Como a los Nazis los iremos a buscar

por JULIAN MARCU, Est. Téc. en Recreación y Tiempo Libre, Inst. Superior de Tiempo Libre y Recreación. Madrij, Comunidad Dor Jadash.

Hace unas semanas, decidí como argentino, como joven, como judío y como madrij, cumplir con una responsabilidad ciudadana. Participé activamente de la marcha contra el 2×1, una masiva concentración para repudiar el fallo de la Corte Suprema de Justicia Argentina que decidió aplicar el beneficio del «2×1» a Luis Muiño, represor condenado por delitos de lesa humanidad. La convocatoria, realizada por organismos de Derechos Humanos, dirigentes de izquierda, peronistas, sindicales, políticos, sociales, periodistas y actores, tuvo como punto de encuentro final la Plaza de Mayo. Y aunque estaba referida a una situación política hacia mi identidad como argentino, la experiencia me tocó directa y profundamente en mi identidad judía.

La marcha fue muy organizada, pacífica, con un mensaje claro. Se encontraban presentes todas las generaciones; los más pequeños en los hombros de sus padres, y los ancianos, aguerridos a sus bastones. Pero lo que en cierto momento me dejó sorprendido, fue cuando, ya adentrado en la marcha, comencé a escuchar las canciones con las cuales el pueblo se manifestaba, y me dejó helado al escuchar «como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar».

¿Cómo a los nazis? El 18 de julio de 1994, un ataque terrorista, a través de un coche bomba, explotaba la mutual judía de la Amia. 85 muertos, 300 heridos,  23 años de impunidad. Esos terroristas eran nazis, que actuaron con total libertad en Argentina, nazis que hicieron daño… ¿fuiste tú, ciudadano argentino común y corriente, alguna vez a la marcha contra el atentado de la Amia?

Un 17 de marzo de 1992, un coche bomba explotó contra la Embajada de Israel, esos también eran nazis, nazis en Argentina, nazis que hicieron daño… ¿vas a la marcha cada año? Los muertos de estos dos crueles y cobardes atentados no son sólo judíos, son personas de diversos credos religiosos, y no son sólo argentinos, sino de diversas nacionalidades, culturas, colores de piel, orígenes, sueños y metas.

Para todos los peronistas que orgullosos cantaban en la marcha del 2×1 que a los nazis los irían a buscar, les informo que el mismo Juan Perón fue quien creó una comisión de «allegados» entre 1946 y 1949 que se dedicó a recibir fugitivos del Tercer Reich, comisión que incluía a un colaboracionista nazi sentenciado a muerte en Bélgica en 1947, a un ex miembro de la Waffen SS de Francia, al ex embajador de la Croacia nazi ante Hitler y a un ex capitán de la SS en Alemania. ¿Parece mentira, no?

Podrías decirme que quizás todo esto es muy antiguo, así que te dejo algo del presente. El 18 de enero del 2015, encontraban asesinado en democracia al Fiscal Alberto Nisman Z»L por investigar la causa Amia. Quien lo haya matado es un nazi. Todos los que participaron en el complot de su asesinato y posterior encubrimiento, los más altos miembros de nuestro ex gobierno y los líderes de nuestros principales poderes políticos, son todos nazis, que asesinan con total libertad, que hacen daño sobre el dolor de 85 familias que todavía no encuentran consuelo alguno sobre sus muertos. ¿Ya es parte del pasado? ¿Ya no importa? ¿Fuiste a marchar por él, contra la maquinaria nazi presente en la Casa Rosada, en el Parlamento y en los Tribunales?

Puedo continuar con detalles, nombrando el Memorándum de entendimiento Argentina-Irán en 2013 por el gobierno de la República Argentina, durante el mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y el gobierno de la República Islámica de Irán. Quien firmó y apoyó esto también es un nazi. ¿Fuiste a la marcha?

Nunca más, porque como dijo Theodor Hertzl hace 120 años, en el primer congreso sionista, «si lo creéis, no será una leyenda». Cuando hablamos de una dictadura, de genocidas, de creaciones, de Estados, de ciudadanos y de etiquetas, estamos hablando de identidad. Para creer, necesitamos identidad.

La identidad es la circunstancia de ser una persona en concreto y no otra, determinada por un conjunto de rasgos o características que me diferencian de otras. Como judíos, como conservadores, ortodoxos o laicos, como argentinos o como chilenos, como humanos. La identidad nos hace iguales, porque todos deberíamos apuntar a lo mismo, a vivir en una sociedad más justa, más sana, más amigable y fraternal.

Soñamos con paz en el mundo, soñamos con poder ir a dormir tranquilo cada noche. Soñamos con la familia, con viajar, con tener un título, con hacer aquello que otros ya hicieron. Soñamos con un mundo de reencuentros, sin dictaduras, ni desapariciones. No es una leyenda, porque alguien creyó en esto, y como son las leyendas, se pasó de boca en boca, se contagió, en todo momento se dejaron huellas. Para poder confirmar que no es una leyenda. No es una leyenda, porque Argentina no quiere más dictaduras, no es una leyenda, porque nunca más vamos a volver a eso. No es una leyenda, porque siempre lucharemos para que no ocurra nunca más. Y todo lo que te estoy diciendo, lo crees, porque no es una leyenda.

Argentina está llena de nazis, mafiosos asesinos y encubridores que ocupan las más altas esferas de poder, que actúan con total libertad e impunidad. Pero pareciera ser que el pueblo se duerme frente a ciertos crímenes, los cuales preferimos ignorar, como si por ser objetivos judíos, la horrenda muerte se pudiera justificar, como si esta asquerosa frase tuviera algo de sentido en tu razonar. Pero no, ahora es cuando más te necesito a ti, argentino, a dejar la impunidad atrás. Nunca más a la dictadura. Nunca más al genocidio. Nunca más a la injusticia. Nunca más a los asesinatos. Nunca más a la indiferencia.

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