Combatiendo la depresión post otoño-invierno: la maldita primavera.
por JONATHAN RAPAPORT, Lic. En Psicología, U. del Desarrollo.
“Si para enamorarme ahora, volverá a mi la maldita primavera, que importa si para enamorarme pasa una hora, pasa ligera la maldita primavera, pasa ligera, me hace daño solo a mi”. ¿Cuántas veces hemos escuchado o pronunciado “odio el verano y la primavera” u “odio el otoño y el invierno”?
¿Existirá un factor más intangible detrás de esta expresión que no sea el simple calor o frío de cada estación respectiva? Estamos entrando a otro período otoñal y es importante que estén alerta a los cambios psicológicos que esta estación puede producir en su estado de ánimo.
El otoño se caracteriza por el cambio de horario y por ende un cambio en los ciclos de Luz-Día con los cuales convivimos de manera diaria, pero ¿cómo nos afecta esta conjunción de Luz-Día en nuestro cuerpo?
La luz natural activa la serotonina, dopamina y noradrenalina, transmisores encargados de estimular nuestras neuronas cerebrales, así como también controla la segregación de melatonina, la hormona responsable de nuestras emociones y el control biológico del organismo en función del día y la noche.
Es por esto que muchas personas pueden presentar síntomas melancólicos durante este período, acompañado de tristeza, apatía, decaimiento y cansancio, sumándole a lo anterior el hecho de volver a la rutina luego de un período largo de reposo o vacaciones, como así también los cambios de temperatura que generan bajas en nuestras defensas y el contraer enfermedades debido a esto.
Lo curioso de lo anterior es que el instituto de estadísticas y el ministerio de salud han informado que la mayor tasa de suicidios se produce en la estación de primavera, ¿Por qué? Porque al acabarse este periodo de Otoño-Invierno, las personas que han sufrido una depresión observan como el resto, ajeno a estos síntomas melancólicos, manifiestan una alegría incontenible por lo que la primavera representa, y es ahí cuando los pacientes con depresión sufren la desesperanza de superar el episodio.
¿Cómo se puede evitar esta “depresión otoñal”? En un comienzo, señalé qué se pierde o disminuye por el cambio de ciclo Luz-Día, por lo tanto existen dos estrategias altamente funcionales para enfrentar el período Otoño-Invierno.
En primer lugar, mantener una dieta alta en proteínas (aumenta la presencia de neurotransmisores en nuestro organismo), hidratos de carbono (fuente de energía y glucosa), vitaminas B, B1, B3, B6 y B12, y por último el magnesio, mineral que influye en la energía y el buen humor.
En segundo lugar, el ejercicio, en lo posible al aire libre, de manera de aumentar la producción de endorfinas, conocidas como las hormonas del humor, y el mantener contacto con nuestro cuerpo, reconocer sus expresiones y reaccionar ante ellas.
si bien concuerdo con la parte dietética, cabe destacar que estudios actualizados en el área de neurociencias recomiendan una alta ingesta de omega-3 (pescados) para mantener la serotonina alta.