Judíos de la Periferia: olvidados por una comunidad judía que no supo incluir.
por JONATHAN RAPAPORT, Est. Psicología, U. del Desarrollo.
Una canción popular nos señala “que levante la mano, quien no lloro un adiós, que levante la mano, quien no sufrió por amor”. Estos son solo unas de las causas que la gente acusa cuando es diagnosticada, o auto diagnosticadas, con depresión. Perder a alguien conlleva un duelo que nos deja susceptibles a sufrir una depresión. Pero ¿Cuál es la barrera que separa a la depresión de una pena profunda?, o ¿Cuánta pena hay que tener, para poder encajar en este diagnóstico?
Este trastorno tiene una característica base para todos sus tipos de manifestaciones, ya que se han clasificado distintas formas de manifestarse (Distimia, ciclotimia, bipolaridad, depresión mayor, entre otras). Esta característica base es el sentimiento de tristeza, el cual disminuye a las personas en cuanto a sus capacidades y las hace encerrarse dentro de sí, lo que produce un círculo vicioso que hace difícil que uno pueda salir de esta.
Si las personas somos fáciles portadores de este trastorno, y las mismas personas somos quienes conformamos comunidades, ¿pueden las comunidades ser portadoras de este diagnóstico?, ¿pueden las comunidades deprimirse?
Claro que sí, las comunidades son capaces de enfermarse con distintos tipos de diagnósticos, y está en manos de esta poder superarlo. Ahora lo difícil es identificar y concordar que estamos mal, ya que reconocerlo nos puede mostrar como débiles frente otras comunidades y nadie quiere verse ni débil ni enfermo.
Debo reconocer que hace años no veía a mi comunidad tan preocupada por generar cambios y crear un ambiente más comprometido dentro de la comunidad, así como también fuera de ella. Pero el estar haciendo las cosas bien no excluye que aun existan cosas en las cuales estemos fallando, y en ese sentido, hay que ser lo suficientemente reflexivos para darnos cuenta.
¿Qué estamos haciendo mal?, nos estamos olvidando de aquellos judíos que no son parte activa de la comunidad, peor aun, no tengo memoria de haber visto o escuchado de alguna iniciativa que busque traer a la comunidad a aquellos judíos de periferia, aquellos judíos que jamás fueron a una tnua, que ni siquiera saben lo que es una tnua e incluso aquellos que jamás tuvieron la oportunidad de poder acceder a una educación judía.
Dudo que lo que estamos haciendo mal sea suficiente para deprimirnos, o para hacernos sentir pena, pero ¿estarán deprimidos aquellos judíos que esperan que toquemos sus puertas y los invitemos a ser parte activa de nuestra comunidad?, ¿sentirán pena aquellos asimilados por falta de acceso al sentir que nos hemos olvidado de ellos?