Revolución y Redención: Rab Kook, Jabotinsky y los indignados. Mesianismo, Sionismo y Justicia Social.

por ANDRES MEYER, Periodista PU. Católica. MA en Ciencias Políticas, U. Hebrea de Jerusalem. Vicepresidente del Consejo Chileno Israelí.

Hace miles de años que el Pueblo Judío sueña con la geulá, con la redención, sin embargo, hace igual cantidad de tiempo los grandes pensadores y eruditos judíos se han dado la tarea de entender este proceso a partir de las diversas fuentes bíblicas.

Al mismo tiempo son numerosas las ocasiones en que el Pueblo Judío ha ocupado la rebeldía frente a la autoridad en el marco de su lucha contra la injusticia, bien lo sabemos con el reciente ejemplo durante la festividad de Januca y la hazaña de los Macabeos. De esta manera, y juntando ambas tradiciones, a principios del Siglo XX el Movimiento Sionista comenzó una nueva línea de pensamiento que transformaría la visión tradicional al devolver a las manos humanas el trabajo por la redención: a partir de la ideología Sionista, la redención pasaría a ser el resultado obvio y concreto de la revolución.

Esta forma de ver el mundo ha inspirado sociológicamente la creación del nuevo israelí, y su evolución en el Sabra del Siglo XXI a llevado a que sea Israel y su sociedad una de las pioneras y popular caso de estudio en el marco actual de protestas sociales que conforman el movimiento de los indignados a nivel mundial.

Es verdad que muchas de estas características son compartidas por otros movimientos nacionalistas ocurridos durante el Siglo XIX y XX, sin embargo el factor de la redención es algo que identifica a la sociedad israelí y al pueblo judío en particular.

El concepto religioso del Mesianismo y la idea política del Sionismo no encontraron desde un principio una afinidad que una ambas ideas, durante los primeros años del Sionismo las visiones tradicionalistas de un mesianismo más pasivo, esperando la redención mediante la oración y meditación, prevalecieron en cuanto a la separación de ambas tendencias.

Sin embargo con el correr de los años, estudiosos de ambos lados encontraron un punto en común que le dio la partida a esta relación: Resolver la cuestión judía. El problema del antisemitismo en Europa no distinguía entre judíos Sionistas y judíos no-sionistas, no distinguía entre visiones filosóficas ni corrientes de pensamiento y en ese minuto la consolidación de un hogar judío enla Tierrade Israel pareció hacer el pegamento entre ambas corrientes.

Esta unión tomó fuerza al punto que autores tan distintos como M.Y. Berdichevsky (hijo de Rabino Jasídico y educado bajo las enseñanzas del Iluminismo) y Ahad Ha-am (líder del Sionismo espiritual) catalogaran a principios del Siglo XX al Sionismo como la continuación natural del Mesianismo histórico. Este pensamiento fue la primera revolución que cambió el mesianismo para el pueblo Judío.

No fue sorpresa que muchos seguidores del Sionismo político vieran en la figura de Teodoro Hertzl una especie de Mesías en miniatura.[1]

Pero fue el Rabino Abraham Kuk quien hiciera el nexo ideológico entre estos antagonismos, creando el Sionismo religioso. Desde aquí se comenzó a ver un “Mesianismo activo”, el judío debía construir una plataforma que permitiera la llegada del Mesías y con ellola Redención. Conesto el tema de la redención deja de ser algo solamente religioso y se convierte en un tema nacional.

Así Sionistas declaradamente laicos consiguen un objetivo común con los religiosos: establecer un Estado Independiente y que fuese la casa y refugio para todos los judíos del mundo.

En su texto Jazon Hageula, el Rab Kuk dice: “No cabe duda, este movimiento (Sionista) es el comienzo de la redención”. Este llamado claro fue una revolución en sí misma dentro del judaísmo tradicional y su visión le valió la posibilidad de ser el Primer Gran Rabino de Israel.

Por el otro lado, un judío de educación liberal y alejado en primera instancia del judaísmo llegaba al mismo resultado,la Redenciónpara el pueblo judío llegaría de la mano del Estado de Israel.

En la visión de Zeev Jabotinsky la redención no se da por si sola sino que va de la mano a la “Redención Social”, el Estado debe ser garante de los derechos básicos de sus ciudadanos. Durante sus primeros años muchos de sus escritos fueron en esta dirección, antes de tomar una actitud más crítica en la política contingente durante la época previa a la creación de Israel.

La revolución es el camino a la redención, pero una revolución informada y educada. En la visión revisionista, el conocimiento de todos en el objetivo final era fundamental para conseguir los objetivos.

De esta manera,la Legión Judíay otras experiencias ayudaron a la conformación del Estado de Israel.

Esta visión ejemplificó un momento histórico singular del Pueblo Judío y posicionó al Mesianismo en las manos del hombre. Para la llegada del Mesías debemos defendernos, debemos organizarnos y ser libres de tomar nuestras propias decisiones.

Este modelo sirvió por más de 50 años dando forma a la figura de un Sabra fuerte y decidido, sin embargo, hace más de una década que en Israel la revolución volvió a las primeras planas. Era el momento de reformular la revolución Sionista y con ello la revolución Mesiánica.

La necesidad de revisar el modelo y establecer nuevos objetivos que guíen el futuro del Estado al del Israel que queremos y no solo del Israel que tenemos. Nuevamente el Sabra decide tomar el liderazgo en sus propias manos y crear una sociedad más justa.

Todo esto fue avalado por un sistema político absolutamente permeable a este tipo de expresiones por lo representativas de sus instituciones, permitiendo que cientos de miles de personas alegaran por una mejor calidad de vida.

Como habría dicho Rab Kuk, era el momento de construir el segundo piso de la plataforma pre mesiánica. Una estructura más justa que sustente la necesidad social de un pueblo que enfrenta el Siglo XXI y que a lo largo de la historia ha dado múltiples ejemplos de reinventarse a sí misma y liderar cambios que con el tiempo terminan por beneficiar a la sociedad toda.


[1] H. D. Horowitz “Ha Tora ve Ha Havodah” Luah Ahiasaf. 1913.

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