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La DAIA intimida a la Comunidad Educativa Weitzman

por PABLO COLMAN, Presidente, DELIA SISRO, Secretaria, CLAUDIO KIPERMAN, Tesorero, SEBASTIAN SUCHMON, Protesorero, y LUCAS FISBEIN, Secretario de Actas, WEITZMAN COMUNIDAD EDUCATIVA.
Nadie ni nada logrará intimidarnos, aunque nos envíen cartas documento, subrepticias intimidaciones. La verdad, la libertad de expresión y la búsqueda de la justicia son valores humanos de los que nos hacemos carne y nuestros actos hablan por ello, y esa fue la principal razón por la cual el lema del comedor solidario TIKUNEA abierto a la comunidad, que tuvimos el honor de fundar en Weitzman, es «hacer es la mejor manera de decir».
Y por cierto, una Carta Documento -la que recibimos de la Daia, la que constituye un hecho inédito- es un acto que dice todo lo que tiene que decir y, más allá de las cuestiones legales, hay un más acá que ofrece una obvia lectura: intimidarnos, cerrarnos la boca a los que nos pronunciamos, a los que disentimos, a los que les pedimos la renuncia a los dirigentes que acompañaron a Cohen Sabban (que fuimos los únicos que recibieron esa carta). No sólo porque creemos que se acompaña en las buenas y en las malas, sino porque no son ejemplares por algo que surgió de la explicación que dieron y no mencionamos en la Asamblea, y esta es una buena oportunidad.
Los Vicepresidentes de la DAIA fueron a hablar con el padre de Esmeralda Mitre. Ojalá nuestras impresiones fallen, pero este soberbio acto parece revelar su misoginia. Entendiendo que en la casa de la Sra. Mitre, el día de la visita del Sr. Cohen Sabban no estaba su padre, que un padre responde por sus hijos hasta cierta edad, pero no a la que tiene la mujer, ese acto de ir a verlo fue el acto concreto que lo dijo todo: intentaron cubrirlo, mediar, silenciarlo, negociar, pero también dijeron algo más: hablaron con ese acto del rol de la mujer que no puede contar ella misma la otra campana, que pareciera no poder responder por sus actos.
El envío de una Carta Documento sin previo aviso es un acto -de mínima- de descortesía. Ni 100 Cartas Documento van a mancillar nuestras ideas humanistas ni impedir que nos expresemos: vamos a contarle a nuestros hijos con honestidad y la frente alta que no guardamos nuestras consideraciones en la oscuridad, que damos peleas por esa expresión, por cada indicio, por las discriminaciones que recibimos sin que la DAIA nos acompañara, aunque sea con el más ambiguo de los comunicados.
¿Cuál es ahora la misión de la DAIA? ¿Van a luchar contra el antisemitismo y la discriminación o seguirán sacándose fotos con los representantes de Turquía? ¿Son ahora embajadores? ¿Representantes de quiénes?
Porque nosotros queremos saberlo y nuestro comportamiento entre iehudim no es hacerlo mediante Carta Documento. Trabajamos para nuestra Comunidad y no para nuestros intereses y así será siempre. Y tal vez, trabajamos a contrapelo, desde nuestra institución fronteriza, desplegando múltiples posibilidades, porque nos desvela la continuidad judía.
Tal vez es tiempo de correr los velos y salir de los modelos arcaicos de gestión y comprender que todas nuestras instituciones precisan aires nuevos, estilos diferentes, pero muy lejos de eso la Comisión Directiva de la DAIA se aferró a los sillones que huelen a poder y se ve que el aroma les resultó tentador, hipnótico, y se olvidaron de pensar en toda la comunidad, en cada una de sus instituciones adheridas.
Sólo nos amparan nuestros ideales y la fuerza de nuestra voz, que no la silenciará ningún instrumento legal, ni nada, ni nadie.

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