Carta de Nico Riethmüller, Director de El Diario Judío, al Rabino Eduardo Waingortin

por NICO RIETHMÜLLER, Director Editor El Diario Judío. Sociólogo, U. Chile. Egresando, Estudios Judaicos y Educación Judía, Seminario Rabínico Latinoamericano. Estudiante, Instituto Iberoamericano Formación Rabínica Reformista.

Quiero comenzar dando un fuerte abrazo y cariño en apoyo al rabino Eduardo Waingortin y a toda su familia, los que guardan un lugar especial en el corazón de todos. Los que conocemos a Eduardo sabemos que ha sido sensible y empático a las personas con orientación sexual diversa, y que sus creencias personales están lejos de ser las de una persona homofóbica. Estoy seguro que a Eduardo, la gran mayoría de los firmantes de nuestra carta le tenemos a él y a su familia un enorme cariño y cercanía de tantos años de relación en la comunidad. 

Todo lo anterior hizo mucho más difícil pronunciarse respecto a su firma, la cual intencionalmente se alude tan sólo una sola vez en nuestra extensa carta. Menos era imposible. Lamentamos profundamente que haya sido su nombre y el de su familia el que finalmente se haya visto involucrado. Entendemos que le pidieron, que le tocó a él hacerlo, que puede no haber sido su intención o voluntad. Incluso que se pueda haber equivocado, que lo hayan mal asesorado, parte de una estrategia institucional fallida.  

¿Qué necesidad tenemos los judíos en Chile de unirnos a la cúpula del clero para aconsejar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos que falle en contra de Sandra Pavez? ¿Cómo podemos hacerlo, precisando “que no se está realizando un juicio moral”, si Sandra Pavez fue removida de su cargo de profesora de religión precisamente por ser lesbiana? ¿Cómo esto no va a tener que ver con discriminación, si una persona no pueda ejercer como profesora de religión en Chile en función de su orientación sexual? ¿Dónde está la libertad y la autonomía religiosa entonces? 

Sandra Pavez fue atropellada en sus Derechos Humanos. El colegio incluso le solicitó realizar terapias psicológicas y psiquiátricas para revertir su situación y corregirse. Sandra Pavez está desamparada legalmente en Chile, el Estado no tiene las herramientas necesarias para defenderla. ¿Cómo podemos apelar entonces que seguiremos trabajando por una sociedad más justa, inclusiva y diversa? No podemos como comunidad afirmar que estamos comprometidos con la diversidad y libertad en todas sus expresiones, y al mismo tiempo aconsejar a la Corte IDH fallar en contra de ella. 

Firmar el documento fue incorrecto. La CJCh hace referencia al revuelo que causó nuestra carta, omitiendo las 4 mil reacciones de disgusto que tuvo la noticia que los judíos también estaban unidos a “los jerarcas de la Iglesia en una cruzada lesbofóbica”. Nuestra carta se hizo con el objetivo de reparar este daño. Y la publicación en el mismo portal LGBT de casi 300 “judíos y judías en Chile que apoyamos a Sandra Pavez” tuvo también 4 mil reacciones, pero positivas. 

La CJCh nos explica a nosotros los judíos las alianzas y trabajo conjunto de ya largos años con grupos LGBT, cuando son precisamente estos últimos los que necesitan una explicación de por qué fueron “traicionados” por la comunidad judía, pero ¿será suficiente decir que el Movilh “entendió mal el documento, que están haciendo una mala lectura”? Lamentan que se haya entendido en una línea distinta al espíritu esencial, pero nuestras acciones son más que el espíritu que pretenden. Los derechos protegen y aseguran, no discriminan ni desamparan.  

En el escenario político actual, con un inminente cambio constitucional y un giro hacia los sectores independientes, feministas y populares, los judíos en Chile no podemos caer en errores como unirnos a la cúpula política de la Iglesia en salir a defender un privilegio/derecho que otorga la Constitución de Pinochet al poder religioso por sobre el poder político, principio símbolo del pensamiento medieval.

La CJCh podrá ser la representación oficial de la dirigencia comunitaria, pero este episodio demostró la necesidad de mayor amplitud de puntos de vista en la mesa de decisiones. Nuestra carta fue muy distinta de las masivas que hemos visto estos últimos años, donde se identifica claramente a los nombres firmantes como un público judío de izquierda y extrema izquierda, politizando discursos contrarios al gobierno de Israel o al gobierno de Chile. Esta carta, al contrario, fue firmada por casi 300 judíos totalmente común y corrientes de nuestra comunidad. Muchos ex alumnos del Instituto Hebreo, muchos jóvenes que fueron a las tnuot más populares de nuestra comunidad como Maccabi o Bet el, un grupo de personas totalmente representativo de todas nuestras comunidades y sectores, personas que desde el sentido común desde nuestras identidades judías y chilenas no podemos concebir que un Rabino pueda firmar algo así, menos en representación de toda la comunidad, aconsejando fallar en contra de la víctima en un caso de discriminación insólito e indignante.

La defensa de los Derechos Humanos no tiene límites ni restricciones, no es hasta que toquen algo mío. No en el siglo XXI. Llevamos casi dos décadas aliándonos como comunidad judía con sectores discriminados, minoritarios y que generan empatía en nuestra sociedad, y ahora dimos un giro en 180 grados, innecesaria y gratuitamente, olvidándonos que somos una minoría para unirnos y firmar con uno de los sectores más desprestigiados de nuestra sociedad. Nunca olvidemos quiénes somos, porque siempre habrán otros que se encargarán de recordarlo. 

Es fundamental que como comunidad podamos tener estas conversaciones y debates, y más importante aún, es poder hacerlo de manera profunda y respetuosa. Por esta razón, fundé El Diario Judío hace ya 10 años este 1 de junio, para fomentar la diversidad en nuestra comunidad y expresar esta hacia la sociedad, generando sentimientos positivos hacia lo judío. Por esto mismo, agradezco profundamente a La Palabra Israelita y a la Comunidad Israelita de Santiago la posibilidad de dirigirme a toda nuestra comunidad. Que siempre prime en nuestro pueblo la hermandad, el pensamiento crítico y la responsabilidad.

Justicia, justicia perseguirás. Debarim 16:20

Fuente: La Palabra Israelita

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