Tantos Judaísmos como judíos

por NATALIA DUEÑAS, Lic. en Comunicación Social, U. Chile.
No soy una persona muy espiritual, ni menos religiosa. No sé por qué ese viernes busqué en google “mejores sinagogas reformistas en NYC”. No tengo idea por qué tenía tantas ganas de encontrar una sinagoga diferente, me imagino que por la experiencia de vivir algo que no encontraría en Santiago de Chile, y así fue.
Leí cuatro artículos diferentes hasta concluir que lo mejor era descargar la aplicación Yelp. De la lista de las top 10 mejores sinagogas reformistas, elegí la número cuatro. No sé quién decide qué sinagoga es mejor, ni cuáles son los criterios para definirla. Independiente de lo que piensa la gran Rabanut, yo la mía la elegí por su ubicación, ya que sabía cómo llegar, qué metro tomar y no quedaba tan lejos de mi casa, y además tras leer que los sábados en la mañana, antes del servicio, la comunidad se reunía a hacer yoga. YOGA.
La sinagoga Romemu significa elevado, una traducción que tiene mucho sentido con sus prácticas. NY es una ciudad calurosa y húmeda; yo estaba con short y polera, sin saber los códigos de vestimenta, así que decidí pasar por mi casa y cambiarme de ropa. Ofender a los reformistas sí que sería irónico.
El servicio partió a las 6 30. No recuerdo su nombre, pero la Rabina que oficiaba tenía una voz muy dulce y calma. La acompañaba una banda que además de guitarra, incluía panderetas y lo que parecía ser un cajón peruano. Antes de comenzar, hicimos ejercicios de respiración y relajación; disfrutando de una hermosa melodía.
Los cánticos eran casi los mismos que en Santiago, todo normal hasta el momento. Mi sorpresa vino en la mitad de Mizmor Le David. La banda de músicos empezó a improvisar, los más motivados comenzaron a aplaudir. Dos señoras comenzaron a bailar. Sentían la energía de la canción, y cada uno la expresaba como la sentía. La energía fue tal que decidieron hacer una jora alrededor de la sinagoga, bailando, cantando, sintiendo. Wow.
La parashat de la semana tampoco fue típica: un relato inspirador sobre las mujeres y el feminismo en tiempos bíblicos. La voz dulce de la rabina se mezclaba perfecta con la fuerza de las hijas de Zelofehad, cinco revolucionarias que cambiaron la manera de censar, parándose frente a Moshé y reclamando la herencia de su padre en el derecho a la distribución de tierras del censo.
Más música acompañó al servicio. Niños bailaban libremente al ritmo de las canciones. Nadie les pedía que se sentaran o callaran. Todos podían expresarse libremente. En algún momento, la rabina reconoció caras nuevas y preguntó quiénes venían de afuera. Éramos al menos 15. Ella y la comunidad escucharon y les dieron la bienvenida a todos. Al final del servicio, se me acercó una argentina para darme nuevamente la bienvenida e invitarme al próximo shabat.
Romemu se describe a sí misma como una sinagoga que busca integrar cuerpo, mente y alma en la práctica judía. Involucran  prácticas del cuerpo como yoga, la liturgia tradicional con la energía del canto extático, y la meditación y la contemplación. “Se trata de un judaísmo que encenderá tu Espíritu”.
Insisto, no soy una persona muy espiritual. No sé si esta forma de vivir el judaísmo me acomoda, pero sí me encanta que sea distinta. Que haya tantas maneras de expresar la religiosidad y la espiritualidad como personas en el mundo, tantos judaísmos como judíos.

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