Rapa Nui: la magia del (anti) ombligo del mundo.

por NICOLAS BEHAR, Constructor Civil, PU. Católica.

Sentir el aire tibio y la humedad ambiente, fue lo primero que me hizo cambiar el switch al bajar del avión. Ya no estaba en Chile, ahora estaba en el lugar más aislado del mundo, a solo 5 horas en avión de Santiago. El (anti) ombligo del mundo.

Rapanui, un destino turístico que para muchos puede verse en 3 o 5 días, ya que después de eso “no hay nada más que hacer”, y así los paquetes turísticos están armados para sacarle el jugo a la isla y darle una resume ejecutivo de lo que es Pascua a sus turistas. Por otro lado, están los viajeros que van a la isla y se quedan por un mes o más. Tuve la suerte de ser parte de los segundos y por vueltas de la vida estuve conociendo esa mágica isla por casi 2 meses.

Si te das el tiempo de conocer «te pito te henua» (el ombligo del mundo), fácilmente el lugar te empieza a encantar con sus aguas increíbles, claras y tibias, perfectas para hacer snorkel o bucear, los atardeceres que cada día convoca a docenas de personas disfrutarlo desde un roquerío, el clima que no conoce de chalecos, el estar con chalas todo el año y la paz que evocan sus postales.

La gracia está en los detalles, poder conocer todos los rincones, caminar desde Hanga Roa (la ciudad) a Anakena por campos llenos de piedra volcánica, ir al terevaka a caballo y perderse entre campos con casas abandonadas, ir con pescadores en su bote a dar una vuelta por los «motus» (pináculos de roca en el mar), comer un mango desde un árbol en la calle y finalmente conversar con un  «koro» (abuelo) sobre la isla por horas, son cosas que no se alcanzan a hacer en 5 días.

Junto a la espectacularidad de sus paisajes, la cultura rapanui está en todas partes, se ve en las personas, los olores, el mar y en los miles de detalles que están en todo, éstos son los que te encantan a cada momento, sumando sitios arqueológicos, moais y pinturas rupestres repartidas por todo el territorio. No por nada Rapanui es conocida como el museo al aire abierto más grande del mundo.

En los últimos 10 años, la isla va cambiando y aumentado su población explosivamente, esto ha traído consigo mucha radicación de contis o continentales, como se refieren a los chilenos del continente, lo que ha provocado confrontaciones con los pascuenses y ha llevado a implementar cambios en el proceso de migración. Lo anterior, sumado al aumento de hoteles y casas, resulta en una preocupación latente de los locales en la pérdida de identidad y su cultura intangible (idioma, canciones, tradiciones, etc.)

Este lugar, tan mágico como sus propios moais, es necesario conocerlo y no solo verlo. Esta lejana isla en el Pacífico tiene mucho más que ver y muchas más vivencias que regalarnos que las que incluyen las agencias de turismo. La magia no llega en 5 días.

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