Libertad de Expresión: el control de la realidad por los Medios de Comunicación.
por SOFIA SACKS, Est. de Ciencia Política, U. Católica.
La herencia de los gobiernos militares en América Latina ha dejado innumerables huellas en las sociedades actuales, que van desde la estructuración del sistema de partidos y el modelo económico, hasta un sentimiento de libertad adquirida en una multiplicidad de ámbitos. En este sentido, una de las grandes libertades perdidas en los gobiernos autoritarios fue la de expresión, entendiendo como tal la facultad de denunciar injusticias y clamar por cambios”[1].
El régimen militar en Chile estableció, en uno de los primeros bandos, emitido el mismísimo 11 de septiembre, la censura de todos los medios de comunicación escritos, a excepción de El Mercurio y La Tercera. ¿Cuál fue la razón con la que se justificó esta medida? Depurar las publicaciones para no aceptar insultos a personas o instituciones que pudiesen afectar la convivencia normal de la ciudadanía y las normas éticas.
Hoy, sin embargo, estamos completamente seguros de haber superado una restricción de tal magnitud, y creemos vivir en un país donde todas las expresiones son reconocidas y aceptadas. Sin embargo, cabe la posibilidad de plantearnos dos preguntas.
La primera se refiere a qué nivel de responsabilidad tienen quienes emiten opiniones sin fundamentos. En otras palabras, cuando escuchamos decir que se han neutralizado a los ministros judíos; o bien, comparaciones entre el matrimonio homosexual y la pedofilia, vale la pena preguntarse qué rol juega la opinión pública en nuestro país.
Lamentablemente, el supuesto cuarto poder del Estado está dormido en la ciudadanía. Las opiniones de la clase política no tienen la necesidad de tener ninguna consecuencia ni base real, puesto que nadie se levanta para expresar su disconformidad. La responsabilidad es completamente nuestra. Le hemos dado al mundo político una libertad de expresión irresponsable, que solo será sancionada si va en oposición a la opinión de los medios de comunicación, o bien, será ocultada hasta el final si éstos no quieren que se sepa.
Esto nos lleva a una segunda pregunta: ¿Hay, realmente, libertad de expresión? La prensa escrita está dividida en dos grandes grupos, cuyas opiniones no son tan diferentes en la realidad. Por otra parte, tenemos cinco canales de televisión nacional, donde, por lo menos tres, pertenecen (en el más amplio sentido de la palabra) al oficialismo. No hay espacio para mostrar una realidad distinta. Durante las últimas semanas, hemos presenciado cómo las manifestaciones en contra de Hidroaysén, o a favor de la reforma educacional, han dejado enormes destrozos en la ciudad. Sin embargo, vemos la misma imagen una y otra vez, de un grupo minoritario que, si bien efectivamente está cometiendo dichos actos, es precisamente, muy minoritario. No vemos más de cincuenta mil personas se manifiestan de forma pacífica. En estos casos, la opinión pública, que responde a un interés político, sí reacciona frente estas imágenes, deslegitimando al movimiento completo.
En conclusión, nos encontramos en una situación donde creemos que la prensa tiene la facultad de expresar lo que quiera, lo que puede que sea real. Sin embargo, la prensa responde a intereses políticos y comerciales, y se ve sesgada por dichos intereses, muchas veces sin darse el tiempo ni la preocupación de investigar lo que realmente ocurre. Es por esto que las redes sociales han cobrado gran importancia, dando el único espacio de expresión libre.
Al parecer, la única forma que tenemos de hacer uso de nuestra libertad es a través de un órgano anónimo, sin necesidad de hacernos responsables de nuestras opiniones, ni de hacer responsables de ellas a quienes las emiten. Los diarios virtuales independientes entregan también dicha opción, pero a un grupo selecto de individuos, y no tienen el alcance masivo de los demás medios. La libertad de expresión está presente hoy como posibilidad, aunque tengamos un largo camino que recorrer antes de que se transforme en acto.
En resumen, se transforma en un tema de poder. Quienes tienen el poder político. poseen además el poder de manipular la información de la forma que prefieran, bloqueándola, como la cuestión mapuche, o modificándola de la manera en que resulte provechoso. Debemos aprender a leer y ver lo que se nos entrega, con una mirada crítica y de sospecha, pues lo que se nos presenta como real, puede distar de lo que efectivamente es real.
[1] Declaración Universal de los Derechos Humanos, disponible en www.derechos.org/ddhh/expresión – acceso 30 – mayo – 2011
Hay que agregar que en los 20 años de gobiernos de la Concertación no sólo se apoyó al duopolio de la prensa escrita , sino que además se silenció a todos los medios de presa alternativos,por ejemplo La época y las revistas Análisis y Cauce.
Sólo actualmente al surgir los medios virtuales disponemos de algunos canales en los que podemos expresar nuestras opiniones.