodillas y ceder ante la humillación en un acto de vida.

Porque la historia a veces es así, a veces se repite. Y porque nuestro pueblo a veces también es así: un poco de luchas y mucho de resistencias. Un canto a la vida y un desafío a la muerte, incluso con la muerte misma como arma, pero siempre por un destino de libertad. Un tanto poesía y un tanto grito desgarrador.

Un poco las historias y la tradición, y sobre todo, la reconstrucción viva y constante de nuestra propia historia.

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Un comentario

  1. Sin animo de comparar lo incomparable, solo me parece interesante pensar que algo así es lo que piensan los terroristas palestinos que se sacrifican por su propia lucha. Si bien son actos muy distintos, deben sentirse familiares a lo que sentía Mordejai Anilevich en su carta. Solo una interesante reflexión.

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