La Libertad de Definirnos: mirando críticamente nuestra identidad Judía.

por SEBASTIAN LIBEDINSKY. Est. De Ingeniería, U. de Chile.

Hace unos días, en una reunión con un grupo de amigos surgió un polémico debate. Uno de ellos dijo que ser judío no era más que identificarse y sentirse orgulloso de tener antepasados religiosos. Como él no conservaba ningún apego a la religión, y no se sentía orgulloso de sus antepasados religiosos, él mismo no se consideraba judío. La indignación en los rostros de los demás dio paso al enojo. ¿Cómo era posible decir tal barbaridad? ¿Negar su identidad judía solo por no identificarse con antepasados religiosos? Al ver las caras de mis amigos, el polémico personaje lanza un nuevo desafío al aire: “¿Qué es ser judío, si estoy equivocado? ¿Tradición? ¡Todas nuestras tradiciones son de origen religioso! ¿Cultura? ¿Qué elementos culturales son distintivos del judaísmo, señores? ¿Un idioma? Le pago a la persona de esta mesa que sea capaz de decirme una frase entera en hebreo. Seamos honestos, su identidad judía no tiene base. ¡Peor! ¡Sí la tiene y es religiosa!”

Lo que más me impresionó de la situación fue el darme cuenta que todos los presentes, incluyéndome, nunca habíamos cuestionado nuestra propia identidad judía de manera verdaderamente crítica. ¡No fuimos capaces de armar ningún argumento coherente en defensa de nuestra identidad! De alguna manera, siempre lo habíamos considerado como un hecho incuestionable, un dogma.

Me pregunto qué hubiera pasado si las mismas preguntas las hubiera hecho frente a un auditorio de españoles, italianos o mapuches. ¿Habrían sido capaces, estos hipotéticos personajes, de defender su identidad? Yo mismo he protagonizado ataques contra grupos de personas cuya identidad me molesta particularmente: los fanáticos del fútbol. ¿Qué es ser de Colo-Colo? ¿Por qué alguien dice ser Colocolino? No podría ser la razón el gusto por los jugadores, ya que cambian constantemente de equipos. No son los dirigentes, que probablemente les interesa más el dinero que el destino del club. No es el estilo de juego, que depende del entrenador. ¿Me puede explicar alguien, entonces, por qué se es Colocolino? ¡No hace sentido!

Mi intención no es intentar resolver la interrogante “¿Qué es ser judío?” en este ensayo, ni Colocolino, ni dar la respuesta que después de días de pensamiento creo que debería haber respondido a mi amigo “anti-semita”. Tampoco creo que haya una única respuesta… la vida es compleja, al igual que nuestra visión de nosotros mismos. Creer que tenemos la respuesta definitiva a la pregunta es caer en un reduccionismo innecesario, al igual que rechazar toda forma de identidad como irracional.

Sin embargo, me parece necesario apreciar la importancia de la pregunta por la identidad. No es una pregunta de curiosidad ingenua, sin repercusiones. La pregunta por la identidad nos hace entrar en un diálogo íntimo con nuestras partes más profundas. En lo más hondo de nuestro ser, responder la pregunta no es más que definirnos como seres humanos. El acto creativo más profundo y significativo que puede existir es crearnos a nosotros mismos. Es la forma de libertad más pura. Libertad no es solo hacer lo que decidamos hacer, pero ser quienes decidamos ser.  La esencia de nuestra libertad es la capacidad de decidir quiénes somos. Decir soy judío no debería ser un dogma o un acto pasivo, pero la expresión profunda de nuestra libertad, de nuestra identidad, de nuestra creatividad.

Debemos definirnos, debemos luchar por nuestras creencias, debemos convertirnos en seres humanos con identidad forjada por nosotros mismos, por nuestras propias decisiones. No aceptar esta responsabilidad nos convierte en extranjeros en nuestro propio cuerpo. Lo que no conseguimos con esfuerzo, lo que no surge de una decisión interna, lo que es dado por la naturaleza, lo que simplemente “es porque sí”, no es verdaderamente nuestro. Una vida que no es elegida, no es vida. Lo peor es que quizás ni siquiera notemos que somos extranjeros en nuestra propia vida.

Por eso creo que es necesario hacernos la pregunta: ¿Usted es judío?

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