Perdonar para avanzar en la verdadera solución pacífica al Conflicto en Medio Oriente.

por NATALIA DUEÑAS, Est. Periodismo, U. de Chile.

Analizando las aristas del concepto perdón, partimos suponiendo que tiene que ver con lo racional y lo intelectual, una reacción pensada con objetivos de disculpa, pero pensando más a fondo dicho concepto, llego a pensar que perdonar tiene que ver con el ámbito emocional. El diccionario de la RAE lo define como “remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente”. Lo que no delimita es que el acto de perdonar necesita de un trabajo interno y personal en el cual se debe dejar de lado los resentimientos, superarlos y así poder avanzar.

El perdón es parte importante de nuestro día a día. Desde nuestras relaciones afectivas de pareja, en nuestras familia y la educación que los padres entregan a sus hijos, o incluso como sociedad estando acostumbrados a incluirlo en nuestras leyes, como los casos del indulto y la amnistía. Estos dos términos legales son básicamente perdonar. En el primer caso, la pena derivada del delito, por lo tanto, se sigue considerando culpable, mientras que en el segundo caso, se libera de toda responsabilidad penal. Si en los niveles más micro de nuestra sociedad el perdón funciona como solución a conflictos, como forma de superar obstáculos, ¿por qué no puede funcionar entre pueblos?

El conflicto palestino-israelí va a cumplir ya 65 años de historia. Cada vez que se está cerca de algún tipo de solución, algo ocurre para que no suceda y así se ha logrado mantener la disputa por décadas. La pregunta que tenemos que hacernos es ¿por qué no hemos podido avanzar y encontrar alguna solución para superarlo? Asumiendo que todos nosotros los judíos queremos una solución pacífica como fin entre estos dos pueblos, debemos cuestionar y descifrar lo que nos ha impedido cumplir esta meta.

Existe mucho resentimiento entre ambas partes, odios y recelos que se han arrastrado y arraigado, y eso no nos está dejando alcanzar nuestro objetivo. A lo largo de la historia se ha demostrado que los diálogos entre naciones son perfectamente posibles y que llegar a un acuerdo pacífico no es utópico. Sudáfrica e Irlanda del Norte son solo algunos de muchos ejemplos donde através del entendimiento se ha alcanzado la paz entre los pueblos.

Sin llegar a una guerra civil, ambas partes del conflicto en Sudáfrica lograron sentarse en una mesa de diálogo para que el 13 de noviembre de 1993 se lograran una serie de acuerdos que transformaron al país en un régimen democrático no racial ni sexista, y basado en el principio de “una persona, un voto”.

Puede que las causas del conflicto palestino-israelí sean distintas, pero lo que nos impide llegar a una solución como lo hicieron los sudafricanos es el perdón. Como país, pueblo y religión necesitamos dejar los resentimientos de lado por cosas que pasaron en el pasado, y así poder avanzar hacia un futuro mejor. Perdonar en este caso no tiene nada que ver con olvidar, sino que es un trabajo colectivo que debemos hacer como pueblo, dejando las desconfianzas de lado y asumiendo un compromiso para construir un verdadero camino hacia la paz y el entendimiento.

Antes de seguir llorando y lamentando el conflicto y la guerra, debemos tener mayor altura y capacidad de análisis para ver nuestra realidad, y apoyarnos en nuestra educación más integral e imparcial para lograr generar una real empatía con los que más la necesitan. Debemos ser capaces también de entender las limitaciones de cada pueblo. Exigirle este esfuerzo a los jóvenes palestinos que son adoctrinados en campos de grupos fundamentalistas como Hamas es simplemente imposible. Está en nosotros dar el primer paso.