El “profesionalismo” judío

por LEANDRO GALANTERNIK, Lic. en Administración, U. de Buenos Aires. Posgrado en Juventud, Educación y Trabajo de FLACSO. Est. Master en Organizaciones sin fines de lucro en la Universidad Hebrea de Jerusalem. Representante judío en la Red Juvenil Interreligiosa de Religiones por la Paz para América Latina y el Caribe.

 

Decidí trabajar en la Comunidad judía hace un tiempo, tuve muchas satisfacciones y otras tantas decepciones. Soy lo que se conoce, o desconoce, como un profesional comunitario. Tengo 28 años y para el mundo actual soy todavía considerado joven. Por lo que juntando ambas categorizaciones, soy un profesional comunitario joven.

No es fácil trabajar en la comunidad. Los horarios son opuestos a los de los trabajos comunes, las jornadas extensas, las horas extra infinitas (y obviamente no rentadas) y los innumerables favores de uno hacia las distintas organizaciones. Pero hago esto porque me llena el alma más que el bolsillo. Me da la pauta de realmente estar haciendo de éste, un mundo mejor. Aunque los resultados no siempre sean visibles.

Donde trabajo actualmente, el ser joven trae sus beneficios. Mis ideas innovadoras son bienvenidas, me llevo relativamente bien con la tecnología, lo que lleva a acortar muchos procesos, y lo más importante: consideran mis aportes válidos, sean críticas positivas o negativas.

Creo que tengo suerte. En la última semana una señora con muchos años de experiencia como profesional comunitaria en Estados Unidos fue despedida por algo que escribió y publicó[1], lo que generó una serie de escritos[2] de críticas al sistema y a los líderes.

Las comunidades judías de América Latina no suelen valorar sus recursos humanos. En rasgos generales, los salarios no son competitivos, las condiciones de contratación básicas y las informalidades durante el trabajo son inmensas.

Necesitamos disminuir la brecha entre los salarios y condiciones entre hombre/mujer y entre los primeros puestos y los secundarios. Necesitamos concientizar a las personas en nuestras organizaciones a tratar a los empleados ¡más como humanos y menos como recursos!

Necesitamos sumar jóvenes como profesionales y dirigentes, y mujeres a puestos de liderazgo institucional, para ir aprendiendo los unos de los otros a compartir la misión y generar una visión conjunta para un mejor futuro para todos.

Nos invito a leer estos dos artículos con sus comentarios y sumarnos a una discusión constructiva que mejorará las organizaciones comunitarias desde lo más importante que tienen, sus profesionales y voluntarios.

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