Precisión y control del balón: Exquisitez

por IGAL ALBALA, Est. Ingeniería Comercial, U. Adolfo Ibáñez.

 

En el estadio, en el sillón, en el asado o incluso jugando FIFA, hay algunos magos del fútbol que nos llaman la atención con la ejecución de un regate, tiro o pase que nos deja pasmados. Los detallistas sabrán a lo que me refiero cuando hablo de “O Fenómeno”, “El Pibe”, “El cerebro” o “Harry Potter”, ya que inmediatamente recordarán alguna ocasión en que hayan podido disfrutar de una sinfonía futbolística durante 90 minutos interpretada por ellos como protagonistas de sus respectivos equipos. Son esos jugadores que cuando tocan la pelota, todos saben que algo increíble va a pasar.

Es fácil reconocerlos: cuando vemos algo que se ve muy difícil para cualquier jugador, ellos lo hacen con una simplicidad sin igual, controlando los tiempos y el ritmo para lograr la ejecución perfecta. Puede que le llegue un centro elevado y complicado, pero él esperará hasta la décima de segundo indicada para darle con la parte adecuada del botín, clavando la pelota en el ángulo contrario del arquero, o aguantará a que el central salga a marcarlo en tres cuartos de cancha para regatear y dar un pase milimétrico al 9, dejándolo mano a mano con el portero. Son destellos de calidad que encienden un partido y nos hacen recordarlos por siempre, como cuando Alexis hizo “la de Alexis” en un amistoso contra Suecia, o la combinación perfecta del pase de Ronaldinho a Messi en su primer gol por el Barcelona. Son muchos los momentos que retenemos, pero hay algunos que se mantienen siempre presentes y quedan clasificados como “favoritos”.

Recuerdo que cuando pequeño, siempre me despertaba muy temprano, incluso los fines de semana que no tenía clases, y mientras algunos dormían, yo aprovechaba la mañana para ver la gloriosa English Premier League. A los inicios de mi primera década de vida, hubo un jugador que me llamó la atención cada partido que jugaba. Esperaba toda la semana para ver qué cosa sacaría del sombrero y para sorprender a hinchas, compañeros, rivales y sobre todo, a sí mismo. El holandés Dennis Bergkamp llegó al Arsenal desde el Inter en el año 1995 y tardó un par de temporadas en alcanzar su mejor nivel con los Gunners. Conocido por un juego elegante y sutil, siempre fue el jugador distinto del equipo. Cada vez que se le necesitaba, estaba bien posicionado tácticamente para dar un pase único o marcar un golazo. Veloz, técnico, regateador, buena definición, impecable al controlar el balón, son algunas de las características que se me vienen a la cabeza al pensar en jugadas de Bergkamp, como aquella vez contra el Newcastle que realizó un autopase en el borde del área (de espaldas al arco y a su marcador), luego de recibir un pase de Pires desde mitad de cancha, para dejar botado al central y definir con borde interno a un costado del arco, o cuando por un partido de UEFA Champions League contra Juventus en el año 2001, sacó a pasear a Paolo Montero y a Alessio Tacchinardi, pisando el balón y girando sobre su eje para abrir un espacio en la defensa y filtrar un pase a Ljungberg que definió por sobre Buffon para cerrar el marcador 3-1 a favor del Arsenal.

Son detalles, son segundos, son chispazos en los que tenemos la posibilidad de gozar y apreciar las pinceladas de un genio. Para mí, la forma de jugar del 10 holandés es lo más cercano a “exquisitez”. El día de mañana, si quisiera enseñarle a mi hijo a jugar bien al fútbol y más aún, jugar un buen fútbol, lo tendría las 24 horas viendo videos y jugadas del gran Dennis Bergkamp.

¿Quién ha sido ese jugador que para ustedes se acerca a la “exquisitez”?

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