Dilemas de Identidad desde la crítica de lo Cercano hacia la Defensa de lo Lejano.

por PABLO SAMUEL, Programa Shnat Hajshara Majon Le Madrijim, Israel.

Cuando uno vive día a día en su tierra natal, y pensamos en los problemas socioeconómicos y las enormes desigualdades y privatizaciones de los servicios básicos que el hombre consume y no dispone, tenemos como ejemplo a países desarrollados como Estados Unidos o gran parte del continente europeo.

Criticamos la educación, la salud, las calles, la gente, la comida. Pensamos que nuestra economía es deficiente, que las personas manejan pésimo y desordenadamente, que todo el mundo toca la bocina, que nuestra política es un chiste y un fraude, que la corrupción es una vergüenza, que nuestros policías son unos sin vergüenza. Viajar solamente por América Latina nos muestra que nuestras ciudades son ordenadas, las personas manejan muy bien, como ingleses en el continente, que el sistema político es muy estable, la economía está sólida creciendo, las personas apenas tocan la bocina, y nuestra policía es ejemplo de transparencia y honradez.

Cuando uno sale del país por un tiempo prolongado y comparte con más personas se da cuenta de lo que uno tiene y lo bien que estamos comparados con muchos otros. Somos el país más “desarrollado” de Sudamérica, pero eso no dice que seamos un país desarrollado en lo absoluto.

Al principio de mi hajshara (año en Israel), al ser 5 chilenos fue difícil empezar a comunicarme con nuestros términos. De pronto entendí que gran parte de mi vocabulario era un invento de modismos usados en Chile que nadie más puede entender. La comunicación fue todo un desafío, dejar de usar palabras que tenían un significado simbólico mucho más amplio y profundo que lo que estaba comunicando realmente. Estar pololeando, que te duela la guata, que a los 30 quieras tener una guagua, parece otro idioma para nuestros hermanos latinos, y efectivamente lo es. El español/castellano que se habla en Chile es un dialecto incomprensible para otras naciones del continente.  

Si bien al estar en Chile pasamos criticando nuestro país, estando en el extranjero defendemos la patria a morir. Con el tiempo, nos empezamos a sentir orgullosos de ser chilenos. Pero este cariño que se siente en momentos de distancia, no nos olvida que debemos ser responsables de mejorar y construir una sociedad más justa para todos, no solo para algunos. Tenemos que todos aportar al país para que la educación y salud pública mejoren, tenemos que ser críticos con la situación actual y tomarnos el escenario como actores principales para resolver estas injusticias. Aportar se refiere no solo con el país, sino también con nuestra comunidad, sin olvidarnos que somos tanto judíos como chilenos.

 

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Un comentario

  1. Pablo Shalom,

    Tus cortas y llanas lineas me recuerdan los comentarios de mi Sra. Javera de la vida,
    Batya Mintz, que estudio en el Majon hace casi 60 años atras.

    Los Chilenos donde vayan segun su forma de expresarse «son unicos» y por ello cuando
    recibo aqui en Israel visitas de estudiantes sudamericanos de inmediato «pesco al chileno»
    segun su melodia de hablar y expresarse.
    Creo que la forma de la Educacion Chilena es la que influye mas que todo en este especial
    caracter y sus logros a nivel Nacional.

    Fue esta la razon evidencial broto una chispa de entendimiento y aprecio entre los
    Presidentes de Chile e Israel hace algunos meses atras cuando por primera vez Israel fue
    honrada por una muy corta visita del Presidente de Chile Excmo Sr. Piñera.

    Zeev Hagali, Kibutz Ein Hahoresh. Israel

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