Prisioneros, de Adi Nes: Ver mas allá de lo obvio.

por MARIANA HERRERA, Actriz. Candidata a M.A en Historia del Arte, U. de Haifa, Israel.

Adi Nes, el fotógrafo israelí más prestigioso y reconocido a nivel mundial del momento, estudió fotografía en la academia de arte y diseño Betzalel en Jerusalem, y desde el término de sus estudios el año 1992, su trabajo ha recibido numerosos premios internacionales.[1] La reconocida revista masculina Vogue Hommes International, le pidió publicar su serie fotográfica Prisioneros para su edición del mes de Septiembre del año 2003, en recuerdo al trágico atentado a las torres gemelas, y dedicado a medio oriente.

Prisioneros la conforman doce fotografías de hombres de rasgos medio-orientales, de todas las edades y contexturas físicas, que están envueltos en escenas «policiales». Estos encuentros, acontecen en la más sugerente penumbra, siempre dominada por un claroscuro de luces violetas y azules que envuelve a los personajes, creando un ambiente frío y misterioso, donde el homoerotismo es implícito, pero dominante. Las relaciones que establecen los personajes entre sí se caracterizan por su jerarquía y desigualdad. La ecuación Policía/Reo nos da como resultado una relación desigual, marcada por un personaje “Activo”, el policía quien domina la acción, y un personaje “Pasivo”, el reo quien la recibe. Es importante reparar en el detalle de que siempre el personaje activo, es un policía israelí, y el personaje pasivo recae en un chico con rasgos palestinos.

La serie, por extraño que parezca, resulta ser una perfecta e inusual metáfora del conflicto Palestino-Israelí. Adi Nes presenta un encuentro homo erótico entre los dos sectores más archienemigos de la sociedad israelí: el judío y el palestino. El encuentro más prohibido y el más imposible dentro del contexto local israelí, y aquel que representa la fantasía sexual más común entre la sub-cultura homosexual masculina israelí.[2] Es posible analogar este encuentro con la realidad de la relación casi sadomasoquista de dominador-dominado, que se da entre israelíes y palestinos, siendo en ocasiones casi imposible definir quien es el sádico y quien es el masoquista de este vínculo, debido a que los liderazgos de ambos pueblos históricamente han jugado alternadamente a masoquistas y sádicos según lo que les sea más conveniente  política y económicamente en el momento.

En la situación actual de Israel, en relación a los territorios palestinos ocupados de la Cisjordania, es deber del dominante/ Israel/ ocupante, simplemente SALIR de ahí y dejar a los palestinos libres en su tierra. De lo que le corresponde hacer a los palestinos, que hablen los palestinos. Yo acá miro la paja en mi ojo, no la viga en el ajeno.

Como Adi Nes nos propone en su serie Prisioneros, solo viendo más allá de lo obvio y entendiendo el deber que implica ser parte de «la cultura dominante», en los límites legales de nuestra tierra podremos construir una sociedad israelí que da cabida a todos sus integrantes, no importando si es judío, palestino, cristiano, homosexual, pobre, o laico. Como en Prisioneros, la apuesta está en hacer de la fantasía una realidad.


[1]Le VitteHarten, Doreet, “Less the Horror  than the Grace,” in Adi Nes: Biblical Stories (Tel Aviv, Tel Aviv Museum of Art, 2007), p. 129.

[2]Amir Sumakai& Jacob Press, Independence Park: The Lives of Gay Man in Israel (Stanford, Stanford University Press, 1999),p. 208.

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