Los estúpidos inventos del hombre y su egocéntrico pene
por YAEL GOODMAN, Madrija, Juventud Comunidad Benei Tikva. Est. 6° Secundario, E.E.S.#7, Vicente López.
Princesas y súper héroes, el rosa y el celeste, las muñecas y los autos o el fútbol, y una infinita lista de horrorosas estupideces que posicionaron al hombre por sobre la mujer, dejándonos como el “sexo débil”, como meros objetos de posesión. Miles de años de opresión, discriminación y violencia de género.
“Disculpe, ¿puedo hablar con el hombre a cargo?”, “Anda a lavar los platos”, “Recoge la mesa”, “Pórtate como una mujer», “Sos mujer, no puedes ser tan desprolija», «No seas tan poco femenina», «Depílate, sucia», «¿Cómo que te gusta el fútbol?”, “No te estás comportando como una mujer de verdad”, “Deberíamos mandarte a una escuela de señoritas», «Tápate, pareces puta», “Con razón se la violaron”, y un sinfín de tantas otras frases horribles que nos reprimen hasta el día de hoy.
La determinación social y arbitraria sobre lo que es de varón y lo que es de nena ya no debería tener lugar. Son conceptos obsoletos sedimentados en la conciencia colectiva que son necesarios deconstruir urgentemente. Para deconstruir, hay que tomar más conciencia de lo que se dice, lo que se hace y cómo las cosas que yo hago repercuten en lxs demás.
El machismo tiene muchas formas. Y es así, como los micromachismos forman parte de nuestra cotidianidad. Están en todos lados, todo el tiempo. Los escuchamos, ya inconscientemente, en la calle, en el club, en el trabajo, en la televisión y en nuestra propia casa. El problema es que cualquier gesto que oprima la igualdad y la libertad, de micro no tiene absolutamente nada. Algunas de sus formas pasan desapercibidas porque nos fueron inculcadas desde la infancia, haciéndonos natural e intrínsicamente machistas.
Es por eso que no queremos quedarnos ajenxs a la reflexión, debemos tomarnos un segundo para pensar cómo todos los días reproducimos inconscientemente estos estereotipos de género que no sólo terminan hiriendo, sino que tampoco benefician a nadie. No nos benefician, porque nos oprimen, a hombres y a mujeres por igual.
¿Acaso todas las mujeres queremos ser madres? ¿Es condición fundamental para ser mujer, la delicadeza y la debilidad? ¿Acaso todos los hombres tienen que ser musculosos y fuertes? ¿Por qué los hombres no pueden hacer ballet?
¿Quiénes somos para adueñarnos sobre la libertad del otrx? Todos deberíamos ser libres de decidir sobre nuestro propio cuerpo y la expresión de nuestro género y sexualidad.
El día de la mujer no se festeja. Es la conmemoración de una lucha incansable que las mujeres estamos llevando a cabo hace milenios. Es la conmemoración del asesinato de un grupo de trabajadoras que valientemente luchaban por sus derechos, mientras fueron incendiadas hasta morir.
Esas mujeres sólo buscaban igualdad. La violencia y la discriminación son el miedo a los ideales de los demás. El feminismo es igualdad. El feminismo es libertad.
Las desigualdades en los derechos son una realidad. Las desigualdades en el ámbito laboral son una realidad. La violencia de género es una realidad.
Transformemos nuestra realidad. Seamos conscientes de lo que hacemos y decimos. Nuestras palabras nunca son inocentes.
El machismo y el patriarcado son sólo invisibles para quienes no lo quieren ver.