El Niño Interior Herido

por ANGELICA ORTIZ-ARRIETA, Terapeuta Familiar.

 

El “Pequeño Pedro” tiene como 4 años, está sentado en medio del patio. Se encuentra triste y desesperadamente solo. “El Pequeño Manuel” está detrás de la puerta paralizado de temor. Y el “Pequeño Raúl” está escondido en su habitación y se rehúsa a salir para siempre.

Todos tenemos un niño interno, en la mayoría de los casos herido, lastimado y temeroso. Este niño simboliza nuestro ser emocional, esa parte nuestra que quedó en algún lugar de nuestra infancia y que fue condicionado por la culpa, la crítica, el miedo, y el rechazo.

Ahí fue cuando nuestro niño fue herido, una parte de nosotros que se quedó olvidada en el alma, que está representada por aquella parte que «no ha crecido” o se ha quedado rezagada por falta de amor o comprensión. Esta parte más vulnerable que todos llevamos dentro desde la infancia, guardada bajo muchas llaves, se puede destapar en momentos de estrés, provocando que reaccionemos de forma infantil y no como adultos.

A veces tenemos una pataleta de niño pequeño y no sabemos por qué, y es debido a que nuestro niño interior herido toma las riendas en vez de nuestro ser adulto. En nuestra infancia está la clave para entender por qué somos como somos, qué nos hace pensar, sentir y actuar de determinada manera y no de otra; descubrirla nos atrae, pero también nos asusta.

A todos nos ha faltado algo en la infancia. Aunque pensemos que ha sido feliz, siempre hay un desencuentro  entre lo que necesitamos y obtuvimos  en relación a cómo lo hayamos tenido de niños. No importa la edad que tengamos, siempre podemos retomar, revisitar y transformar a ese niño interior herido, que solo espera el momento que lo rescatemos y aprendamos a comunicarnos profunda y amorosamente con esa parte de nuestro ser para liberarlo, cuidarlo, amarlo, aceptarlo e integrarlo en nuestra vida adulta; un niño herido que hay que sanar para confiarnos, comprometernos y entregarnos en nuestras relaciones interpersonales.

Los homosexuales al ser un grupo discriminado desde la más temprana edad, son un grupo mucho más vulnerable a presentar niños profundamente heridos en nuestro interior, presentando también mayor necesidad para acudir a estos tratamientos y aliviar sus vidas actuales y sus relaciones.

La curación del niño interior no es una moda pasajera ni es psicología popular. El concepto de niño interior surge en los escritos psicológicos de los años 1960, especialmente con C.G.Jung en su obra «La psicología infantil”. La psicología nos ha llevado a tomar conciencia de la importancia de la infancia humana. La curación del niño interior es la única forma para empoderarnos y dejar de vivir la vida en reacción al pasado.

Invito a todos, especialmente a los jóvenes, hombres y mujeres homosexuales, a atreverse a explorar sus heridas del pasado, sanarlas y vivir plenamente felices y en paz.

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