Generación de esclavos

por BERNARDO SORJ, MA en Sociología, U. de Haifa. Ph.D en Sociología, U. de Manchester.
En Pesaj, si pretendemos liberarnos y liberar a los demás, debemos tomar consciencia del Faraón que habita dentro de nosotros.
Está en nuestros temores de ser libres, en nuestra voluntad para que los otros se sometan a nuestros deseos, en nuestra dificultad de convivir con la diferencia. No presiente ni escucha, es ignorante porque piensa que sabe todo, y sustituye el poder del sentimiento por el sentimiento de poder.
Los opresores externos pueden ser derrotados, pero el opresor interno debe ser enfrentado durante toda la vida. Como cuenta la Biblia, fue corto el enfrentamiento con el Faraón, pero fueron necesarios cuarenta años de travesía en el desierto para aprender a vivir en libertad.
Aún no salimos de Egipto si somos esclavos del dinero y el poder. Cuando somos dominados por resentimientos y odios, o cuando oprimimos a otros individuos y pueblos, demonizando a los que discrepan con nuestras posturas.
Tampoco gritando en lugar de conversar, hablando sin escuchar, porque no salimos de Egipto cuando humillamos y ofendemos. Nuestra omnipotencia nos quita la capacidad de escuchar, comprender y aceptar nuestras limitaciones, y la capacidad de reír de nuestras dificultades y errores. Seguimos esclavos si tratamos a los demás como posesiones en lugar de apoyarlos para que construyan sus propios caminos, cada uno con su forma de ser.
Dejar de ser esclavo no significa que realmente poseemos libertad y autonomía. Dependen de nuestra capacidad de enfrentar adversidades e imprevistos, y de no actuar guiados al impulso de nuestras emociones, sin reflexionar antes de actuar. La dimensión de nuestra humanidad está dada por la capacidad de comprender las adversidades vividas por los demás.
No permita que la arrogancia ocupe el lugar de sus inseguridades, ni que la voluntad de controlar nuestro ambiente se transforme en una camisa de fuerza que nos ahogue a todos. Celebrar sufrimientos y realizaciones del pasado no substituye las obligaciones frente a nuestro presente.
Festejamos Pesaj para recordar que la libertad no puede ser cedida, ni nunca conquistada plenamente. El que vive en tiempos muertos está muerto en tiempos vivos. La libertad debe ser construida en cada momento, por cada pueblo, por cada generación y por cada individuo.

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